5. Purgatorio

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En la inmensidad de un lugar lugubre, sin ningún tipo de luz, similar a la oscuridad de una noche sin luna ni estrellas.

Un joven de cabello negro como la noche y ojos verdes con motas doradas, luchaba por mantenerse convida, ante un abismo oscuro, y las terroríficas criaturas, que intentaban consumirlo

Impulsado por su siempre determinada forma de ser, y sus inmensas ganas de sobrevivir. Juró que no se dejaría atrapar, ni siquiera cuando sus piernas estuvieran perforadas con miles de agujas malditas

Luchó y huyó con todo lo que tenía, manteniendo como única guía de su camino, la luz cálida tono esmeralda, de un farol de mano que sujetaba firme frente a él, y cuya pequeña cadena se unía a su propio pecho.

No recordaba como ni cuando la había adquirido, pero sabía con certeza que, era lo único que lo ayudaba a dilucidar el camino.

Y que lo mantenía vivo.

Corrió sobre las calles de una especie de parque o cementerio, desierto infinitamente grande y que nunca llegaba a terminar, cuya neblina imposibilitaba una mejor apreciación de un panorama

Todo era oscuro, lúgubre, gris y ciertamente tenebroso...

Sea donde sea que se encuentre, no parecía exactamente un sitio adecuado para ir cuando alguien moría.

Pero él, no estaba muerto.

Escuchó los ruidos de las enormes patas de los inmensos y deformes monstruos que lo perseguía desde que había tenido la suerte de caer en ese lugar

Horribles criaturas de cuatro ojos rojos, seis patas de lobo, cuerpo de león y un enorme hocico con grandes y afilados colmillos, le estaban dando caza desde el momento en el que llegó hace dos años.

Había al menos una centena de huesos de personas con sus faroles de luz extinguidas y rotas junto a sus restos fríos y claramente podridos...

Un cuervo, volaba junto al azabache de ojos verdes.

Terminó por acentuarse en su hombro, cuando este encontró un lugar en medio de unas estructuras de lo que alguna vez fue una casa o algo parecido, lo suficientemente estrecho para mantenerlo oculto 

Se dejó caer sentado, agotado en el suelo. Agitado por mantenerse constantemente en movimiento para evitar ser atrapado.

—¿Siguen detrás de mi?.- el muchacho de ojos verdes le preguntó en un poco más que un susurro

—Si, pero este lugar les están dificultando la entrada, no les tomará demasiado encontrar una forma de entrar.- le respondió el cuervo

—Mierda...-

—Llevas escapando meses de los Hellhound, no podrás burlarlos para siempre.-

—Wow, gracias por el aporte Mr. Obvio, tu optimismo es el sol que alumbra mis mañanas...-

—Soy una maldición, ¿qué esperabas, palabra de aliento de Micky Goldmill?. "No he escuchado la campana, levántate hijo de perra, porque Micky te ama".- recitó el monólogo imitando la voz del actor, con ironía

Dan rió por lo bajo con cansancio, las piernas le dolían como la mierda y estaba seguro de tener un par de costillas rotas tras el último Hellhound que lo tacleó hace tan solo unas semanas.

—Me alegra saber que al menos mi buen gusto en clásicos de Rocky finalmente te alcanzó. Ahora, ¿Tienes la pluma de fénix recién nacido entre sus cenizas?.-

El cuervo rodó los ojos, soltando un suspiro cansado.

—Si. Fue difícil encontrar una brecha en este basurero, y más aún encontrar esto, pero finalmente lo tengo.- le enseñó la pluma carmesí que brillaba tenue con una luz rojiza entre sus garras

𝐑𝐞𝐛𝐞𝐥 𝐒𝐩𝐢𝐫𝐢𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora