Seguía besándome de esa manera tan intensa y única. ¿Pero cómo podía causar tanto en mí con un simple beso? Eran increíbles las sensaciones que me hacía experimentar.
Una de mis manos se mantenía en su nuca, atrayéndolo hacia mí dándole mayor profundidad al pasional beso, además me aseguraba de que no se alejara de mis labios, aunque dudo que este pensamiento le pasara por la mente.
Su lengua recorría cada centímetro cuadrado de mi boca, robándose por completo mi abastecimiento de oxígeno, no podía más, era seguir con ese beso pero prácticamente morir. Mi otra mano se encontraba en su mejilla, subí está haciendo hacia atrás su perfecto cabello, corrí mi rostro unos centímetros solo para poder respirar, pero él no se detenía. ¿Qué acaso pretendía matarme?
Comenzó a bajar con sus besos por mi mejilla hasta llegar a mi cuello. Por instinto eche mi cabeza hacia atrás, dándole el acceso total a esa zona tan sensible de mi anatomía.
Rosaba, mordía, besaba, simplemente hacia lo que le placía conmigo. Así que era ahora o nunca, más bien era ahora o más delante no poder detenerme.
Lo tome de la barbilla y lo guié nuevamente hacia mis labios y lo bese nuevamente, como si no hubiera mañana -Dios, este hombre no puede ser más provocativo- afirme en mi interior, al mismo tiempo que -en contra de mi voluntad- lo separe de mis labios uniendo nuestras frentes. Abrí lentamente los ojos, ya que aún estaba tratando de controlar mi sistema nervioso. Sus labios estaban el doble de gruesos y de un rojo cereza. Me había equivocado. Si podía ser más provocativo. Sus ojos me miraban fijamente, más no fríamente como de costumbre, tal vez me arrepentiría de esto.
-...Y te volví a besar- susurre sobre sus labios con un tono de voz victorioso, antes de deshacer la llave que había formado con mis piernas alrededor de él.
Me bajo esquivando mi mirada, la verdad yo esperaba un '¡Lo ves! ¡Ves cómo eres!' pero nada. Su cara de estupefacción era indescriptible, no sé si era enojo, decepción, fastidio. O tal vez una mezcla de todas. Acomode mi vestido y mi cabello antes de sacarle la vuelta - ¿Empezamos con la guía?- pregunte como si absolutamente nada hubiera pasado. Me di la media vuelta para poder verlo, pero él seguía de frente a la pared, y me ponía algo nerviosa. Tal vez había alterado 'Algo' más que su respiración.
Se dio la vuelta y camino hacia mí, mis nervios con obvia razón aumentaron. Todo pasaba por mi mente, -¿Un golpe? ¿Violación?- reí estúpidamente en mi interior por mis tontos pensamientos. Estaba a solo unos centímetros de mí, pero no se acercó a mí como yo creía que lo haría, me saco la vuelta y se dirijo a la mesa que estaba detrás de mí y tomo el enorme paquete de hojas. Tomo la mitad aproximadamente y me lo entrego.
Sonreí y tome las hojas, mi objetivo era hacerlo enloquecer por completo. Y si a la primera le doy el 'Paquete completo' no serviría de nada. Además no soy tan fácil. En realidad no lo soy, solo a él le estoy facilitando un poco las cosas.
Me senté en el sillón donde había dejado mi bolsa, Minho también se sentó pero del otro extremo del sillón, no era mucha la distancia ya que era un sillón solo para tres personas.
- ¿Por qué tan lejos?- pregunte divertida -No muerdo- tome un bolígrafo color rosa de mi bolsa -...A menos que quieras- volteé a verlo y una pequeña sonrisa comenzaba a asomarse en su rostro, pero al sentir mi mirada la desapareció -Oh vamos- alargue riendo -Sé que quieres reírte- le dije y solo negó con la cabeza sin despegar la mirada de las hojas -Te vuelvo loco, lo sé- dije entre risas.
-Por qué no dejas de decir estupideces y comienzas a responder las hojas- al menos no lo negó, puede ser una estupidez cierta.
Comencé a contestar pregunta por pregunta de la inútil guía, -Para que darnos una guía si ni siquiera tendremos examen- hoja que respondía la ponía a entre Minho y yo.
-Si no sabes las respuestas búscalas en el libro- hablo nuevamente sin voltear a verme, tal vez creía que las hojas que dejaba entre nosotros eran porque no las sabia.
- ¿Quien dice que no las se?- pregunte girándome hacia él, levanto su mirada y tomo todas las hojas que estaban en el sillón. Solo lo observaba mirando las hojas contestadas con tinta rosa -Ya te lo dije Minho- me miro -Soy más lista de lo que crees.
