XANA CAMPBELL
Lo hice caminar un poco lejos de las personas que estaban ahí. Cuánto quería retroceder el tiempo y no haber venido nunca aquí.
—¿Qué es lo qué te pasa Xana? ¿Por qué no le contaste a Alessa? —reclamó y suspiré.
—Alessa y yo sufrimos hace unos años y todo debido a ese chico. Nos llevaron con psicólogos y todo, y pudimos olvidar un poco. A mí me afectó, pero a Alessa...
Y solo recordar.
—Alessa tienes que comer, no estás bien.
—Yo estoy bien Xana, ya vete —dijo dolida y yo la miré fijamente.
Ella estaba pálida, sus ojos rojos de tanto llorar, se veía más delgada, había bajado mucho de peso, no quería hablar con nadie, ni conmigo.
—Ale... —Volví a insistir.
—Lo odio tanto. —Ella me miró fijamente.
—Se que duele, pero no dejaremos nuestras vidas por ese idiota, tú eres la chica más fuerte que he conocido. Alessa, eres la chica más valiente...
—Los valientes también sufrimos.
—Lo sé.
—Xana —me miró ya con lágrimas en sus ojos.
Ay mi Alessa, ese tipo era un idiota.
—Quisiera gritarle al mundo entero, no estoy bien... Quisiera decirles a las personas que estoy bien, pero no es así. Yo...
Duele.
Terminé de recordar y me dolió volver a pensar que por culpa de Uriel, Alessa se ponía aún peor.
—Alessa luego de varias semanas en el psicólogo y haciendo sus actividades favoritas pudo volver a comer, a hablar normalmente. Y es que a ella fue la que más le afecto, ya que, ese idiota le hizo creer a todos que unas fotos que se viralizaban en internet pertenecían a Alessa —concluí mi relato.
—Entiendo —dijo de manera sincera.
Le di una sonrisa de boca cerrada.
—Y... También te agradezco por lo que hiciste allá, eso fue muy amable de tu parte.
—Lo habría hecho por cualquier persona, Xana.
—Pero lo hiciste por mí.
Él me sonrió. Pero esta sonrisa fue diferente, esta sonrisa fue más sincera, no era de sus típicas sonrisas pícaras o tontas.
—Gracias, Adrián.
—¿Ya me amas? —dijo con diversión. Rodé los ojos y él pasó su mano por mi mejilla.
Diferente.
Se sentía diferente.
Él actuaba diferente. Y no me molestó para nada que me tocará, era un gesto tan lindo y viniendo de él, era increíblemente raro de creer.
—Adrián guapo. —La chica con la que estaba antes venía hacia nosotros—. Me dejaste sola... ¡Ay! ¿Qué te pasó?
—No es nada, Lupe.
«Qué feo momento.»
—Umm, bueno. —Ella me miró y sonrió—. Tú debes ser Xana.
¿Ella me conoce?, En mi vida la había visto.
—Sí, soy yo.
Miré a Adrián tipo «¿Por qué sabe mi nombre?»
—Ouh, eres la chica de la ropa de abuela —dijo, despreocupada y con una sonrisa—, tranquila, mi mamá también los usa, es para sentirse tranquila.
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Amores distintos© (Celeste Damas Y Yajaira Mildred)
Novela JuvenilDicen que el agua y el aceite nunca se pueden juntar. Que el sol y la luna no están destinados a andar. Que el día y la noche siempre se tienen que ignorar. Que un alma a otra es fácil de amar. Y quizá sea cierto. Quizá así debe ser el ciclo del de...