5

288 43 5
                                    

Estuve unos cuantos días en cama, después e la épica pelea de Hashirama contra Madara, en la que Hashirama ganó y la aldea comenzó a mejorar con más velocidad.

Todo había estado raro, me quedé en casa de Mito, y digo Mito porque Hashirama casi que no aparecía de todas las reuniones con los kages que hacian y aunque Tobirama lo acompañaba a todos lados y se encargaba de que Hashirama no regale la aldea, el encontraba aunque sea un momento para venir a verme.

Ese era uno, y yo me quería parar, eso hice realmente hasta que el entro y me vio haciendo fuerzas para salir de la cama. Apareció de inmediato a mí lado para tenerme, y sin decir nada me ayudó un poco a ponerme de pie, dándome estabilidad con una mano en mí espalda baja.

Los huesos de mis piernas crujieron y no supe si era por tanto tiempo de estar acostada o de que realmente me dolían aún por ese genjutsu del diablo.

Tobirama no dijo nada hasta que vio que me pude mantener de pie sola.

— ¿Crees que puedas caminar un poco o te tendre que llevar?— me pregunta y se que su idea es que no sepa a qué se refiere.

Pero lo pienso y me hago la idea de inmediato, quiere ir a algún lugar conmigo.

— Puedo.— asiento y le sonrio, aunque la realidad es que doy dos pasos y jadeo, casi me caigo de cara al piso si no fuera porque antes de que caiga Tobirama estaba allí, de vuelta.

No demoró en sostenerme en sus brazos, y enrede mis brazos en su cuello.

El olor de Tobirama era una especie de menta fuerte, como si antes de venir conmigo hubiera estado entrenando en algún campo de entrenamiento con plantas de menta alrededor, como si el olor lo persiguiera y el se adueñara de el.

Y de repente desaparecimos.

No tengo idea que fue e incluso sería lo suficientemente atrevida para decir que nos podría haber teletransportado muy tranquilamente, pero sea lo que sea fue tan rápido que nadie nos vio.

Paramos sin embargo en el centro de lo que sería la aldea. Una de las primeras casas terminadas, con madera de pino, muy clara y pilares que sostenían una galería alrededor de esta, si no fuera porque eran las tres de la tarde se deberían ver las luces que de noche serían preciosas y le darían un toque de calidez a la casa que nadie esperaba de Tobirama Senju.

— ¿Ya terminaron una casa?— le pregunto y el nisiquiera me mira cuando se dirige a la puerta de esta.

— La termine.— dice como remarcando que la hizo el y que no era las casas de construcción general. — Y es la mía.

Lo miro totalmente atónita, como si el hombre más arrogante del mundo me acabará de confesar algo importante, como si me acabará de traer en brazos a ver su casa, a ver su trabajo.

Recuerdo la cara de Tobirama cuando entramos al lugar, recuerdo un rostro que atravesó guerras y parecía más interesado en saber la reacción de alguien, Tobirama interesado en algo ya sonaba a otro idioma, como si hablara algún tipo de cavernícola, "Tobirama, interesado." Tobirama mirando profundamente a alguien que no es el mismo ni su familia ni un jutsu que creo.

— Es hermosa.— digo en cuanto me baja de sus fuertes brazos, camino aún un poco dolorida, pero lo soporto para que no me tenga que cargar también dentro de la casa.

Me doy la vuelta a mirarlo despues de admirar el lugar, el tiene la vista en mí, serio como siempre y de repente desvía su mirada de la mía.

— A partir de hoy vivirás en este lugar. Conmigo.— Me dice como si fuera algo que ya está decidido, y aunque no me gusta cuando me da órdenes está vez no lo dice con la intención de orden irrefutable, lo dice despacio, como dándome lugar a que lo contradiga si no quiero que esto sea así. 

𝐋𝐈𝐑𝐈𝐎𝐒 | 𝐓𝐎𝐁𝐈𝐑𝐀𝐌𝐀 𝐒𝐄𝐍𝐉𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora