01

296 33 5
                                    

En ocasiones suceden cosas en nuestras vidas que en un principio no queríamos que sucedieran, situaciones o sentimientos que no deseábamos volver a vivir, como lo era enamorarse de alguien, más al final de todo terminamos aceptando porque en ciertas veces no tenemos opción.

Probablemente, muchos han sentido que todo lo que nos sucede es parte de una historia y que, por más que lo intentemos, no podemos cambiar porque es nuestro destino, es algo que ya está escrito.

Eso fue lo que experimentó Chan cuando conoció a Jeongin. Cuando Jeongin estuvo frente a él, sintió cómo si conocerlo fuera parte de un guion establecido que por más que lo intentara no podía huir de él.

Hace tan solo poco tiempo Chan había roto con su ex, dos años atrás concluyó una relación que llevaba mucho tiempo contaminándolo y que no lo dejó para nada bien emocionalmente, lo cual hizo que se refugiara en su hogar y se concentrara en las cosas importantes en su vida, como el trabajo. Chan amaba la música, era productor musical y se encargaba de crear canciones, por lo que, amaba su trabajo.

Además, a Chan lo conocían como un hogareño desde hace tiempo, pues siempre pasaba en su casa y las únicas veces que salía era cuando tenía que ir al trabajo, realizar compras o atender asuntos importantes. Pero después de su ruptura se enfrascó más de los normal en su hogar, llegando al punto de que pasaba encerrado en su casa y se negaba a asistir a las fiestas o reuniones a las que era invitado.

No solía contestar llamadas telefónicas ni mensajes, porque Chan se perdía mucho en su mundo, por eso no tenía muchos amigos.

Sin embargo, después de mucho tiempo refugiándose en su hogar y llevando la misma rutina de siempre, Chan pensó en darse el gusto de salir y distraerse, sin grandes expectativas de lo que sucedería, por lo cual aceptó la invitación de uno de sus pocos amigos para ir una fiesta.

Chan asistió y todo estaba yendo bien en aquella fiesta, vio a sus pocos amigos, platicó con ellos y la estaba pasando genial, sin nada extraño o fuera de lugar.

Sin nada ni nadie que desestabilizara su vida.

Todo iba bien hasta...

—Hey, Chan, quiero presentarte a alguien —mencionó Félix con su característica sonrisa deslumbrante—. Él es Jeongin, mi mejor amigo.

A lado de Félix se encontraba un joven de cabellos rojizos y ojos pequeños, contextura delgada y estatura baja, el chico poseía una hermosa sonrisa. En ese preciso instante Chan se sintió como un circuito a punto de estallar, porque jamás había visto a alguien tan hermoso como lo era Jeongin. El fuego que estaba apagado dentro de Chan empezó a arder nuevamente, no podía controlar lo que comenzaba a sentir en ese momento.

—Oh... —soltó en tono bajo, queriendo decir algo más que eso, pero no encontraba lo adecuado.

—Es un gusto conocerte —dijo el de cabellos rojizos—. Félix siempre te mencionaba en nuestras conversaciones y por eso tenía curiosidad por conocerte.

—Ah sí... También es un gusto —respondió, evitando hacer contacto visual con él.

—Bueno, los dejo para que socialicen un poco —avisó Félix, haciéndole una clase de seña con su mirada a Jeongin que Chan no logró entender, luego se alejó de ellos dos para regresar y sentarse en las piernas de Jisung; su novio.

Ambos observaron cómo Félix se perdió entre las personas del lugar. Jeongin giró su cabeza, enfocando su atención en Chan, observando su bonito perfil.

—¿Puedo sentarme? —señaló el espacio vacío a lado de Chan.

—Oh, sí... Siéntate nomás.

Jeongin lo hizo, se sentó junto a Chan, haciendo que el aroma de su colonia mezclado con su olor corporal le llegara al olfato de Chan.

Y otra vez Chan sintió ese calor en el interior de su cuerpo.

—¿Y cómo la estás pasando?

Jeongin decidió empezar la conversación.

—Uhm, bien, bien...

—Félix me contó que no sueles salir, por eso me sorprendió cuando llegué y me dijo que te encontrabas aquí.

—Ah sí, sí... Paso ocupado por el trabajo y me deja muy agotado que prefiero quedarme en casa a descansar.

Era cierto, sin embargo, en el fondo Chan prefería siempre quedarse en casa, con su pijama puesta, comiendo chucherías, leyendo mangas o solamente viendo películas.

—Entiendo, es agotador cuando terminas una jordana laboral —dijo Jeongin—. ¿Y en qué trabajas? Disculpa si parezco muy invasivo con tu vida personal, si no deseas contestarla no lo hagas.

—No te preocupes —masculló—. Soy compositor y productor musical.

—Wow, eso es increíble —expresó Jeongin—, aunque seguro es un trabajo pesado.

—Sí, algo, pero me gusta.

—Pienso que, si no te gustara, el trabajo no sería soportable.

—Pienso igual —dijo Chan mientras asentía—. ¿Y tú...? ¿A qué te dedicas? O bueno, ¿trabajas, estudias o algo así? —preguntó con torpeza, regañándose en su cabeza.

—Yo aún estoy en la universidad, estudio diseño de modas, también trabajo, tengo mi propio... ¿Negocio? Bueno, podría llamarlo así.

—¿Estudias y trabajas al mismo tiempo? —preguntó a lo que Jeongin asintió—. Wow, eso debe ser más agotador que sólo trabajar.

—Un poco, pero me gusta y trabajo mejor cuando estoy bajo presión.

—Yo también...

Se quedaron mirando unos breves segundos, para después soltar risas nerviosas y desviar sus miradas que reflejaban timidez.

Posteriormente, continuaron hablando y hablando, ignorando a las demás personas que se situaban bailando o bebiendo, sólo se concentraron en ellos. Quien más hablaba era Jeongin, en especial cuando contaba alguna anécdota de su vida o cuando se mencionaba algo que captaba su atención, causando que sus ojos brillaran y que Chan lo admirara.

Platicaron hasta que se hicieron más de las once de la noche y Chan tuvo que retirarse de la fiesta, porque al siguiente día tenía un asunto importante que resolver. Se despidió de sus amigos y de Jeongin, sintiendo como todo interior se alborotaba cuando Jeongin besó su mejilla como acto de despedida.

Cuando Chan llegó a su casa, se adentró a su habitación y se deshizo de sus zapatos y chaqueta, se tiró a su cama boca abajo y abrazó una de sus almohadas. Entonces recordó a Jeongin, esos bonitos ojos que tenía, los preciosos hoyuelos que aparecían en su rostro cuando sonreía y el agradable sonido de su voz al hablar.

Recordó cada detalle sin darse cuenta de que estaba sonriendo al hacerlo. Sin percatarse de que estaba empezando a condenarse.

Esa noche parecía que todo iba bien para Chan, pero eso era sólo fue hasta que Jeongin se presentó frente a él. Porque desde que Jeongin apareció, todo en su vida empezó a descontrolarse.

 Porque desde que Jeongin apareció, todo en su vida empezó a descontrolarse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Damn, I like you! ♡ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora