Dori nunca imagino enamorarse tan perdidamente de aquella chica con la que había coincidido solo un par de veces. ¿Pero que podía hacer? Su linda sonrisa acompañada de seguridad lo había conquistado.
Dori Sakurada x OC
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Seiren abre los ojos de golpe y no entiende que ha pasado, de sus ojos no dejan de salir lágrimas y sus manos no paran de temblar. Hay algo extraño, está en la cama de su habitación y en la ventana la noche se ve venir. Está confundida.
Sale de su habitación y camina lentamente hacia la habitación de su hermano, por el espacio abierto puede darse cuenta de que él está ahí, pero no está solo, está con Sicheng así que prefiere no interrumpir. Esta vez camina hacía la sala y va directamente hacia el cajón donde guardaban las llaves de su antigua casa, ahí estaban.
Al parecer todo había sido un mal sueño.
Pero aún había un peso sobre sus hombros.
Estaba olvidando algo más.
O más bien a alguien.
Camina de nuevo hacía su habitación y seguido de eso al baño, puede verse frente al espejo y está hecha un desastre, el poco maquillaje que traía se había escurrido mientras dormía.
No entiende como es que termino dormida, o porque ese sueño se sintió tan jodidamente real. Un suspiro sale de sus labios y abre el espejo del baño para buscar algo en especial.
Ahora lo entiende todo.
Ella recordaba hasta cierto punto haber tomado su medicamento para evitar sobre pensar las cosas, pero este estaba dentro del espejo.
Seiren vuelve de nuevo hacia su habitación, y va al mueble junto a su cama para tomar el frasco de pastillas, de nuevo suspira cuando se da cuenta de que en realidad había tomado dos pastillas para dormir en lugar de las que debía.
Ella era la definición de fracaso.
Seiren está por acostarse una vez más cuando su cabeza parece al fin reaccionar, haciendo click en lo más importante, la cita con Dori.
Empieza a maldecir por lo bajo y coloca sus zapatos con rapidez antes de salir de su habitación y tomar las llaves del auto de su hermano para manejar hacia dónde habían acordado.
Era una idiota, obviamente Dori no estaría ahí. El reloj en su muñeca marcaban las 9:03, su cita era a las 4 en punto. Era muy tarde.
Seiren había estacionado el auto cerca de ahí, pero por castigo a ella misma se vio en la obligación de quedarse un rato en ese lugar, soportando el sereno y el ver a las personas pasar en pareja.
