La Fuga

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Toda mi vida intente alejarme de la guerra entre mi familia, de la cárcel que significaba yo para mi mismo y de esta agobiante situación que me destruía poco a poco consumiéndome rápidamente como si fuera una flamante vela que se extinguiría rápida y dolorosamente.


Mi esperanza en la sociedad se agotaba despaciosamente, aunque en mi iluso corazón esperaba que la sociedad cambiara, la realidad de mi mente me decía que la hipocresía, la mentira y la falsedad permanecería como un virus, que se alimenta de la avaricia, el rencor y la envidia, y me decía a mi mismo que esto no cambiaría aunque el mismo Dios bajara de los cielos para ayudarnos.


Entre toda la desesperación decidí optar por liberarme y salir de ese trullo que me mantenía presidiario de mi final, cuando hubo oportunidad, tome todo lo que pude entre mis cosas envueltas en un embozo, y aunque planeaba caminar mientras mis pies me lo permitieran, así que entre una de las peleas, silenciosamente me escabullí por entre los muebles para que no me viesen, cogí el poco dinero que guardaba mi padre en la billetera y salir corriendo de el lugar como si no hubiera un mañana.


Mientras mas me alejaba, mas inseguro me sentía; mi vida, aunque de por si era un infierno esperaba que todo fuera a cambiar y a pesar de mis grandes preocupaciones, también era consciente de que nadie me haría cambiar de opinión.


A medida que avanzaba parecía que caminaba un paso y retrocedía el doble, era frustrante y me hacia entrar en un pánico catastrófico, pero cuando las plantas de mis pies me quemaban, las ampollas me mataban y los pies me aniquilaban me encontré con un gigante tren y mis dolores desaparecieron, sin pensarlo, corre hacia el y entre en uno de los vagones, pero nunca pensé en encontrarme lo que había dentro.



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