ARGENTINA

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23 de diciembre de 2012 "corazón a mil"

Lugar: La Quiaca – La Pampa Argentina

 

No recuerdo cómo llegamos a este momento en el que estamos sentados en el bus y de un momento a otro este se detiene en un pueblo, nos dicen que tenemos que descender, que el trámite para cruzar la frontera va a ser demorado, lo que no entendía era como íbamos a cruzar la frontera si no estábamos haciendo fila, según los funcionarios de la famosa empresa, lo que sucedía era que teníamos asignado un turno, al principio lo creí, pero acorde el día iba avanzando y el calor se iba volviendo más intenso mi mente pensó en que nos tenían engañados, simplemente estaban esperando para llenar el bus y nos tenían ahí esperando. Pasaron 6 horas de estar en ese pueblo, cuyo nombre era Villazón y no había sucedido nada, a Manuela y a mí nos daba miedo movernos, por si el bus le daba por moverse de un momento a otro.

A las 9 horas de espera por fin el bus dio señales de moverse, nos dirigimos  a la frontera y nos tocó hacer fila para que nos dieran la entrada a Argentina. Este era el momento de la verdad, era el aquí y el ahora, en pocos minutos se iba a definir si podía llegar a Buenos Aires; en la fila nos encontramos a un paisa, ¿cómo lo supimos? Simple, llevaba puesta la camiseta de Nacional, era como diríamos en Medellín una nea, lastimosamente tenemos tendencias a juzgar a las personas con la primera impresión, pero bueno sus gestos, sus palabras y lo que nos contaba nos formaron esa imagen en la cabeza.

Pasamos sin ningún problema por el control migratorio, algo curioso que contar en este caso, es que en esta frontera vi un fuerte control por el ingreso de alimentos, pero también vi como los bolivianos se las ingeniaban para poder entrar alimento de contrabando a Argentina; el método era muy sencillo pero ingenioso, bueno realmente no ingenioso, pero efectivo, las personas que iban a ingresar la comida le decían a una mujer que escondieran los productos en las espaldas, hay que decir que las bolivianas usan unas telas para llevar a los niños atados a la espalda, por lo que un bulto de papas atado en la espalda con estas telas pueden hacerse pasar fácilmente como niños.

Al otro lado de la frontera vimos a una coreana, estaba llorando desconsoladamente, nuestro instinto de ayudar gente nos hizo acercarnos y luego de tratar de entablar una conversación debido a que ella no hablaba español y el inglés que tratábamos de hablar no era muy inteligible. Bueno luego de nuestra conversación medio entendimos que ella había comprado un tiquete Villazón - Buenos Aires en el piso de abajo, que ella lo había comprado así porque la silla era más cómoda ya que tenía problemas en su espalda, pero que le habían incumplido el trato y actualmente estaba en el segundo piso, también nos dimos cuenta que le habían cobrado más de la cuenta, Manuela eso la puso furiosa y fue a pelear con la azafata, mientras yo trataba de recordar donde la había visto antes, cuando de pronto "EUREKA" era la asiática que había visto desde mi segundo piso en el camarote del hostal. Nuestra nueva amiga se llamaba Sora Lee, luego de un rato Manuela volvió con buenas noticias y Sora pudo estar en el puesto que le correspondía. No hubo mucho más que contar sobre este día, la única novedad era que mi corazón palpitaba tan fuerte que sentía que se iba a salir de mi cavidad toráxica, supongo que Manuela estaba igual, estábamos a poco de llegar a la meta final de este viaje, con todas las dificultades que habíamos tenido, estábamos a punto de cumplir nuestro objetivo.


Navidad en un bus, me acabo de despertar, no sé cuántas horas llevó en este bus, pero el viaje ya se está volviendo un poco largo. Manuela anda dormida, creo que los buses tienen un efecto de anestesia, dentro del bus nos proveen de todo un poco, el bus para en una estación de servicio, donde podemos estirar un poco las piernas que por culpa de la inactividad han perdido un poco de fuerza, sigue el viaje y por la ventana puedo ver grandes planicies donde veo diferentes tipos de ganadería, afuera veo llamas, vacas, cerdos, ovejas... es un paisaje un poco monótono, quiero llegar ya a Buenos Aires, pero las cosas no cambian, es lo mismo...

Crónicas de un viaje hacia el surDonde viven las historias. Descúbrelo ahora