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Los días pasaban, y Chan y Jeongin no se habían visto desde la fiesta de bienvenida, debido a que Jeongin estaba muy ocupado con su último semestre de la universidad.

Cada día estaba más cerca la partida de Jeongin y eso tenía mal a Chan.

Chan no podía dormir, se cubría con la colcha y luego se descubría, realizó todas las poses para dormir, pero ninguna funcionaba. Solía pasar muchas noches así; pensando en Jeongin.

Pero esa noche sería diferente... Esa noche sería la última en que sus pensamientos torturen su cabeza.

Chan se puso de pie y tomó su abrigo, recién se fijó que ya era de madrugada, se había desvelado pensando en Jeongin, parecía increíble lo mucho que Jeongin dominaba su cabeza. Salió de su casa y se subió a su auto, antes de marcharse se acordó de que no conocía la dirección de Jeongin.

—Eres un idiota —masculló.

Chan tomó su celular y llamó a la única persona que lo podía ayudar con eso.

Estuvo unos minutos esperando hasta que al fin tomó la llamada.

¿Qué es lo que quieres, Chan? —se escuchó la voz adormilada y fastidiada de Félix—. ¿Viste la hora? Son las 04:45 de la mañana, por dios, Chan, déjame dormir.

—Lo lamento, pero no te hubiera llamado si no fuera una emergencia.

Okey, ¿qué sucedió?

—¿Me puedes decir la dirección de la casa de Jeongin?

No.

—¿Eh? ¿Por qué no?

Porque no puedo, sabes que eso es...

—No vengas con eso ahora, porque bien que le diste mi dirección y teléfono a Jeongin, me la debes, Félix.

Okey, okey. Ahorita te la paso.

—Aquí la espero. Si no me la pasas, te seguiré llamando a ti y a Jisung, y si me silencias voy a hasta tu casa a tocarte el timbre hasta cansarte.

Dios, eres un odioso. Sí te la voy a pasar, no te preocupes por eso.

Félix colgó la llamada sin esperar respuesta y en segundos le envió la dirección a Chan, quien sonrió, empezando a poner en marcha el auto.

(...)

Varios golpes se escucharon en la puerta, interrumpiendo el sueño de Jeongin, quien se levantó confundido para ver de quién se trataba. Abrió la puerta con cuidado, se asombró al ver a Chan sudado y con su respiración agitada, pero ese asombro se transformó en preocupación al ver la expresión de Chan, como si llevara consigo una pesada carga.

—¿Chan? —soltó, desconcertado—. ¿Qué haces aquí?

—Metí la pata, eso sucedió —contestó Chan con su rostro afligido—. Jeongin, estoy condenado.

—¿Eh...? ¿Sucedió algo grave? ¿Acaso te busca la policía?

—No se trata de eso, siento que va explotar pronto, ya no sé qué hacer.

—¿Qué? ¿Qué va explotar? Chan, me estás asustando.

—Esto —señaló su pecho—, mi corazón... Ya no puedo controlarlo, siento que explorará en cualquier momento.

—¿Por qué explotaría? ¿Te sientes bien, Chan? —preguntó Jeongin con preocupación.

—¡Maldición, lo había controlado tan bien hasta ahora! —expresó con un tono de voz más alto—. ¿Por qué de pronto has tenido que aparecer frente a mí?

Damn, I like you! ♡ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora