'Psychotic Land' ➥ NCT

3. ✓

No estaba listo. No importa lo que HaeChan haya pensado antes, él definitivamente no estaba listo. Lo descubrió al abrir el archivo número tres, cuando sus ánimos estaban en alto y se sentía invencible. No lo era.

En el video de este individuo no estaba la habitual muerte de una persona desconocida, no, para nada. La cámara gravaba el cómo en sujeto no identificado caminaba por un pasillo oscuro, y después de varios segundos de filmación, dejaba saber que no estaba solo, sino que arrastraba el cuerpo de alguien. El ángulo de la cámara se movía detrás de él, siguiendo el sonido seco de un saco pesado rozando contra el piso, y el saco no era nada más que el cuerpo de alguien. Todo bien hasta ahí, aun cuando los rastros de sangre se quedaban plasmados en el pasillo, a medida que los metros pasaban. Se concentró en las piernas del cuerpo, subiendo por su torso cubierto por ropa tan o más ensangrentada que el piso, pero sin duda la corona se la llevaba su rostro. La quijada teñida de un guindo espantoso lleno de brumos, y los labios deshechos; un alambre de púas estaba firmemente clavado tanto en el labial superior como inferior, ambas hileras de alambre jaladas hacia adelante, siendo el material que empujaba el cuerpo inconsciente por el pasillo. Sintió náuseas al notar que esa piel le era conocida, más aún sintió las arcadas avecinarse en su garganta cuando la luz golpeó el rostro de ese individuo con la cara hecha carne molida.

Era él.

HaeChan tiritó en su lugar, parado frente aquel palacio. El móvil entre sus manos se agitaba gracias al temblor de sus manos, y tuvo que respirar pausadamente varias veces para permitirse ver el final del video, donde el chico que se llamaría JaeMin guiñaba a la cámara, y era tan espeluznante, como si en verdad JaeMin supiese que HaeChan estaba viéndolo, y se tomara el tiempo de mofarse, lanzándole un beso ante su proeza.

Puedo hacerte lo mismo otra vez, y no dejarte vivo.

Casi podía escuchar la voz en su cabeza, carcajeándose de su semblante de espanto y retorciéndose de la risa al notar que el celular había caído sobre el césped del jardín de su casa. HaeChan estaba parado frente al que sería el hogar de Na JaeMin, el jugador número tres.

Si antes tuvo miedo de ChenLe y JiSung, ahora estaba muriendo en su posición, rezándole a lo que sea que pudiera escucharlo que le ayudase.

¡Estaba muerto! Por alguna razón sobrevivió a aquel ataque, pero, ¿y ahora? ¿Tendría tanta suerte? Iba a tocar la puerta del que posiblemente era su asesino o potente exterminador. ¿Chicos locos? ¡Éste estaba demente! ¿Cómo se le ocurrió clavarle alambre de púas en los labios? Estaba inconsciente en el video, dejando que las puntas se enterraran más hondo en sus mejillas y encías. De solo pensarlo tenía ganas de desmayarse, ¿no que él era muy fuerte? ¿Que nadie podría derribarlo? ¡ChenLe era un mentiroso!