Seiren no puede hacer otra cosa que no sea llorar. Lleva más de una hora sentada junto a la ventana mientras ve la lluvia caer fuera de casa.
Se siente tan frustrada. Tan limitada.
Había olvidado esa sensación de no poder salir de casa, pero Yuta había tomado esa decisión por su bien, y ella había aceptado, era lo mejor para no meterse en más problemas en la universidad. Porque si no, hubiese ido tras él.
Y es que incluso cuando ella había aceptado no podía evitar sentirse mal. Tuvo la oportunidad de decirle a Dori la verdad pero en lugar de eso solo le dijo que no podía enfermar.
Tal vez eso era lo que la hacía sentir tan mal, saber que él estaba ilusionado con que ella iría a verlo y que no fuese así. Ella conocía perfectamente ese sentimiento de decepción cuando te das cuenta de que te han mentido.
Y no quería que Dori lo sintiera por su culpa.
Su mano izquierda no pudo evitar cerrarse en un puño cuando la sintió temblar, miraba la hora constantemente en el reloj, y este cada vez se acercaba más hacía las cuatro de la tarde.
No quería que fuese así. No quería que la hora llegará. Ella en verdad no quería decepcionar a Dori.
Cierra sus ojos con fuerza, y de repente está la pequeña Seiren frente a un auditorio de más de cien personas, su sonrisa es grande. Ella se había anotado en un concurso de baile de su escuela y había traído a su hermano como acompañante, ambos habían practicado bastante. Estaba segura de que todo saldría muy bien. Ese mismo día ella y su hermano estaban cumpliendo catorce años, el número de la suerte de Seiren.
Por un momento la luz se apaga y la música comienza a sonar, ahora solamente hay un círculo de luz en el centro, donde todos pueden contemplar como la pequeña Seiren empieza a danzar al ritmo de la música. Sus ojos están cerrados y la sonrisa en su rostro está ahí, sus ojos se abren cuando la mano de su hermano toca la suya, ambos comienzan a danzar juntos mientras la canción trata de una pareja feliz, pero la intensidad con la que Seiren baila es mayor, intentando trasmitir al público que él hombre en la relación hace el mínimo esfuerzo porque eso funcioné. De nuevo la luz es apagada, el sonido del piano le hace saber al público que aún no terminan, pero el ambiente ha cambiado. Seiren no puede evitar mirar desde la oscuridad al público, buscando con la mirada a su madre para saber si le estaba gustando. Pero hay un problema, su madre no está, el asiento que le había reservado está vacío. Sus ojos se humedecen por la decepción que la ha invadido, y como si fuese el momento justo, la luz del centro se enciende y ella aparece bailando una vez más, pero esta vez sola, sin querer las lágrimas empiezan a rodar por sus mejillas pero ella no se detiene, no se iría de aquí sin haber dado todo. El público está verdaderamente cautivado por las expresiones tan reales que la niña les brindaba.
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𝐂𝐎𝐈𝐍𝐂𝐈𝐃𝐄𝐍𝐂𝐄, (dori sakurada)
FanfictionDori nunca imagino enamorarse tan perdidamente de aquella chica con la que había coincidido solo un par de veces. ¿Pero que podía hacer? Su linda sonrisa acompañada de seguridad lo había conquistado. Dori Sakurada x OC