CATÁBASIS

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La colmena de Nimrod ardió tal como hiciese Garlán; toda la ciudad fue purgada, no se le perdonó a nadie. Todo hombre, mujer e infante de la colmena pereció. Sea por el sagrado bolter o las llamas del promethium. Toda información también fue consumida por la candela; oficinas del Adeptus Administratum, bibliotecas y pergaminos de los antiguos templos del Emperador. El fuego se elevó tan alto que le fue imposible terminar con la colmena, pues el oxígeno necesario para mantenerse vivo era escaso en las agujas superiores. Tuvieron que recurrir a la demolición, las grandes cimas de la ciudad, donde los nobles residían, se desplomaron de las alturas, hundiéndose por su peso hasta la sima del submundo.

La brutalidad con la que Garlán fue castigada sirvió de ejemplo para las demás urbes del planeta; los oficiales militares entregaron a los altos cargos sublevados. A miembros del Administratum (que fueron presos durante la sedición) se les liberó; se les otorgó los cargos políticos que se hallaban vacantes. El orden fue reestablecido en Fortune, regresaron al control imperial.

— ¡Es una locura! — Richard se vio profundamente enervado por la crueldad mostrada contra la ciudad. — ¿Cómo pudo ocurrir esta anormalidad en los principios del capítulo?

Wayne ensimismado no pudo dar respuesta; él y sus sargentos sentados en una mesa buscaban dar sentido a tal despropósito. Entrelazó los dedos sobre su boca, su mirada fija en la mesa, más no veía nada. Su mente sozobraba en sus pensamientos que intentaron dar lógica y razón a los actos de sus compañeros.

— ¡Capitán! — clamó Timothy.

Bruce regresó a la realidad — ¡No lo sé!

Los sargentos miraron anonadados la reacción de su capitán —No lo sé— repitió con voz suave, casi como un susurro —. Solo podemos esperar el regreso del Señor del Capítulo.

— ¿Cómo podrían justificar esto? — inquirió Feratus Nos, sargento de la cuarta escuadra, La cuarta ala.

Su rostro severo y pálido mostraban terribles heridas de guerra; la mitad derecha de sus labios arrancados junto con media nariz.

Gamiel Urco, sargento de la décima ala, profirió con mirada distraída —Realmente espero que haya una razón. Sería delesnable si no fuese así.

— ¿Por qué dudan del Señor del Capítulo? — clamó Jason — ¡Por supuesto que debió haber un motivo!

—No hay que dejar que las emociones hablen por nosotros; tendremos que esperar a las fuentes directas — comentó el Sargento de la octava ala, Cur Dala.

—Es lo mejor y lo más sensato— comentó Orang Bati, sargento de la sexta ala.

—Esto deberá someterse a una reunión del consejo de capitanes, haya motivo o no— sugirió Miral Cal, sargento de la séptima ala.

Richard asintió ante este comentario —Estoy de acuerdo. Debería proponer reunir al consejo de capitanes.

—Alguien tendría que secundarlo. Tan solo el Capitán Grant y el Señor Desconocido estarían dispuestos a hacerlo— profirió Harvey Dent, sargento de la quinta ala.

—Están hablando de poner en duda el liderazgo del Maestro Ra's— Jason se levantó violentamente —. Eso sería insubordinación, si no supiera que son hermanos leales...

Orang Bati le dirigió una mirada agresiva —El maestro Ra's es sabio, más no infalible.

Jason pareció querer empezar una discusión, siendo sus ánimos belicosos surgiría un altercado.

— ¡Basta! — Bruce se incorporó de su asiento. —Lo haré, llamaré al consejo. Necesitamos conocer su razón, los acontecimientos que llevaron a este desenlace.

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