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Junhoe se encontraba llenando los frasccos vacíos con nuevos dulces mientras Rosé hacía una torre de los malvaviscos que acababa de comprar.

Cuando la pila de estos cuatro dulces se desmoronó, ella pudo ver una pequeña figura al otro lado de la calle.
La fría temperatura del exterior y la calefacción del interior de la tienda provocaban que los vidrios se empañaran. La chica de vez en cuando hacía un círculo sobre el cristal para poder ver lo que había afuera.
- Mira nada más a quién tenemos aquí...

Se levantó de su asiento para cerciorarse mejor y efectivamente, bajo ese montón de ropa abrigada se encontraba el chico que no abandonaba los pensamientos de su amigo.

Baekhyun, quien estaba luchando contra los cables de las luces navideñas enredados, dejó su trabajo para echar un vistazo junto a la peli-rosa, imaginando que se trataba de otra persona.
- Oh, es el pequeño Kim.

Junhoe los ignoró, ante su nula reacción, el pelirrojo habló más fuerte.
- Esta vez sí es cierto, June, te juro que no estamos bromeando, está congelándose por allá.

Koo lo observó aún desconfiado. Dando zancadas abrió la puerta de la tienda y la pequeña figura que se abrazaba a sí mismo lo notó.

Jinhwan no estaba seguro con qué excusa ir allí, acababa de hacer un recado del trabajo a tiempo parcial y estaba dispuesto a volver cuando la puerta de la tienda se abrió mostrando a Junhoe quien al parecer lo había reconocido.

No tuvo de otra más que fingir ser un cliente, entró a la tienda y sintió el golpe de calor en su rostro a causa de la calefacción.
- No estaba seguro si estaba abierto, el letrero no se veía bien desde el otro lado de la calle - Mintió Kim - ¿Tienen chocolate caliente?

Junhoe asintió y salió por la puerta trasera. Ante la atenta mirada de los otros chicos, Jinhwan se puso nervioso.

Notó nuevamente la guitarra de la chica allí, iba a decir algo cuando ella se le adelantó.
- ¿También tocas?
- Un poco, no recuerdo muy bien, mi abuelo solía fabricar guitarras.

La chica de pronto se interesó por el hijo del carpintero, tuvieron una breve conversación hasta que Junhoe volvió con la taza de chocolate.
- Espero que te guste con crema.
- Sí, gracias. ¿Cuánto me alcanza?
- Invita la casa.

Jinhwan tomó asiento junto a la chica, al lado del ventanal empañado. No podía demorarse demasiado, le echó un vistazo al reloj de pared y se planteó la idea de permanecer allí por tan solo diez minutos.

Junhoe giró la silla frente a él y se sentó sobre esta, abriendo las piernas en un porte masculino y relajado, cargando los brazos sobre el respaldo.
- Bueno, tengo que irme -. La chica se levantó de inmediato, como si hubiera sido intimidada por la presencia de su amigo.

Cargó su guitarra y dejó algo de dinero sobre el mostrador.
- ¡Espera! ¿A qué conservatorio vas? Yo paso por el del centro, puedo acompañarte.

Ella miró a Koo de manera extraña, entonces Jinhwan notó que había metido la pata. Junhoe estaba repentinamente serio, un escalofrío recorrió la espalda del más bajo.
- Tal vez otro día, gracias de todos modos.

Junhoe se levantó repentinamente y fue a ayudar a su amigo con las luces. El ambiente de repente se tornó incómodo cuando Rosé se marchó.

Su pasión por las guitarras había hecho que olvidara su objetivo y terminó estrechando lazos con la peli-rosa en lugar del pelinegro, quien había sido la razón de su visita desde el principio.

Jinhwan comenzó a atar cabos, la chica siempre estaba en la tienda y parecía ser cercana a Junhoe. Incluso tenían el mismo estilo punk en la manera de vestirse.

Sacó un billete y lo dejó sobre la mesa, avergonzado de sí mismo por el descubrimiento que acababa de hacer. De todas formas, no lograba explicar la razón por la que parecía tan obsesionado con el más alto; esas ganas de verlo y hablar con él no tenían sentido alguno.
- Estuvo delicioso - comentó Jinhwan con nerviosismo, llamando la atención de Junhoe - Yo... Lo siento, no es como si intentara robarte a tu novia, solo estaba siendo amable.

Dicho eso, muerto de vergüenza salió corriendo, sin esperar su cambio o que el otro contestara.
- ¿Qué demonios? -. El pelirrojo comenzó a reír.

Junhoe se quedó estático por un minuto, de nuevo había otro malentendido entre ambos.

Se levantó del suelo, tironeando los cables que se habían enredado en sus pies y salió de la tienda.

Ya no había rastro del pequeño Jinhwan.

         Ya no había rastro del pequeño Jinhwan

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Dulces miradas - (Junhwan) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora