Culpable

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Adora

Cuando despierto al día siguiente estoy sola en la gran habitación que comparto con mi esposa. Las paredes blancas, igual que el resto de los muebles me causan cierta sensación de vacío. Incluso la cama se siente diferente sin Catra, aun si cada noche duerme dándome la espalda.

Y entonces ese dolor vuelve a mi pecho, la sensación de estarse quedando sin aire. Creí que estaría feliz si la prueba de embarazo era negativa, pero ahora que esa es la realidad no sé cómo sentirme.

¿Acaso después de todo yo realmente quiero tener un hijo con Catra? Es una pregunta complicada y cada vez estoy menos segura de mi respuesta.

—Mierda —susurro a pesar de estar sola. No pasa mucho para que las lágrimas salgan de mis ojos.

Me acuesto de lado dándole la espalda al lugar donde debería estar mi esposa, no soporto mirar el espacio vacío en la cama.

Me siento terrible al pensar que seguro se quedó a dormir en el sofá de su oficina. Ella nunca me lo ha dicho, pero Entrapta, su asistente, me lo confesó después de mucho insistirle.

Seguro mi esposa no vendrá a casa hasta después del trabajo, hablaré con ella cuando regrese. Debo pedir perdón por muchas cosas y ser honesta sobre mis sentimientos. Pero aún es temprano así que me acurruco e intento volver a dormir, trataré de que sea un día tranquilo.

Catra

Mi cabeza palpita con fuerza. A duras penas puedo abrir los ojos, pero en cuanto lo hago me asusto al no saber en dónde estoy.

Por suerte no parece una casa ¿Será una habitación de hotel? Miro a mi alrededor, a excepción de mi ropa tirada en el suelo, todo parece demasiado ordenado. Los muebles y paredes están combinados en tonos grises y blanco. Definitivamente estoy en un hotel.

¿Qué hora será? La habitación está bastante iluminada, juraría que afuera hace calor, pero aquí dentro el aire acondicionado me está congelando. Creo que es pasado el mediodía.

Intento recordar lo que pasó anoche, pero me es difícil pensar con el dolor de cabeza.

A pesar de que mi cuerpo está adolorido me deshago de la sábana solo para confirmar lo que ya sabía: Estoy desnuda.

Una vez que logro ponerme de pie me afrento a un gran espejo que revela mi deplorable apariencia: Cabello alborotado, ojos y labios hinchados, marcas en mi clavícula y cuello.

No hace falta ser un genio para saber lo que pasó anoche:

Le fui infiel a mi esposa.

La inminente verdad me golpea con fuerza y me suelto a llorar. Sin duda esto no era lo que buscaba cuando salí de mi casa en busca de un refugio para mis penas. En mis cinco sentidos hubiera sido incapaz de cometer aquel atroz acto, y no, esto no es una justificación.

Me vuelvo a acostar en la cama, ahora en posición fetal, para seguir atormentándome con mis pensamientos mientras las lágrimas no paran de salir de mis ojos.

Si el método ROPA hubiera funcionado nada de esto estaría pasando ¿Pero a quién puedo culpar por eso?

¿A Adora? Por supuesto que no.

¿A la ciencia? Ilógico

¿A mí? Quizás.

Tomo las sábanas y me tapó completamente, escondiéndome y buscando calor. Me siento sucia, una basura.

¿Cómo se supone que vea a Adora a los ojos después de esto?

La respuesta es fácil no lo haré, me quedaré debajo de estas sábanas el tiempo que sea necesario. Dormiré, eso siempre ayuda a evadir los problemas.

Doy vueltas e intento, con todas mis fuerzas, dormir por lo que parece una eternidad, pero evidentemente mi conciencia no me lo permite. Este es el menor castigo que podría tener por mis acciones.

Aun entre las sábanas me siento en la cama y suelto un suspiro exhausto. Entonces escucho mi celular sonar, alguien me está llamando. El sonido del aparato resuena desde algún lugar por la habitación solitaria.

Mi mente no puede evitar preguntarse si se trata de Adora. Aun así, dejo que suene, no tengo ganas de levantarme de la cama. Pero cuando el maldito celular suena unas seis veces más me pongo a buscarla.

Después de quien sabe cuántos minutos y rebuscar entre mi ropa y las sábanas encontré mi teléfono debajo de la cama. Siete llamadas perdidas del número de mi oficina, con cuidado de no cortarme le envío un mensaje a Entrapta de que no iré a trabajar hoy, que le pida a DT que atienda a los clientes por su cuenta.

La pantalla de mi teléfono está rota, igual que mi matrimonio.

Segundo capitulo y de milagro publiqué temprano. Esta historia apenas está comenzando así que conforme vaya avanzando conoceremos más y más detalles acerca de la relación de estas dos. Veremos si logran arreglar todo lo que han hecho y logró dañar a la otra.

Fragmentos [Catradora AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora