13. Dos gotas de agua

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Dan caminó hasta el estacionamiento delantero del bar, hasta su Mustang del 65 y Theo lo miró sorprendido

—¿Qué es esto?.- preguntó señalando el vehículo

—Un auto.-

—No me digas, genio. A lo que me refiero es ¿por qué tienes esto?.-

—Soy muggle ahora, no puedo simplemente aparecerme.- se encogió de hombros entrando al auto

Theo lo siguió entrando del lado del pasajero

—¿No prefieres que te haga aparecer conmigo?.-

—Nope, eso no sería bueno para mí condición.-

—Espero que me des más detalle que esos, Potter...-

Dan le sonrió divertido, con picardía aniñada en sus ojos verdes oliva, encendiendo el motor

—Ya no soy Potter, ahora soy Daniel Roswell, aunque podrías simplemente decirme Dan.-

—Me vale madre si eres la madre Teresa, para mí eres y siempre serás Potter.-

—Okay, pero eso podría prestar algunos malos entendidos.-

Theo rodó los ojos con hastío —Bien.- se resignó

Dan volvió a sonreír, está vez, tomando los lentes de sol cuadrados para colocarselos, mientras echaba a andar el auto, con la música de "Cherry pie de Warrant" de fondo

Theo apretó la mandíbula con tensión, enterrando un poco sus dedos en los laterales de su propio asiento...

—Harry... no quiero otra experiencia como la del sueño, esta es la vida real y temo por mi vida, conduce decentemente por amor a todo lo que es sagrado...- le pidió hundiéndose más en el asiento y colocándose el cinturón de seguridad

Dan le sonrió enseñándole los dientes, con evidente sorna.

—Como deseé la delicada princesa...- ronroneó mientras pisaba el acelerador a fondo, en reversa para salir del estacionamiento de tierra.

Dió un volantazo bien calculado, seguido de el freno, y el auto giró prácticamente sobre su eje. Nuevamente lo puso en marcha, mientras una nube de tierra se elevaba por los aires, cuando el ex mago retomó el camino para irse.

Ambos regresaron a la residencia donde Dan se estaba hospedando.

Entraron en la habitación y Dan dejó sus llaves y lentes de sol en la mesita

Theo estaba pálido. El maldito hijo de perra había dado esos volantazos para prácticamente matarlo de un susto, o al menos quitarle exitosamente varios años de vida por ello.

—Morticia, cariño, estoy en casa.- canturreó mientras iba a buscar una cerveza

Theo se sorprendió, ¿Harry estaba quedándose con alguien durante este tiempo?

La voz extrañamente familiar de alguien sonó desde el baño, con la puerta entre abierta —Morticia tu trasero. Y no me llames cariño, es escalofriante.-

Dan rió mientras tomaba dos botellas de cerveza, una se la lanzó a Theo, quien la atrapó, y la otra terminó destapandola, mientras se sentaba en uno de los sillones individuales, para bebersela con parsimonia.

Theo miró su botella y la dejo de lado, para mirar fijamente al rubio avellana, antes de ametrallarlo con preguntas.

Cuando abrió la boca para comenzar a interrogarlo, Dan puso una mano en frente para detenerlo, mientras bebía su botella

—Espera un momento.- le pidió

El castaño se cruzó de brazos muy serio, cuya expresión decía que no pensaba quedarse por más tiempo sin exigir respuestas.

𝐑𝐞𝐛𝐞𝐥 𝐒𝐩𝐢𝐫𝐢𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora