Capítulo 6

809 36 4
                                    

Itachi acunó entre sus brazos al gato, le rascó la barbilla y recibió por recompensa un profundo ronroneo. Sasuke les miró enfurruñado y se limpió la sangre del rasguño sobre su mejilla. ¿Por qué él había recibido el rasguño e Itachi el ronroneo? ¿Por qué?

—Vamos, hay que entregarlo —dijo el mayor de los hermanos. El gato no se resistió a ese comando tanto como Sasuke.

—Esto es una tontería, una burla —bufó Sasuke. Se permitió la infantil protesta de arrastrar los pies por unos pasos y luego volvió a bufar. No comprendía cómo Itachi podía pasar por esto sin renegar, cómo era tan fácil verle la sonrisa colgada en el rostro.

"Últimamente sonríe mucho" reflexionó el muchacho. Así lo recordaba de su infancia, con aquellas sonrisas suaves y agradables levantándole las comisuras de los labios.

Era probable que lo mismo que hacía bufar a Sasuke fuese la causa de la felicidad en Itachi. Después de todo, la comadreja nunca tuvo oportunidad de hacer esas cosas en su infancia. Cuando menos lo pensó ya era capitán ANBU o espía y alguien más se encargaba de regresar los gatos extraviados. Hoy podía sentir ese vibrante ronroneo sobre su pecho y, por eso, sonreía.

Ésta era su séptima misión de este nivel.

Sasuke suspiró al pensar en cuántas más les faltaban. De verdad, es que esto era una burla.

—Oigo tus pensamientos quejumbrosos hasta acá —le dijo el mayor. En realidad eran sus bufidos y resoplidos lo que escuchaba, pero para el caso significaban lo mismo.

Se sintió tentado a ponerle las cartas sobre la mesa, a decirle que esto no se trataba de cumplir cierto número de misiones tontas y luego avanzar a las menos tontas, sino de humildad. No obstante, si se lo decía, el aprendizaje carecería de sentido; debía dejar que lo descubriera por él mismo.

—Cárgalo. O pensarán que yo hice todo —habló Itachi al llegar. Le dio al gato (quien tomó con desprecio el cambio de brazos) y cruzaron la puerta.

Una señora bastante mayor se pintó una sonrisa en el rostro al ver a su mascota. Se aproximó a Sasuke y, luego de tomar al gato, llenó al joven Uchiha de agradecimientos y cumplidos interminables. No pensó recuperar al bigotón animalito tan rápido.

Sasuke no supo cómo tomarse los innecesarios comentarios de la señora. Sólo atinó a sumirse en un incómodo silencio. Él no estaba habituado a ser felicitado y agradecido con esta efusividad, sobre todo ante una cosa tan nimia, estaba acostumbrado a que su esfuerzo fuese pasado por alto. Durante mucho tiempo no tuvo nadie que le dijera "Buen trabajo" o le palmeara el hombro en señal de felicitación.

Comenzó a pensar que estas ridículas misiones eran para contribuir a su vergüenza personal. ¿Se trataría esto de humillarlo, de rebajarlo por haber aspirado tan alto?

"Hay una palabra familiarizada con la humillación que estás pasando por algo. Es su prima lejana y se llama humildad" le dijo una voz generalmente dormida de su mente; sonaba muy similar a Itachi.

Sasuke apartó tales pensamientos y procedieron a hacer el reporte de la misión. No era su momento para darse cuenta del verdadero objetivo de las misiones. Con los años había crecido en estatura, pero también en arrogancia y ésta se negaba a morir con facilidad. Quizás la única vez que la dejaba de lado era estando a solas con su hermano. Así las cosas, la meta era que esa sencillez de carácter traspasara más allá de las puertas de su casa, que saliera a pasear por la aldea y, eventualmente, fuera de ésta. No podían decirle de forma directa que podara su ego y quemara los restos, no, para eso se encontraba este método indirecto de las misiones de bajo rango. No le pondrían un nuevo hitai-ate en la frente hasta que cumpliera con éste y los otros requerimientos, no le aceptarían realmente como shinobi de la aldea si él no deseaba ser aceptado.

Esa temporada del añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora