Capítulo 20

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Varios reporteros deportivos estaban a la espera de la llegada de dos mujeres icónicas en la escena del boxeo. La entrenadora de la campeona mundial organizó una conferencia de prensa luego de dar a conocer al mundo que su protegida estaba dispuesta a aceptar el reto abierto de Jessica Martinez así que se decidió dar una conferencia de prensa así como un breve careo entre las rivales. Los gritos de todo el mundo retumbaron en el sitio cuando Yadira hizo acto de presencia luciendo una vestimenta tradicional de su país resaltando un  color rosa y un dorado despampanante avanzando hasta el escenario con un andar tan particular que parecía un baile, una forma muy distinta a la entrada de la retadora Martinez que llegó con paso firme y decidido vistiendo un conjunto deportivo rojo vino.

Y allí se encontraban cara a cara las dos pujilistas a escasos centímetros de distancia con el mismo pensamiento en la mente. —"¡Quiero pelear ahora mismo!"

Todos los reporteros hicieron sus respectivas preguntas hasta quedar satisfechos por ello y dejando a la audiencia con ansias de ver el combate entre estás dos mujeres, sería un enfrentamiento esperado por lo que representaba: Talento innato contra esfuerzo constante ¿Quién se llevará la corona?
—Disculpen, una última pregunta para ambas boxeadoras. Tienen algunas palabras que decir sobre su oponente?

Un silencio de muerte se formó como neblina sobre el escenario, ningún espectador se atrevía a emitir sonido alguno cuando Jessy tomó el micrófono. —Voy a conseguir el cinturón mundial. Me he esforzado mucho para llegar hasta aquí y obtener el campeonato será un escalón más en mi objetivo. —Tales palabras causaron una gran emoción por la espera del comentario de la campeona mundial. Con una confianza que daba miedo, Yadira daba suspiros de desprecio y desdén hacia Jessica. —Quiero que recuerdes esa pelea con Rachel Williams "La Bestia" porque va a ser un paseo en el parque comparado con lo que yo te voy a hacer. Te voy a mostrar el verdadero talento que trasciende a los humanos.

La conferencia se dió por terminada; Rachel escuchó cada una de las palabras de las boxeadoras desde su televisión con una gran expresión de deseo por Yadira y comprobar que tan fuerte era ese talento divino. —Deja de distraerte, tienes que prepararte para tu siguiente pelea que será en poco tiempo, ya se decidió que te oponente es la segunda boxeadora de la división de peso gallo. En otras palabras, está un peldaño debajo de Jessica Martinez. —Todo el sermón de Simón empezaba a molestar a Rachel cosa que el viejo entrenador notó en los ojos de su alumna; sin embargo, no dijo nada y continuaron practicando hasta el cansancio. —Quizá creés que tienes lo que se necesita para recuperar tu cinturón, pero si subes al ring pensando que solo basta tu estilo agresivo para ganar, entonces serás derrotada... Eso es todo por hoy, nos vemos mañana. —Rachel recogió sus cosas marchando rumbo al departamento de Alejandra, solo quería tomar un baño y relarse toda la noche. Mientras andaba por andaba las calles amenazantes de tormenta no paraba de pensar en su encuentro con Anthony y como habían terminado las cosas. —Estás demente, yo pensé que podría detenerte por los viejos tiempos, Jess no va a ser tan piadosa cómo yo. Adiós. —Fue lo que dijo el antiguo amante dejando atrás a la mujer con quién algún día pensó casarse. Eso le dolió a Rachel, creía que había superado todo rastro de dolor sobre el tema de Thony y Jessica pero la vida le enseñó que aún quemaban las viejas heridas.

De regreso al mundo, otro pensamiento fue recogido por la cabeza de La Bestia. —"Ahora que lo pienso, no he visto a Mark desde el día de la tormenta ¿Cómo estará él?" —De inmediato se dió cuenta de que se estaba preocupando por un criminal, se cuestionó a si misma varias veces si estaba bien por pensar en Dorian. —"Debo estar loca si en verdad me preocupo por ese tipo. Solo porque él me cuidó cuando peleamos y me contó su vida no significa que yo... Que él y yo... ¡Ay me odio!" —Con ese remolino de ideas en su psique, la mujer salió corriendo hacia la fábrica donde había estado con Mark. Sabía de sobre manera que ese sitio era un lugar muy peligroso para cualquier persona con sentido común. No le importaba. La tarde con su manto dorado dió apertura a una llovizna que mojaba a la mujer, unas gotas en la cara no le iban a impedir llegar a su destino así que aumentó la velocidad hasta llegar a la morada del criminal.

Tocó a la puerta del almacén esperando ser recibida por decenas de miradas de desdén o que incluso no siquiera la dejarán entrar. En cambio, fue tratada como una reina, todos los empleados se apartaron de su camino sin atreverse a verla a los ojos y guiando a la mujer por el sitio que conducía a la oficina de Mark. Ahí la atendió la secretaria de Mark, la misma persona que ayudó a Lucio a salir del distrito cuando el temible huracán invadió la ciudad.
—Buenas tardes, el señor estará feliz de verla, pase por favor. —Se notaba como en realidad Rachel no era bienvenida por nadie y lo pudo comprobar cuando la secretaria le dirijo una vista de odio. No le tomó importancia a la empleada recentida y entró a la oficina del criminal. Lo primero que miró en la oficina era al criminal con el pecho descubierto y recostado en su silla mirando la ciudad desde su ventana. No pudo evitar sonrojarse al tener delante el cuerpo desnudo de Mark, las palabras se amontonaban en su mente siendo incapaz de preguntarle porque estaba así lo que hizo que Mark empezara a reír al acercarse a Rachel.

—¿Qué pasa? Te estoy poniendo nerviosa, verdad? —Los dos se quedaron a un palmo de distancia, Rachel besó con delicadeza los labios de Mark y este respondió acercando a la mujer sobre su pecho. —¿Por qué estás aquí? —Preguntó el hombre caminando hasta su escritorio sin soltar a Rachel. —Porque ya me harté de fingir delante de todo el mundo. Te amo Mark, te deseo desde aquel día en el callejón.

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