CAPITULO 20

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Armando solo lo miraba con furia, por su culpa su mujer estaba en una cama, por su culpa ella no despertaba, por su culpa casi la perdió, pero esta vez no se la dejaría pasar, ya le había hecho daño a su hermana, no permitiría que se metiera con su familia

Vio que tragaba con fuerza y él solo fue capaz de sonreírle de lado, cuando vio que él corría a tomar el teléfono, solo que él fue más rápido y lo termino por desconectar, para después darle un buen golpe que lo dejo tirado en el piso, tocándose la boca

A: Ahora me vas a decir ¿Por qué quieres hacerle daño a mi hija? Me vas a explicar ¿Por qué demonios contrataste a aquel sicario?
H: No sé de qué está hablando Mendoza (levantándose)
A: Ay Danielito, Danielito te va a crecer la nariz por mentiroso (acercándose y Daniel retrocediendo) me tienes miedo, pero ¿Por qué? Según tu no has hecho nada
DV: Lárguese de mi casa sino llamare a la policía
A: ¿Tú crees que me importa? UN CUERNO, ESO ME IMPORTA, ASÍ QUE COMIENZA A HABLAR, PORQUE SINO LO HACES, TE JURO QUE TE MATARE Y SENTIRE UN PLACER POR ELLO QUE NI TE IMAGINAS
DV: No serias capaz, siempre has sido un cobarde...

El golpe que recibió lo hizo guardar silencio, mientras se tocaba la nariz al parecer se la había quebrado. Armando quiso irse a la carga nuevamente, pero Daniel levanto la mano y a la vez que la sangre corría le decía

DV:(con voz gangosa) Es...esta bien...hablare
A: Pues comienza ya, sabes que la paciencia no es una de mis virtudes y mucho menos cuando se trata de ti, así que empieza

Daniel trato de levantarse a la vez que pensaba que mentira podría decirle, él no pensaba reconocer nada porque sabía que lo mataría sin contemplación. Siempre lo trataba de cobarde, pero no era de aquel modo a Armando no le importaba el mancharse las manos si con eso defendía a los suyos

No pudo evitar recordar la paliza que le dio cuando dijo que su hermana era una cualquiera y a pesar de que Margarita y Roberto lo detuvieron, salió mal de aquella golpiza.

Camino lentamente hasta uno de los sofá de color negro que adornaba su sala y tomo asiento, sabía que no tenía escapatoria, sobre todo porque él seguía cada uno de sus pasos. Armando cuando vio que tomaba asiento, hizo lo mismo frente a él y con un movimiento de cabeza lo insto a que abriera la boca de una vez

Busco algo que ponerse en la nariz ya que esta no dejaba de emanar sangre, así que tomo una de las fundas de los cojines del sofá. Hacía todo aquello de manera lenta, a la vez que su cabeza trataba de hilar un par de ideas, pero con la mirada de él era algo que le estaba resultando muy difícil

A: Habla ya, porque si no te sacare cada palabra de otra forma, más placentera para mi
DV: Yo...yo no se que es lo que quieres que te diga
A: Mmmm veo que me estas dando el placer de golpearte (subiéndose la manga del suéter que llevaba) Bueno a divertirse se ha dicho (levantándose)
DV: No...no...de verdad que no sé de que hablas...yo...yo estaba fuera del país
A: Puede ser, pero eso no impide que des una orden ¿No? ¿Cómo se llama el tipo? (pensando) Javier...no... ya lo recordé Esteban Salgado ¿Te suena? (Daniel alzo las cejas) Claro que lo conoces ese gesto me lo confirma. Ahora el tipo lo atraparon por un trabajito que tenía y en el cual fallo, pero para no cargar con todo y claro sacar beneficios soltó la lengua ¿Y adivina a quien nombro entre tantos? (golpeando la mesa de centro y Daniel se sobresaltó) Exacto, nombro al ex gerente de recursos financieros de este país y el ultimo cargo ejercido presidente de Ecomoda, a la que por cierto casi dejo en la ruina
DV: Te digo que no lo conozco jamás lo he visto en mi vida
A: Que raro ¿No? El tipo dice conocerte muy bien, como trabajo para ti para abrirte campo en el gobierno, al final no pudiste conseguirlo solo como siempre has dicho, pero no es solo eso sino que diste la orden de herir a alguien más, A MI HIJA

AMOR EN TIEMPOS DE ORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora