Su aroma

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El salón estaba repleto, en su mayoría ansiosos por ser presentados ante su majestad y la familia real. El rey, la reina y el príncipe se encontraban en la parte central superior en compañía de algunos consejeros, damas y el maestro de ceremonia; es ahí donde Jian Yi se encontraba, sentado a la mano derecha del rey haciendo un inimaginable esfuerzo por parar y dar comienzo al baile.

De acuerdo al protocolo de la ceremonia, luego de la entrada de la familia real, los nobles se presentarán al frente a medida que sean llamados para dar su reverencia e intercambiar unas cuántas palabras cordiales; los invitados que pertenecían a la burguesía se debían limitar al saludo en conjunto.

Quería ser digno para su madre, realmente hacía el esfuerzo por comportarse, pero era difícil cuando cada noble alfa o beta que lo saludaba intentaba esparcir sus feromonas en su nariz. Era un descaro, el salón estaba repleto de distintos aromas desde los más extravagantes hasta los más comunes y resultaba agobiante, especialmente para él, como omega se sentía expuesto, aún así decidió hacer la misma cara de póquer mientras repetía las mismas líneas para todos.

Pasada dos horas y Jian Yi ya tenía hambre, pero gracias a la apretada faja debía rechazar las bandejas de bocaditos que se deleitaba frente a él. Estaba concentrado en ignorar su hambre y poner su mejor sonrisa de saludo cuando de repente un aroma familiar lo alcanzó. Una esencia cálida y dulzona que lo remontaba a su niñez; a pesar que el aroma era suave podía distinguirlo entre tantos, por supuesto que se trataba de él. La sorpresa lo desorientó de la realidad por unos momentos, hasta que escuchó el carraspeo molesto de su padre que se percató que había estado en silencio con la compostura perdida.

Al frente de él se encontraba un alfa aparentemente disgustado "Al parecer su majestad se encuentra exhausto, espero que mi presencia no sea desfavorable".

"Su alteza, claro que no. Solo que nuestro pequeño debió conmocionarse ante tanta placentera compañía" Dijo su madre tomando la mano de su hijo gentilmente, claro que ella saldría en su defensa . El alfa contestó "Así sea, me encomiendo en su merced hasta el final de la temporada" se inclinó una vez más y se retiró.

Al príncipe no le salía palabra alguna, aquel hombre desprendía feromonas tan agresivas que lo asustaban. El rey lo interrumpió "¿Qué te sucede? Despierta de una vez, no te olvides en donde te encuentras parado" "Querido, no seas tan duro con él".

A juzgar por la vestidura de aquel, era un noble importante del reino del oeste, así que no tardó en disculparse con su padre "Perdone su majestad, no volverá a suceder" Irguió la espalda e ignorando las miradas se concentró en soportar los últimos encuentros que quedaban e ignorar el dulce aroma.

A pesar de que lo buscaba con la mirada no encontró el emanador del aroma. Tenía la esperanza de verlo después, en el baile y a lo mejor podría acompañarlo durante una pieza completa.


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Sentía más calor de lo normal pero lo dejó pasar porque se encontraba dentro de las cocinas, más no podía ignorar los pequeños espasmos que lo sacudían. Incluso el jefe de cocina le pidió que se retire antes que echara a perder los platillos. Mo Guan Shan no comprendía su malestar, su temperatura no bajaba a pesar que se había alejado de los hornos. Buscaba escurrirse por los pasadizos en silencio hasta llegar a su habitación pero las punzadas en su vientre se lo hacían difícil, definitivamente no se encontraba bien.

¿Había entrado en celo? No podía ser, si había terminado la semana pasada. Aún faltaba un trecho hasta llegar a los dormitorios compartidos y sentía que se retorcía de dolor. No podía más, la angustia y la incertidumbre se apoderaban de él ¿Qué sucedía con él? Necesitaba ayuda pero al voltear en ambas direcciones no encontró a nadie en los pasadizos, todos estaban ocupados con bandejas, copas y postres.

De repente se quedó sin aire, un aroma se metió debajo de su piel hasta hacerlo caer, un aroma pesado a anís y madera mojada. No necesitaba voltear atrás para saber que su destinado estaría allí, que tonto era, eran esas feromonas que lo inducían a cada síntoma similar a los que tenía durante su periodo de celo. Entonces se empezó arrastrar a falta de manejo en sus piernas, quería llegar hasta los dormitorios y encerrarse donde no le lleguen las feromonas. Lo sentía, su destinado estaba furioso.

Sentía los pasos del alfa cada vez más cerca, Mo Guan Shan clavaba sus uñas en el pavimento con todas sus fuerzas para seguir su curso. Entonces lo sintió arriba de él, que lo jalaba de sus mechones, levantando su cabeza lo suficiente para sentir el susurro "Asqueroso".Aún con la vista nublada pudo ver sus ojos del alfa, eran ámbar y afilados, lo repudiaban.

Cuando era pequeño su mamá le había contado acerca de las parejas destinadas, lo afortunados que eran los que se encontraban debido a la pequeña probabilidad. Un alfa y un omega estarían entrelazados, superarían las barreras del tiempo y lugar para encontrarse. A decir verdad se consideraba un mito hallar a tu destinado. Se supone que te protegería y querría, no que te haría sentir repugnante; bueno, no podría culparlo, ¿Quién querría un destinado como él?

Sin embargo quería su abrazo y consuelo, su omega lloraba. No se sentía dichoso, quería desaparecer. Se dió media vuelta aún recostado en la mitad del pasadizo, no había nadie más. Tocó su rostro, las lágrimas ya se habían secado. Necesitaba llegar a su cama y acostarse, sentía frío y tenía la garganta seca.

Entonces vió otro rostro frente a él, con una estúpida sonrisa y traje azul "No pareces estar bien"

"No es asunto suyo"

"Creéme que lo es cuando interrumpes la comida de su alteza"

Mar de copasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora