20 de diciembre de 2012 "Sin planes"
Puno – Copacabana – Isla del Sol
Al despertar de un sueño recuperador llegamos a la terminal de la ciudad de Puno, que puedo decir de esta ciudad, es un sitio ubicado al lado de un lago misterioso, un lago al cual lo llaman el Titicaca; en esta terminal tuvimos que hacer transbordo, en este bus nos volvimos a encontrar Aleish, con el cual empezamos a entablar una conversación y conocer un poco de la cultura catalana, dentro de este viaje conocimos a otro grupo de personas muy interesantes dentro de los cuales estaban: Rubén (León, España) y Gian Carlo (Lima, Perú).
Quisiera decir lo impresionante que es la vida de mochileros, hay un ingrediente interesante en esta vida y es que se dejan a un lado los prejuicios, las nacionalidades y los miedos de decir hola, romper el hielo y abrir el corazón, fue impresionante como en ese bus con dirección a Copacabana generamos una conexión tan interesante que hicimos un grupo, éramos una banda de hispanohablantes que íbamos hacía un sitio llamado la isla del sol, en el lago Titicaca, en este punto se empezó a formar un plan, no planeado, nuestro nuevo destino era la fiesta del fin del mundo.
Para honrar este grupo quisiera hacer una descripción de los integrantes de esta banda; Aleish era catalán como lo había dicho antes, era estudiante de medicina y no sé porque tenía un aire a Doctor House, lo molestábamos mucho diciéndole que nos podía recetar para cualquier mal que nos aquejara y siempre recibíamos la misma respuesta.
-Agua y paracetamol (acetaminofén).
Rubén era de León y era una persona muy alegre y fiestero, era bailarín profesional, lo interesante era como guardaba sus experiencias de su viaje en una agenda, está agenda era la más elaborada que había visto.
Por último Gian Carlo era de Lima, un músico con aire a Andrés Calamaro, su forma de ser era de me voy punto, no le importaba absolutamente nada, ni la plata, ni la comida, no entendía como sobrevivía.
Continuando con el relato debo darles un poco de contexto debo decirles que había una creencia en la cual el 21 de diciembre del año 2012 el mundo se iba acabar, la creencia popular se había formado por la interpretación de algunas personas sobre unas profecías Mayas, las personas se habían llenado de supersticiones y se habían enloquecido, durante todo ese año se había hablado sobre la fatídica fecha y bueno en este contexto estábamos, íbamos rumbo a un sitio donde era la fiesta del fin del mundo, no lo puedo negar, me imaginaba la fiesta más absurda del mundo; mezclemos unos cuantos ingredientes, una isla, personas de todas las partes del mundo, una fecha "fatídica", suponía que alcohol y quien sabe que cantidad de drogas, eso daba como resultado la receta perfecta para la fiesta más descontrolada de la historia.
Bueno regresemos un poco a la narrativa, llegamos al paso fronterizo, personalmente me sentía entrando como a un circo, el paso era caótico, lleno de filas, casas un poco destrozadas, desorden, en fin cambiamos dólares a un precio de cambio de 1 a 6.8 bolivianos, llegamos a Copacabana y empezó la búsqueda loca por encontrar lancha para ir a la isla, los precios habían subido debido a que todo el mundo quería ir a la famosa fiesta, no encontramos rápido por lo que decidimos buscar almuerzo, en este punto paso algo extraño, Manuela decidió ir a comprar su almuerzo, debido a que ella era vegetariana y no iba a comer lo que los demás íbamos a consumir, quede con ella en encontrarnos en un sitio, pero mis instintos básicos de supervivencia me hizo romper la regla de la lealtad, no lo se me deje llevar por el momento y termine en otro sitio, en un sitio realmente loco, para acceder a este había que ingresar por la plaza de mercado, ese día estaba un poco sola, pero al final había una pequeña puerta, una pequeña como secreta, al llegar allí pareciera que íbamos a entrar a un espacio prohibido, pero al abrir la puerta de verdad fue como ingresar a un mundo paralelo, a Narnia, no lo sé, había tanta gente, muchas mujeres haciendo almuerzo, un caos, mientras lo que dejábamos atrás era diametralmente opuesto. Almorzamos y luego buscamos a Manuela, ella estaba indignada, porque la había dejado botada, no había podido comer y allí ocurrió nuestra segunda discusión del viaje, cada uno se quedó en su posición, yo disculpándome de lo que había sucedido, dándome excusas y justificándome de porque no había hecho nada malo, compramos unos panes y agua para llevar a la isla del sol.
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Crónicas de un viaje hacia el sur
AdventureEn estas páginas están consignadas algunas aventuras y experiencias que salen al viajar.