Capitulo 2

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                                                                               oOo Flash-back oOo

Para el final de su misión sobre la entrega del rollo, Hoshigaki Kisame y Uchiha Itachi habían formado una incipiente y temblorosa confianza. Era la primera confianza genuina que se tenían desde su inicio como compañeros.

Las cosas pasaron algo así:

Kisame moderó lo mejor que pudo su humor, llegaron a una aldea y se escabulló un par de horas a un burdel. Regresó a Itachi siendo el mismo de siempre y eso le duró un día. Tardaron dos días más en pasar por el siguiente poblado y Uchiha creyó que la historia se repetiría: Kisame buscaría alguna prostituta, se divertiría con ella y retomaría sus labores de Akatsuki ya satisfecho.

Sin embargo, las cosas se complicaron.

Entraron a la aldea y vieron lo pequeña que era. Además, no se ubicaba en una ruta de paso y no existían demasiados establecimientos comerciales. Caminaron unos 15 minutos buscando lugar en el que pudieran dormir y, de pronto, la desesperación de Kisame habló por él.

—No es posible que no haya un solo burdel en todo el maldito pueblo —dijo Hoshigaki.

—Querrás decir "hotel" —le corrigió Itachi.

—Es lo que dije —gruñó Kisame; no se percató de su lapsus linguae pues estaba muy ocupado mirando fachadas y buscando... Bueno, buscando precisamente lo que dijo.

Itachi comenzó a preocuparse. El nivel de distracción de su compañero era imperdonable y él no quería gastar energías en vigilarlo. Estaba a punto de reiterarle su posición (si no puedes continuar, regresa a la base), pero entonces vieron un hotel en la siguiente cuadra y Kisame apuró el paso.

Siguieron el acostumbrado ritual, se registraron en el diminuto hotel y fueron a la habitación. Itachi se quitó el sombrero de paja y desempacó sus cosas de forma meticulosa; Kisame las arrojó encima de la cama y puso a Samehada dentro de un rollo. Sin despedirse, el tiburón se marchó.

Uchiha tomó posesión de la habitación y de la cordura que conllevaba aquella soledad. Se deshizo del manto negro y rojo, soltó su cabello y buscó un cepillo. Luego de quitarse el hitai-ate, se sentó en la esquina de la cama y se cepilló el pelo. Le tomó unos minutos deshacer todos los nudos.

Estaba a punto de terminar (se hallaba quitando el cabello muerto del cepillo y tirándolo en la basura), cuando Kisame entró hecho un vendaval. Excusó su rudeza apresuradamente y le pidió dinero a Itachi.

—Kakuzu nos dio exactamente lo mismo —puntualizó Uchiha.

—Kakuzu es un tacaño y avaro —dijo Kisame en forma hosca, para sorpresa de la comadreja.

Esto último no era ningún secreto o mentira, los presupuestos de las misiones eran lo más reducidos posibles. Sin embargo, tampoco era mentira lo de la repartición: Cada miembro del equipo recibía la mitad por si tenían que separarse en algún momento, o cuando permanecían juntos se turnaban para el pago de las comidas, hoteles o sobornos.

Ésta era la primera vez que Itachi y Kisame tenían problemas con el dinero. El Monstruo de la niebla se había gastado su parte (entre las piernas de algunas mujeres, probablemente) y ahora quería hacer uso del dinero de su compañero.

Nada de eso, nena.

Itachi sintió el final de su indulgencia, paciencia y capacidad de ignorar las estupideces de Kisame. En cambio, le entraron ganas de restregarle en la cara su locura e irracionalidad. Iba a confrontarlo y a decirle algunas cosas.

Esa temporada del añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora