Capitulo 5

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Una lágrima cayó en el centro del plato al tiempo que éste se quebraba. Itachi estaba apoyando todo su peso y su tensión en la pequeña pieza de porcelana, ante lo cual ésta debió ceder, derrotada. Otras lágrimas le resbalaron por el rostro y se despidieron de su piel. Sus manos, deseosas de convertirse en puños y golpear algo, continuaban aferrándose al plato partido; éste se quebró en pedazos más pequeños que hirieron la carne de la comadreja.

Apretó los ojos con fuerza y sintió las lágrimas calientes.

¿Por qué todo le recordaba a Kisame? Cada cosa que hacía o dejaba de hacer le despertaba alguna memoria de su vida junto al tiburón. Cualquier nimiedad le conducía a pensar en él, ya fuese en sus dientes de demonio o en sus peculiares branquias, en su sorna para con el enemigo o en su tacto cariñoso hacia él, en su amor por la batalla o en su amor por...

"¡Basta!" se interrumpió. Limpió sus lágrimas con un ademán furioso y resolvió que no podía, no quería continuar así. Se le hacía un nudo en el corazón al pensar en Kisame y le daba un vuelco por desconocer lo que fue de él.

Antes de su batalla con Sasuke, Itachi había intentado cerrar el ciclo de Kisame lo mejor que pudo. En algún punto de su relación le reveló su agenda y, al acercarse el momento culminante (el enfrentamiento con su hermano) debió despedirse del tiburón. Él ya sabía que iba a morir, era un hecho aceptado. Kisame intentó hacerlo recapacitar, ¡quizás aún tenía tiempo de cambiar el plan! Pero Itachi lo desoyó. Le dijo que lo amaba, que su tiempo con él fue maravilloso y que ojala lo perdonara por esta decisión; también amaba a Sasuke y, ante todo, la familia es primero. Kisame se resignó, respetó la decisión de Itachi y finalmente la aceptó.

Esa noche no hubo porción de su piel que no fuese besada o acariciada por Kisame, recordó la comadreja.

Unos días después de eso los hermanos Uchiha se enfrentaron. Itachi había tenido el genio de predecir con certeza que la batalla estaba cerca, así mismo, ese genio le alcanzó para conocer el resultado: Su propia muerte y la victoria de Sasuke. Quizás todo hubiese podido terminar ahí para él, pero Kabuto lo revivió y en algún acontecimiento que no recordaba con claridad fue revivido, genuinamente. Regresó a la vida, la guerra terminó y él fue llevado a Konoha, donde lo interrogaron, lo investigaron y, por obra de algún acto de piedad, le dejaron en libertad.

Y ahora no podía parar de cuestionarse, ¿qué fue de Kisame?

El tiburón también tenía su propia agenda, independiente a la de Madara. ¿Fue capaz de llevarla a cabo? ¿Sobrevivió? ¿Estaba muerto? ¿Madara le habría descubierto?

"¿Habrá llorado mi muerte?" se preguntó, la vena egoísta palpitando por la sangre.

Trazó un sencillo plan para disipar la mayor parte de sus dudas. Tiró el plato quebrado a la basura, se preparó la comida, más tarde fue con Sasuke a comprar dango y dos días después echó a rodar su estrategia.

oOo

Si aguardó un par de días para esto fue con el objeto de conservar la apariencia de calma. No convenía que le juzgaran desesperado. Era mejor mostrarse tranquilo...aunque la pieza central de su plan probablemente conocía la verdad.

Tocó a la puerta del cuartel de inteligencia y le abrió nada más y nada menos que Morino Ibiki.

—¿Nos echabas de menos? —preguntó el mayor. Sobraría puntualizar el sarcasmo en su voz.

—Busco a Inoichi-san —le respondió Itachi. Decidió pasar por alto la burla de Ibiki pues no deseaba enredarse en argumentaciones sin sentido, además, debía observar una conducta impecable mientras su situación en Konoha siguiera sin resolver (era libre de andar por la villa pero todavía le aguardaba algún incógnito castigo por sus pasados crímenes).

Esa temporada del añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora