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El filo de la espada pasó muy cerca de la mejilla de Daeron quien pudo alertar el movimiento justo a tiempo para esquivarlo

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El filo de la espada pasó muy cerca de la mejilla de Daeron quien pudo alertar el movimiento justo a tiempo para esquivarlo. Por un momento, miró anonadado a su contrincante, sorprendido por la capacidad ofensiva que Taryne poseía. Si él no hubiese esquivado el golpe, probablemente tendría un corte en el medio de su cara y la joven lo sabía. Le había atacado sin cuidado de lastimar.
Daero no pudo permanecer quieto mucho tiempo puesto que tuvo que dar un salto hacia atrás para esquivar nuevamente la espada que había rozado sus cabellos.

Taryne era tan ofensiva que no le dejaba siquiera amagar a dar un golpe. Daeron apenas tenía tiempo para pensar en sus movimientos defensivos cuacando ella te atacaba. Era muy rápida y demás decir habilidosa. Su cuerpo pequeño le daba un rango de movilidad inverosímil, y por supuesto, ella sabía como aprovecharse de eso para utilizarlo a su favor.

En cuanto tuvo oportunidad, el joven intentó moverse con la espada en alto en dirección a su cuello. Pero Taryne le bloqueó la trayectoria con su arma. Lo que más sorprendió a Daeron fue que tomó la punta del filo e hizo presión con los brazos para empujar al subió hacia atrás, que tuvo que mantener el equilibrio para no caerse.

Ella debía cortado la mano pero no parecía importarle para nada.

Una vez más caminaron en círculos, uno frente al otro, enfrentándose. Analizándose. Aunque Daeron tenía más que en claro que no tenía posibilidades de ganar aquel duelo.

De todos modos intento tomar la delantera. Dio un paso adelante siento completamente directo, con la punta en dirección a su rostro. Pero ella lo esquivó. Se hecho hacia atrás y cambió su espada de mano, cosa que desorientó por completo a Daeron que no llego a cambiar la dirección de su arma. y termino con el filo de la espada de Taryne rozándole el cuello.

—Yo ganó. Otra vez.

Daeron le sonrió. Abrió los dedos de su mano y dejó caer el arma sobre la tierra. Le da un empujón a Taryne lo bastante fuerte como para que caiga de culo al suelo.

—Yo ganó —se burla. Pero extiende su mano en dirección a la joven en el suelo. —Si. Siempre ganas tu—. Refunfuña.

Cuando la joven toma su mano, el tira hacia atrás ayudándola a ponerse de pie. Había sido una pelea justa.

—Algunos días tenemos más suerte que otros —dice. Y se encoge de hombros.

—Nunca tengo suerte cuando se trata de entrenar contigo.

Taryne alza una ceja. Con una mieca divertida.
—O tal vez es que te falta practica.

—Si, si. Como digas. —Taryne suelta una carcajada, satisfecha por haber logrado irritar a su primo.
Molestar a Daeron resultaba muy fácil ya que era un joven un tanto malhumorado y caprichoso en ciertas ocasiones.

Eso hacía que fastidiarle se volvese divertido. A Taryne no le extrañaría recibir algún que otro empujón más si seguía burlándose de él.

—¿Seguirás intentándolo o te vas a dar por vencido? —pregunta. Sus manos rozan el suelo y levanta las espadas que ahora estaban desperdigadas en él para volverlas a dejar en el cajon.

El dragon de dos cabezas [Aemond/Aegon Targaryen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora