La persecución

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Cuando el ruido se apaciguó, salí del bote de basura, ignorante de lo que podría suceder.


Camine una cuadra y comencé a escuchar sirenas, intimidado por estos, la única solución que encontré fue esconderme tras un arbusto que había cerca, y permanecí allí hasta que no pude escucharlas mas.


A medida que caminaba, más y más policias rondaban un gran radio de gran magnitud desde el hospital en el que había sido medicado, pero no completamente curado de mi pierna.


Mientras caminaba, no podía parar de pensar en aquella chica que me había salvado la vida, me encontraba en un dilema, no sabia si estar alegre por estar vivo, o triste por no estar muerto, en mi mente había un caos inmenso, lleno de pensamientos desordenados que me hacían explotar la mente.


En un punto, pude observar en una heladería a una alegre y hermosa familia entre las muchas mesas de el sitio y no pude evitar pensar que había sido de la mía, y peor aún, como estaba mi hermano menor, conociendo a mis padres, mi hermano, no podía estar bien.


La verdad es que pensé en el hecho de que había sido mi culpa lo que le pudiera pasar a mi hermano, y aunque desde un principio pensé en llevarlo conmigo, sabia que no había alguna manera de exponerlo como yo lo estaba.


En este punto, me sentía totalmente agotado y ahora además, tenia demasiada hambre como para poder continuar sin comer.


Me encontraba en la calle y Tenia puesta la bata de el hospital, y aunque andaba medio desnudo, llegue a un punto en que acepte que la gente me mirara y hablara sobre mi a mis espaldas, e inclusive sabiendo que las pudiera escuchar, debido a esto me encontraba sin dinero y me comenzaba a dar hambre, los borborigmos comenzaron fuertemente y lo primero que pude ver fue un supermercado entre un par de avenidas que lo cruzaban.




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