Fragmentos [Catradora AU]

Reencuentro

Catra

Scorpia me mira del otro lado de la mesa del restaurante del hotel con una ceja levantada, supongo que esperando una explicación.

Tomo mi vaso y lo empino para acabármelo todo. El agua fría no calma mis ansias como un buen whisky. Alzo la mano con la intención de llamar a un mesero.

—Si se te ocurra pedir un trago —me dice con tono firme pero amenazante.

Bajo la mano un tanto avergonzada.

—¿Qué pasó Catra? No te había visto beber desde hace mucho —me dice mostrándose preocupada.

Al recordar los hechos siento que no puedo respirar. Mentir no es una opción, por más que me avergüence y este verdaderamente arrepentida no voy a ocultar lo que hice. Eso incluye a Adora, planeo ser honesta con ella solo no me siento preparada ahora mismo.

—Le fui infiel a Adora —confieso en tono bajo.

Siento como el ambiente se pone tenso instantáneamente. Aun así por un momento ingenuamente pienso que no me escucho, pero entonces me responde:

—Al menos ahora están a mano.

¿Enserio dijo lo que creo haber escuchado? Scorpia toma su café tranquilamente, pero mi expresión de sorpresa la hace recapacitar.

—Perdón, no lo quise decir de esa manera —dice con verdadera preocupación en el rostro—. Es solo que tú sabes que nunca la he perdonado del todo por serte infiel.

Huntara, ese maldito nombre siempre vivirá en mi mente. Todo pasó hace tan solo cinco meses, había descubierto a mi esposa teniendo sexo con su jefa en la oficina de esa idiota. Siento como me empiezan a doler los dientes, no sé en qué momento empecé a apretarlos.

—Me refiero, si perdonaste a Adora en aquella ocasión ¿No crees que ella también te perdonara? —Me explica con más delicadeza.

Esto no se trata del perdón de Adora, yo sé que ella me perdonara. Pero ¿Podré yo perdonarme a mí misma sabiendo que engañé a la mujer a la que amo?

—Yo, lo sé, es solo que no estoy lista para hacerle frente —le digo volcando mi atención en el menú que descansa sobre la mesa mientras intento retener las lágrimas que quieren salir de mis ojos. Al paso de los minutos sigo siento la mirada de Scorpia sobre mí así que opto por cambiar el tema—. Mmm, este sándwich Montecristo se ve delicioso.

Tomo el menú y se lo extiendo a mi mejor amiga para señalarle la foto del dichoso sándwich. Ella no mira el folleto, sino que me mira fijamente. Las lágrimas se han escapado y siento como mi labio quiere empezar a temblar.

Carajo, lo que menos quería era ponerme así frente a Scorpia.

Entonces Scorpia se pone de pie y corre a mi lado para abrazarme.

—No puedo dejarte más tiempo sola, te vienes conmigo a mi casa —me susurra cerca del oído—. Y no es una propuesta, es una orden.

Mi corazón se siente menos pesado, necesitaba un abrazo y que mejor que un de mi buena amiga Scorpia.

—Pero tengo hambre —le digo con un tono de niña pequeña.

Ella ríe un poco y me suelta. Su risa me es tan agradable, tan familiar, enserio la extrañé mucho.

—Almorcemos entonces —me dice volviéndose a sentar frente a mí.

—Y me cuentas que tal tu estadía lejos de aquí —le digo sonriendo sinceramente por primera vez en bastante tiempo.

—Sobre eso... —me dice sonriendo tímidamente—. Hay alguien a quién quiero presentarte.

Adora

Hago mi mayor intento por permanecer tranquila, por ser paciente, por darle su tiempo y espacio, pero sencillamente quiero saber de ella. Es así que, entrada la tarde, cuando ya no puedo pasar más tiempo sin hacer nada tomo mi teléfono y la llamo.

El número que usted marcó no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio...

—Mierda —digo dejándome caer pesadamente de espaldas sobre el colchón.

Queridos lectores, sé que debí haber subido esto ayer, una disculpa por la tardanza.

Ya descubrimos quien estaba detrás de la puerta, llegó la mejor abrazadora al rescate de nuestra Catra.

¿A quién querrá presentarle Scorpia? ¿Por qué Catra no le contestó a Adora? Bueno, seguro lo sabrán en el próximo capítulo.

Por cierto, tuve que hacer una pequeña corrección en un capítulo anterior. Catra y Adora había dicho que habían intentado una inseminación artificial, pero en realidad fue el método ROPA.