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Luego de esa tarde, pasaron semanas. Chan no comprendía qué sucedió con Jeongin, hace días que no le escribía, ni había leído los mensajes que le dejó.

Con la preocupación en todo su ser, Chan decidió utilizar su último recurso.

Hola, Chan —escuchó la voz a través del teléfono.

—Félix...

Qué sorpresa que me llames, ¿sucedió algo? Lo pregunto porque no sueles llamar, a menos que sea una emergencia.

—Oh, bueno... Quería preguntarte sobre algo...

Sí, dime.

—¿Sabes algo de... eh... Jeongin? —preguntó en voz baja, siendo difícil para Félix entender.

Chan, habla claro que no logro escucharte.

—Disculpa, es que... —resopló—. Quería saber si le ha pasado algo a Jeongin, hace días que no sé nada de él y estoy... Estoy preocupado.

Ah... Era eso... Creo que no estabas enterado.

—¿Enterado de qué?

Jeongin no se encuentra en el país, se fue a Francia hace unas semanas, por eso no contesta mensajes ni llamadas.

—¿Qué...?

Chan sintió cómo el mundo se le venía abajo.

Hace más o menos dos semanas que Jeongin se encuentra en Francia, una importante marca de ropa francesa se interesó por sus diseños, así que lo invitaron a un desfile y otros eventos —contó Félix—. Probablemente le ofrezcan trabajo y Jeongin se mude allá, aunque sería algo complicado, ya que todavía le quedan el último semestre en la universidad. Pero bueno, no lo sé todavía, quizás la rechace o la marca lo espere.

—Pero... ¿Él va a regresar?

Hay que esperar a ver qué le dicen allá, pero por ahora sí regresará. De hecho, hoy estaría viajando y mañana haré una fiesta por su bienvenida, por si quieres venir.

—Okey, gracias.

Bueno, nos vemos.

—Hasta luego.

Chan colgó la llamada y soltó el aire retenido por sus pulmones, sin terminar de procesar todo y sin entender por qué le empezó a doler el imaginar a Jeongin en otro país, kilómetros lejos de él.

Se tumbó en su cama y cerró los ojos, sin darse cuenta del tiempo se quedó dormido, siendo el rostro de Jeongin lo último que proyectó su mente.

Al siguiente día, se levantó tranquilamente, como de costumbre. Fue a trabajar y realizó sus demás ocupaciones. Al caer el día, se bañó y alistó, vistiendo ropa casual. Luego se dirigió a la casa de Félix.

Cuando llegó a la fiesta que su amigo organizó por la bienvenida de Jeongin, empezó a buscarlo, pero no lo encontraba por ningún lado.

Continuó adentrándose a la casa, hasta que decidió sentarse en uno de los sillones que se encontraban cerca del balcón y alejados del escándalo de la fiesta.

Quería mucho ver a Jeongin.

Volvió a observar a su alrededor, cuando escuchó el bullicio hacerse más fuerte. Se acercó y fue entonces que sus ojos captaron a Jeongin en la entrada a la casa con una espléndida sonrisa que sólo causaba que su corazón se agitara de felicidad. Empezó a acercarse, pero la felicidad que sentía fue destruida cuando vio a un tipo alto y de cabellos morados detrás de Jeongin.

Damn, I like you! ♡ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora