Capítulo 4 Regresarás

236 40 42
                                    

No fue los mismo desde aquel día en el que supe que el niño era niña. Yuuki, no volvió a dormir en la misma cama conmigo, tampoco volvimos a jugar bruscamente. Ante mis ojos hay una niña que no quiere aceptar la diferencia entre los dos, o es así como su padre le a planteado, que es un niño. Una situación tristemente de la cual no puedo hacer nada al respecto. Tengo mejores metas que servir como terapeuta del viejo y la niña. Salir de este encierro y regresar a Konoha es mi prioridad. Tengo que lograrlo. Nada hará que cambié de parecer. Otra vez vamos a estar juntos, Rin.

—Obito-kun, mi padre quiere hablar contigo. Quiere que te acerques. —En cambio Yuuki no a dejado de actuar como antes. Está parada a un lado donde hago lagartijas con una mano y la otra atrás de mi espalda.

—Dile a tu padre que no voy a ir —es estúpido decir tal estupidez cuando estamos en la misma habitación a no tan lejos de cada uno. Sigo con mi rutina, nada me va a desconcentrar.

—Padre no quiere un no por respuesta. Anda, Obito-kun, vamos con él. —Yuuki toma mi brazo, el cual está sobre mi espalda e intenta llevarme con el viejo. Olvidé mencionar que hoy me levanté de mal humor.

—¡Lárgate, no me molestes, piojosa! —Arrebate mi mano con fuerza, haciendo que Yuuki cayera sobre mi espalda. Mi mal humor hizo que cometiera una tremenda estupidez, golpeé a la niña y la tiré varios metros de mí. Ella rápido llevó su mano a su pecho por donde la golpeé y quiso llorar, pero no lo hizo. Mi vista rápido viajo a Madara, pues espero que haga algo al respecto, cosa que no sucedió porque no oyó el llanto de su hija. ¿Por qué no lloraste, Yuuki?

—Me duele... —mascullo mientras se pone de pie sin quitar sus manos de su pecho.

—Yuuki..., perdón —mascullo mientras la veo alejarse y esconderse atrás de la silla donde su padre pasa la mayor parte del tiempo dormido.

Esta vez si que me pase de la mano. Olvidé por un momento que no es un niño, sino una niña. Lo correcto es ir a discúlpame. Dejo las lagartijas por un momento y voy a ella, sin embargo, Madara siente mi presencia y abre los ojos.

—Por fin viniste. Déjame hablar contigo por un rato.

No tuve tiempo de negarme, Madara me puso en Genjutsu donde me obligó a ver un panorama blanco y a él cuando adolescente. En las próximas horas me enseñó varios Jutsus de fuego y una que otra cosa del pasado del clan Uchiha, de los cuales no sabía. También quiso meterme cizaña sobre lo que dejé en Konoha. Otra vez le hice saber que no iba a lograr convencerme y aproveche para preguntarle por qué no le mostraba todo esto a su descendiente. Madara es su forma adolescente respondió de lo más neutro.

—Porque no nació para ser ninja. Es un error.

—Pero por qué es un error, es tu engendro, y a lo que yo recuerdo, tú eres uno de los fundadores de Konoha y el fantasma de los Uchiha. Tus genes no pueden simplemente haberse borrado por la vejez.

—Pues así resultó. Mi edad afecto.

—¿En qué modo?

—Preguntas mucho.

—Preguntó poco. Casi no hablamos, viejo. Qué te cuesta decirme la verdad sobre por qué tu hija es un error.

—¿Hija? —preguntó, elevando una ceja.

—Viejo, ya sé toda la verdad.

—Entonces también has de saber que tú eres descendiente directo de mí.

—¡Mientes, somos Uchiha, pero no somos directos! —me exalte. Madara sabe cómo sacarme de mis casillas con su manipulación maldita.

—Lo somos, verás...

Falsa promesa (Obito x Oc / Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora