La contención

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Finalmente, la hora había llegado, llegamos a la estación de policía y me encerraron en uno de esos cuartos claustrofobicos, blancos, aburridos y deprimentes.


El policía comenzó a hacerme preguntas, que por supuesto no le conteste por obvias razones, pero al final, de nada sirvió, no se como o de donde pero lograron conseguir el número telefónico de mi casa.


Cuando llamaron, paso lo que era de esperarse, mi supuesta familia me desconoció por completo dejando que me juzgaran en el CAI.


Me pidieron explicaciones pero que podía decir si todo iba a terminar igual, a medida que pasaba el tiempo, las paredes de este pequeño cuarto se cerraban poco a poco, o eso me parecía a mi, tal vez me estaba volviendo loco o a lo mejor realmente quería que me aplastaran.


Unas horas después, el policía sereno y tranquilo me dijo que me llevaría a una penitenciaria estatal a primera hora de el día siguiente, por lo cual debía dormir la noche allí.


No pude dormir, me temblaban las manos, tenia frío, mi estomago rugía, estaba aterrorizado.


En la mañana siguiente el comisario me levanto temprano, aun era de noche pero no sabia la hora pues me habían quitado todo cuando me metieron en esa cárcel provicional.


Finalmente llegamos a el sitio, era muy grande, parecía un castillo del terror, a lo lejos de podía observar el moho que tenia en sus paredes y su entrada era como un gigante dragón que me comería hasta defecarme, cosa que estaba haciendo yo del miedo que tenia.



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