Capítulo 27

12 3 0
                                    

Un nuevo día se asomaba para todo el mundo, especialmente para una boxeadora que despertaba al lado del hombre que amaba. Jessica comenzaba a despertar, sentía que su cama era inusualmente suave ese día, igual que un malvavisco calentito delante de una fogata en el bosque. Girando la vista se encontró con Anthony quien seguía durmiendo en medio de una calma tan misteriosa que era inexplicable para la mujer mientras que ella estaba impaciente por un pensamiento persistente. —Vaya, pronto será la pelea por la oportunidad de reclamar el campeonato nacional... Si eso pasa, Rachel estará más cerca de volver a ser campeona. Supongo que no tengo tiempo que perder.

La ex campeona se levantó de la cama para empezar a quitarse todas las vendas que cubrían las heridas provocadas por su encuentro con la Loba Afgana. Jess estuvo inactiva un par de días luego de la pelea pero ahora estaba más que motivada para retomar su entrenamiento. La pelea entre Rachel Williams "La Bestia" y Bella Quintero determinaría cuál de las dos mujeres tendría una oportunidad de pelear por el cinturón de peso gallo. Así que Jessy tenía que prepararse para enfrentarse a la ganadora de dicha pelea. —¿Rachel o Bella? ¿Quién de las dos estará a la altura para ir por el título nacional? Me muero de ganas por saberlo.

Moviéndose al caótico Distrito 13, Rachel Williams corría en un parque para entrar en calor estando dentro de una lluvia gris que dejaba las calles vacías. Su cuerpo estaba agitado por el ejercicio, pero su mente volaba entre tantas cosas que habían estado pasando en su vida luego de ir a ver la pelea de Jessica y Yadira. Había aceptado tener una relación con Mark, se reencontró con su madre y estaba cerca de volver a ser la campeona que alguna vez fue; sin duda podría parecer que está mujer vivía una vida perfecta pero, detrás de toda esa alegría se encontraba el cruel acto de haber incendiado la casa de una persona solo porque se sintió atacada. —"¿Cómo fuí capaz de hacer algo así? Soy una puta criminal." —Se decía a si misma dentro de su cabeza. —"Aunque ella fue la que me insultó primero y tenía que darle una lección... Verdad?" —Aumentaba la velocidad y apretaba los dientes. —"Dije que quería volver a sentirme viva y hacer eso me gustó. Tal vez no estuvo tan mal, después de todo no soy una asesina ni una criminal como toda las basura del distrito. ¡Sí, yo soy mejor que todos los demás y mi pelea con Diana Sáenz lo prueba!"

Su carrera se detuvo en medio de la niebla, ahora sus puños se movían sobre la nada al igual que su cintura y piernas. Boxeaba contra una persona imaginaria para sacar todo el estrés que había acumulado durante los últimos días. Pero todo fue escalando hasta ir a niveles más allá de lo normal en lo que a boxeo de sombra se refería; pasó el tiempo equivalente a un round y Rachel ya estaba exhausta de pelear contra aquello que su cabeza creó. —Mierda, sin duda es el mejor oponente que voy a tener. —Se dijo el voz alta secando el sudor de su frente y dejando caer al suelo su chamarra retomando la guardia en alto pues al oponente que cansaba tanto a La Bestia era ella misma.

Risas casi maníacas brotaban cómo hierba del interior de Rachel quien continúo peleando contra su cabeza una y otra vez hasta que la lluvia había finalizado. La mujer estuvo  aproximadamente 6 horas debajo de la llovizna practicando sus movimientos sin parar desarrollando cada vez más su fuerza, su resistencia y su velocidad consiguiendo un resultado superior a lo humano, un resultado monstruoso. —Interesante... Me Muero de ganas por saber cuánto he mejorado.

Y esa espera no era única en La Bestia. Bella Quintero no paró de entrenar con una intensidad casi enfermiza cuando su hijo le contó todo lo que esas personas hicieron en su hogar. Le repudiaba pensar que su rival fuera en verdad quien hizo algo tal aberrante pero el enojo de haber visto a su hijo en peligro y a sus empleados muertos o en el hospital la potenciaban dándole una fuerza que nunca antes había tenido. —Si de verdad fue esa tipa la que hizo eso, no voy a tener piedad de ella. Te aseguro que la voy a matar en el ring. —Cada golpe en el saco iba cargado de una ira imposible de apagar tal y como un incendio forestal que crecía hasta cubrir a una ciudad en su oscuro humo. —Entiendo que estés enojada, pero no dejes que esto te ciegue en la pelea. Te dije que debíamos suspender la pelea y aún no sé porque quisiste seguir adelante. —El entrenador de la boxeadora seguía ayudando a su peleadora pese a la tragedia por la que su familia había pasado. —Esa niña solo es un perro sarnoso, y yo voy a llevarla a la perrera.

La noche no se hizo rogar, un evento de boxeo a nivel nacional se estaba a punto de llevar a cabo en el distrito maldito. Todo el sitio estaba a reventar por la emoción y el morbo de ver este combate. Muchos medios amarillistas se encargaron de esparcir el rumor de que el accidente en casa de la familia Quintero fue en realidad orquestado por Rachel Williams para saborear a su rival. Claro que nunca fueron aclarados dichos chismes pero ambas pujilistas sabían la verdad. La Bestia se encontraba en su camerino calentando un poco antes de salir a pelear. —Cuídate mucho, amiga. El entrenador dijo que tú rival es muy fuerte... —La preocupación de Alejandra fue puesta en segundo plano por Rachel que con su risa asustó a su amiga. —Ale mira con atención lo que va a pasar ahí afuera. Está pelea no es más que una invitación.

La Bestia acomodó una última vez sus guantes para salir hacia el ring acompañada de su entrenador y amiga. Una vez en el cuadrilátero, ignoró totalmente a Quintero para concentrarse en saludar a una zona en particular del estadio, un palco privado dónde se encontraba Dorian Mark. —Bien, preciosa. Esperé mucho para ver qué planeas así que no me vayas a decepcionar.

Bestias AgresivasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora