38 | COUPLE

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EVERYTHING IS PERFECT⌇❐ ‧₊
👾
ヽchapter 38 !

KARL!

Toqué la puerta con la misma emoción de un niño de cinco años en navidad. No sabía que podría pasar y eso me aterraba. Sacudí mi cabeza para así eliminar cualquier pensamiento y esperé pacientemente a que la gran puerta blanca se abriera.

Después de mucho tiempo tiempo sin verla, por fin lo haría y no sabía con exactitud como reaccionaria al verme frente a su casa. Me ponía más nervioso estar ahí sin invitación alguna.

No tenia mi declaración en mente y por ahora no la quería tener, no era necesario, no me dejaría pensar bien las demás cosas.

Sentí que pasé cincuenta años ahí afuera hasta que me percaté de que la puerta comenzaba a abrirse.

Después de tiempo la volví a ver y volví a tener las mariposas en mi estomago, se veía tan linda y no tarde tanto en abrazarla. Correspondió a mi abrazo más rápido de lo que pensé, haciéndome sentir demasiado bien después de tanto tiempo.

Ningún abrazo era tan perfecto cómo los de ella.

—¡KARL!

—¡ARI!

Parecía que ella aún no sentía que todo fuera real, así que cortó el abrazo para analizarme y darse cuenta de que en realidad si estaba ahí parado. Después, volvió a abrazarme, tan fuerte que estaba asegurado que si agregaba un poco más de fuerza se me saldrían los ojos.

El sentiemiento de verla de nuevo me traia demasiados recuerdos, tal vez nuestro primer beso es el recuerdo más bonito.

—¿¡Que haces aquí?! No es mi cumpleaños— río por lo bajo y me miro feliz.

Se que no era su cumpleaños, ni siquera navidad o una celebración que fuera motivo para visitarla. Estaba ahí por que queria y tenia que hacer algo que cambiaria todo.

—Quería visitarte, tal vez sacarte de tu zona de confort un rato— sonreí sin más.

Me dejó pasar, su casa era igual de acogedora que antes y la vibra no era tan pesada, amaba el ambiente y simplemente era muy cómodo.

Una bolita d pelos se me acercó a los pies, haciendome dar un pequeño salto hacia atrás, era su pequeña gatita, ella la cargó y me la dio, para que la pudiera cargar y acariciar.

—A veces quiero un gato, pero es demasiada responsabilidad— fruncí el ceño acariciando al animalito

—Cuando eres alguién solitario un gatito es tu mejor compañia y la responsabilidad no es demasiada.

Tal vez tenía razón, dejé a la gatita en el piso y me dedique a mirar a la hermosa chica que tenía en frente. Nuevamente le di cun abrazo, la habia extrañado mucho.

 Nuevamente le di cun abrazo, la habia extrañado mucho

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