― ¿Lista?― soltó una carcajada.
―A si es― sonreí orgullosa.
―No lo creo― puso los ojos en blanco para luego regresarlos a la guía.
―Es que tu no entiendes Minho― reí ―Te lo demuestro constantemente― quite las hojas del sillón y las puse en la mesa de centro ― Y soy tan lista...― alargue ―que me he dado cuenta de algo...― dije y solo sonrió y volteo su mirada hacia mí.
― ¿De qué?― pregunto divertido.
―De que te encanto― poniéndome de rodillas comencé a avanzar la corta distancia que había entre nosotros ―De que te vuelvo loco― su rostro estaba neutro, no sonrisa, no ceño fruncido, no nada ―De que muy dentro de esa 'Rudeza' que demuestras, hay sentimientos ― enfatice la última palabra.
― ¿Ah sí?― pregunto con ironía ― ¿Que te hace pensar eso?― puso sus manos en su nuca.
― ¿Que me hace pensar eso?― sonreí y lo tome de los hombros ―Tu― me senté en sus piernas poniendo las mías a sus costados. Saco sus manos y las puso sobre mi cintura para quitarme, pero ante un movimiento que hizo, quedamos recostados en el sillón, más bien, yo quede recostada con él sobre mí ―Tus reacciones, me hacen pensar eso― pase mis brazos por su cuello formando una cadena, evitando que se alejara ―Te gusto Minho― me atreví a asegurar.
Su mirada iba de mis labios a mis ojos, lo que daría por saber qué era lo que pasaba por su mente. Tal vez había dado en el punto, tal vez si le gustaba.
Eran escasos los centímetros que nos separaban, podía sentir su cálida respiración mezclarse con la mía, con su brazo izquierdo sostenía su peso, levanto su mano derecha y la acerco a mi rostro y con una suma delicadeza corrió un mechón de cabello que estaba sobre mi frente acomodándolo detrás de mí oreja. Dejo su mano en mi cuello y lentamente acorto la distancia entre nosotros. Uniendo nuestros labios de la manera más perfecta posible, por primera vez me besaba 'Tiernamente'.
Sus labios se rosaban tan dulcemente con los míos, era completamente increíble, era tan diferente a los besos anteriores. Todos habían sido fantásticos y claramente este no había sido la excepción -¿Fantásticos?- comenzó a subir un poco la intensidad bajando a mi cuello, por reflejo mis ojos se cerraron, disfrutando del placer que Minho se encargaba de producir en mí.
Al sentir su húmeda lengua rosar mi piel, produjo cosas inexplicables en mi interior, algo que jamás había sentido, y para ser sincera me encantaba.
― ¿Así que crees que me gustas?― su mano derecha, la que anteriormente se encontraba en mi cuello, bajo hasta mi pierna, en la cual comenzó a brindar aniquilantes caricias. Hice un sonido con la garganta como diciendo 'Si' ―Que estos 'Encuentros'― hinco sus labios en mi piel haciéndome saltar inconscientemente ―Son porque estoy 'Enamorado'― hizo un estúpido tono al decir esta última palabra.
―Yo nunca dije eso― dije aturdida y su mano en mi pierna comenzó a deslizarse hasta llegar a mi trasero ―Pero ahora que lo dices― mordí su labio inferior ―Puede que si lo estés― soltó una amarga carcajada sin dejar su accionar de besarme y acariciarme.
―Creo que te equivocas― bajo nuevamente a mi cuello para luego regresar dejando un camino de besos por el margen de mi mandíbula ―Puede ser que...― susurro en mi oído ―Puede ser que solo quiera acostarme contigo, y adiós― jugueteaba con el lóbulo de mi oreja. Esta vez fui yo la que soltó una carcajada, ―Puede que sepa que entre más te rechace más me deseas tú a mí― Ok, este hombre me estaba volteando la jugada. El no debía jugar conmigo ―Pero no, en realidad te detesto― sentí sus manos en mi clavícula, haciendo figuras abstractas con las yemas de los dedos.
―Entonces acabas de descartar todas mis opciones, ― sonreí sin abrir los ojos ―Así que queda 'Solo por sexo.' -

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Tu y Yo minho y tu
FanfictionLa historia transcurre cuando Aaron, el novio de la grandiosa ______ Smith decide terminarla. Onew su mejor amigo empieza a ''ayudarla''. Luego deciden hacer una apuesta pero lo que no sabe es que el destino está a punto de hacerle una mala jugada