Los días transcurrieron normal para JiMin, después de aquel encuentro que tuvo con el Alfa, no volvió a verlo. Era probable que la conversación que tuvieron le haya dejado en claro que no iban por el mismo camino.
Aún recuerda con exactitud la manera en la que su lobo se había sentido, estando encerrado en una habitación con su predestinado. Había sido toda una tortura para JiMin, porque su lobo no paraba de sentirse feliz, emocionado y con todo el positivismo que pudiera conocer. Por primera vez en tantos años, su lobo se había sentido más potente en él.
Y estaba seguro de que YoonGi estaba igual, pues debido a eso, se pudo percibir las feromonas de ambos durante el tiempo que estuvieron encerrados.
Sólo habían hablado sobre el tema, aunque quisieron hacerse un poco tontos, no pudieron. Era evidente lo que les sucedía a ambos.
Sin embargo, JiMin le dejó muy en claro que no estaba obligado a corresponderle, que ambos eran personas con diferentes objetivos, diferentes gustos y vidas. YoonGi era el hijo mayor de la primer familia Min, esa un alfa de importancia, con ocupaciones distintas. Y él sólo era un omega común, padre de dos niños que no eran hijos de su predestinado, y muy por debajo de la clase social a la que YoonGi pertenecía.
Todavía recuerda como creyó que YoonGi dejaría de interesarse en él cuando se había enterado de que tenía dos hijos. Dos hijos con otro alfa.
Honestamente, no esperaba que el alfa se pusiera celoso porque su omega predestinado ya había tenido algún encuentro sexual con otra persona. Pero sí llegó a pensar que el alfa le propondría un acuerdo, tal vez un chantaje o amenaza para que él no le dijese a nadie sobre que eran predestinados.
Sin embargo, en lugar de eso, pidió sólo explicaciones de las cuales ninguno obtuvo una buena respuesta. Y es que ninguno de ellos había estado preparado para encontrar a su pareja destinada.
Es decir, YoonGi regresaba de Suiza sólo para asistir a la boda de su hermano, por petición obligatoria de su madre.
Y JiMin sólo había sido contratado para organizar la boda, joder no, esto no podía ser obra del destino ni de la diosa luna. Él ya no creía en eso, como sinceramente, nadie hacía lo hacía.
Esas historias de los predestinados, aquellos que se encontraban en su forma animal, los que solían vivir en tribus, manadas y reinos, ya no eran más que palabras escritas en libros impresos.
Sus hijos habían estado insistiendo en saber lo que pasaba entre Min YoonGi y su padre.
Beomgyu y Soobin afirmaron conocer al Señor Min porque era sumamente poderoso al igual que toda su familia, y ellos habían visto revistas impresas y noticias en internet sobre él. JiMin no les pudo decir mucho, porque sus hijos no podían enterarse, todavía no.
Y si nunca se enteraban, mucho mejor.
Ellos no necesitaban hacerse ilusiones con que su padre había encontrado a su predestinado, no debían imaginar una familia. Porque ambos eran de mundos completamente diferentes, no había tiempo para cuentos de hadas en dónde rompían las reglas e iban contra todo para estar con su verdadero amor.
—Oye, JiMin — la voz de Felix lo sacó de su imaginación —. Tus hijos llevan llamando desde hace veinte minutos, ¿vas a atenderlos?
—¿Han llamado? Pero deberían estar en clases — suspiró con frustración —, voy a matarlos si se fugaron de la escuela sólo para venir a molestar.
Felix rió bajito y negó con diversión, JiMin podía ser muy exigente con sus hijos a veces. Pero aquellos dos alfas tampoco ayudaban mucho.
—Ahora no me responden, claro — rodó los ojos con frustración —, adolescentes. — suspiró, llevó sus manos hasta la frente para recargarse contra ellas.
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BLOODHOUND | YoonMin
ФанфикJiMin siempre ha sido consciente de que algún día llegaría su pareja predestinada. Pero nunca imaginó que su Alfa sería la clase de hombre inalcanzable a primera vista. Tampoco estaba seguro de que fuera aceptado con facilidad, no cuando era un ome...