Tengo ganas de ti

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Pilar se había quedado dormida, se despertó en la noche, siendo al rededor de las nueve de la noche. La chica a su lado aún estaba en un sueño profundo, su rostro se veía tan lleno de paz que Pilar se preguntaba cómo era posible que tuviera tantos traumas.

— n...no, no no, él no!!!- Elizabeth comenzó a gritar, estaba teniendo una pesadilla.

- shhh...hey..- Pilar la abrazó, haciéndole cariñitos en la espalda y poco a poco Lizzie comenzó a calmarse.

El rostro de la mayor se apoyó en el pecho de la más joven y sus brazos nunca quitaron su cintura. Pilar besó su frente y prefirió quedarse ahí con Elizabeth, ella quería asegurarse de que la millonaria pasara bien la noche. Volvió a dormir y se levantó nuevamente a las doce de la noche, pero esta vez no encontró a la otra chica. Se levantó y fue al patio trasero, y ahí la vio, sentada en el borde de la piscina, con los pies en el agua. Las luces de decoración, las luces moradas de adentro de la piscina y la de la luna eran las únicas en aquel lugar. Había un silencio tan relajante que Pilar entendió porque Lizzie vino aquí.

La más joven se sentó al lado de la multimillonaria, mojando sus pies de igual manera.

— ¿que ocurre?— preguntó Pilar.

— nada, solo pienso...— susurró Elizabeth mirando a Pilar.

— ¿y en que piensas?— preguntó Pilar sin que le importara entrometerse.

— en que estuve haciendo todo mal por tanto tiempo— la voz se le cortó y bajó la cabeza mientras lloraba, sin sentirse mal por mostrarse vulnerable delante de alguien.

Pilar tomó el rostro de Elizabeth en sus manos y dio un pequeño beso en sus labios la luz del lugar y las lágrimas de Lizzie hacían que sus ojos verdes resaltaran mucho más y se vieran más intensos.

— entonces has las cosas bien ahora— susurró la menor— el pasado quedó atrás, vivir en el pasado no nos deja avanzar...tampoco hay que vivir en el futuro, si solo vives en tus sueños, hasta ahí llegará todo, sueños sin logros son solo sueños...— la menor besó la frente de la mayor— vive el presente, olvida el pasado, olvídate de lo que pueda pasar mañana, concéntrate en lo que estás haciendo ahora—

— ahora te quiero a ti— declaró Elizabeth — no quiero nada más—

— en ese caso intentemos esto—

La mayor se lanzó a los labios de la menor, el beso fue brusco y necesitado, lleno de hambre. La mayor cargó a la joven, subió a su habitación y la colocó en su cama con delicadeza.

— tu...¿quieres esto?— preguntó Elizabeth bastante nerviosa, no queriendo forzar a Pilar a hacer algo que ella no estuviera lista para hacer.

— si...si por favor—

Aquello fue suficiente para que Lizzie quitara la camisa de Pilar y su short y los lanzara a un lado del cuarto. Comenzó a besar el cuello de la chica, esta soltaba pequeños gemidos que volvían a Lizzie loca, luego su camino de besos bajó a sus senos después de haber quitado el brasier que estorbaba, comenzó a chupar uno de sus senos duros y erectos. Pilar rasguñaba la espalda de Elizabeth, sintiendo esa sensación tan nueva y con la persona que a pesar de todo, ella creía correcta para compartir este momento.

La mayor se hizo cargo del otro seno, dándole la misma atención que al otro. Luego fue bajando por su abdomen, dejando besos aleatorios por este hasta llegar al lugar que Pilar tanto deseaba que ella llegara.

— ¿estás segura?— preguntó Elizabeth

— mierda, si— dijo con frustración lo que hizo reír a Lizzie.

Elizabeth pasó su lengua por el coño húmedo de la de ojos marrones, sacándole un gemido que se debió escuchar por toda la mansión.

— si..sigue así...— murmuró la joven entre gemidos.

Elizabeth comenzó a chupar su clítoris, mientras que sus dedos frotaban su centro. Pilar estaba hecha un desastre de gemidos, sus manos agarraban las sábanas , con tanta fuerza que sus nudillos se volvían blancos, con sus ojos cerrados, ella solo se podía concentrar en el placer que Elizabeth le daba.

Elizabeth metió un primer dedo y comenzó con movimientos lentos, siguió estimulando el clítoris de la joven, haciéndole perder la poca cordura que le quedaba. Metió un segundo dedo y esta vez sus embestidas fueron más rápidas y profundas.

— ¿estás bien?— preguntó Elizabeth cuando los gemidos se volvían más altos y su espalda estaba encorvada, mientras maldecía.

— s...si— fueron todas las palabras que pudo decir, sintiendo que en cualquier momento llegaría.

Elizabeth metió un tercer dedo y Pilar soltó un chillido, sus gemidos ya casi eran gritos y fueron pocas las embestidas que Lizzie dio, para que Pilar finalmente tuviera su orgasmo. Su espalda se encorvó una vez más, mientras que esta soltaba un gemido con las pocas fuerzas que tenía. Elizabeth se encargó de limpiar todo el desastre que la joven había hecho y luego se acercó a ella, notando la fina capa de sudor que esta tenía y besó su frente, tenía los labios entreabiertos, con su respiración agitada y sus ojos cerrados.

— ¿te sientes bien?— preguntó una nerviosa Elizabeth.

— eso fue increíble— contestó Pilar tratando de regularizar su respiración.

Elizabeth sonrió y besó a aquella chica de ojos marrones que la volvía loca. Quitó su ropa quedando igual de desnuda y Pilar se quedó observando el cuerpo desnudo de Lizzie, esta vez no era como las otras, esta vez ella lo miraba con admiración. Elizabeth unió su centro junto con el de Pilar, la menor soltó un gemido, ahogado por los labios de Elizabeth quien había juntado sus labios.

Elizabeth comenzó a balancearse sobre Pilar, la habitación se llenó de los gemidos de las dos. La ojiverde apoyó su cabeza en los suaves senos de la joven, mientras que la otra rasguñaba la espalda de Lizzie, dejándose llevar por la lujuria.

Cuando las dos llegaron juntas al tan esperado orgasmo, juntaron sus frentes mientras que escuchaban sus respiraciones alteradas. Se rieron, luego rozaron sus narices mirándose a los ojos y finalmente unieron sus labios una vez más.

>>>

Elizabeth pensaba en lo que acaban de hacer, tenía a Pilar dormida sobre ella, sus brazos alrededor de su cintura y se escuchaban sus pequeños ronquidos.

¿Acaso ella se merecía verdaderamente a Pilar? Pilar se había entregado completamente a Elizabeth esta noche, ¿ella se merecía esa confianza que la joven le había dado?

Ella no se sentía merecedora de aquello. Pilar era demasiado para Elizabeth.

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