El viaje

28 5 1
                                    

No se de donde saque todo el valor para salir de mi casa, y aun peor el valor para montarme en un tren en movimiento, era como si una fuerza interior explotara en mi y me hiciera mover cada parte de mi cuerpo como para hacer todo lo que había hecho, el problema ahora es que con lo que me había encontrado era una fuerza mayor a mi.


En el momento en que entre al vagón, entre el cansancio y el dolor me recline sobre una de las vigas que había allí y caí en un profundo sueño; al despertar me encontré con lo inesperado, mientras el tren iba a gran velocidad, los vagones estaban llenos de armas y droga de todo tipo.


Nunca pense que algo tan atroz me pudiera pasar, minutos después en medio del desespero escuche voces que se acercaban desde otro vagón, sabiendo que los vagones estaban conectados lo único que pensé fue esconderme entre los narcóticos para escaquearme de los muleros.


A medida que el tiempo pasaba , ninguno de los burros quería irse de el vagón en que yo me encontraba, cada vez me preocupaba más y más... ¿Acaso me matarían si me veían? o tal vez ¿nos atraparía la ley?, eran preguntas que no me quería hacer, pero que la situación me obligaba a hacerlas y peor aun, no estaba dispuesto a experimentarlas, así que lo mejor que pude hacer era tomar un arma, correr, saltar de el vagón y con mucha esperanza, esperar que no me sucediera nada.


Justo cuando estaba decidido, el tren paro en una estación, los burros salieron corriendo, se escucharon disparos y gritos, me llene de pánico, de terror, me encontraba en medio, oliendo a drogas, con una arma en la mano, mi profusa personalidad me dijo que mirara que pasaba y eso hice, con cuidado me escabullí entre los vagones hasta que llegue a un punto en donde podía observar lo que pasaba; y allí me di cuenta que lo que más me temía había sucedido.


Los burros salieron corriendo por entre los vagones , se notaban asustados; yo por mi parte con mi profusa personalidad, decidí escabullirme por entre los mismos para ver que sucedía.


A lo lejos, se podían escuchar sirenas, y observar luces. Algunos vándalos, tomar sus armas y salieron corriendo, y aunque yo pensé hacer lo mismo, algunos de ellos decidieron quedarse y recubrir las salidas.


No sabía que hacer, me atraparían, entre el desasosiego y la intranquilidad, me dispuse a buscar una salida y finalmente, gracias a un milagro, me encontré con esa salida tan anhelada, en la parte de arriba de el tren, habían una serie de aberturas que permitan la entrada de el aire a los vagones, el problema es que era difícil llegar allí con mi baja estatura, intente con las cajas, pero eran muy pesadas, así que tome una silla vieja y dañada, me subí sobre ella y finalmente pude salir.


Cuando mi trozo estaba por fuera de el tren, tratando de salir por completo tire la silla con mis pies, los gamberros al escuchar el ruido, me pudieron detectar y comenzaron a disparar; yo por mi parte, pase al lado contrario de donde ellos estaban y comencé a correr, pero eso, no evito que uno de ellos disparara y me diera en una de mis piernas.










FreedomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora