Un amor en las estrellas || Sebastian x M!reader (Stardew Valley)

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    Ya ha pasado una semana desde que llegue a este valle, pensar en mi anterior vida me parece un chiste, venir a este pueblo es la mejor decisión que he tomado y todo esto se lo debo a mi abuelo, espero que este feliz sea donde este.

   Saco mi regadera y empiezo a mojar mis cultivos, para ser sincero no tengo mucha experiencia con la jardinería, pero hacer que mis plantas hayan sobrevivido durante mucho tiempo es un logro muy grande para un chico de la gran ciudad.

   Dejo las actividades de agricultura para darle un plato de agua y de comida a mi minino. Es un gato muy pequeño y muy adorable, me acompaña en mis pensamientos nocturnos y me ayuda con las plagas de por aquí, además de que me alegra los días con tan solo ver sus travesuras.

   Me despido de el con unas caricias y me dirijo a mi trabajo diario, pero mientras me dirigía a mi ruta matutina veo al chico robusto de cabello castaño saludándome a lo lejos, así que me acerco para charlar con el.

   Era Alex, no se como ni cuando pero durante mi estadía por el poblado el se ha vuelto un muy buen amigo mío, salimos a jugar grindball e incluso me ayuda en ciertos trabajos en la granja como mover cosas o arar la tierra, es un chico agradable.

— Hey hola de nuevo granjero, ¿Qué haces por aquí?.− Me dice con su sonrisa de modelo habitual.

— Hola Alex, me alegro de verte por aquí.

— Digo lo mismo, la ultima vez que estuve contigo la pase muy bien, jaja.

— Si, de verdad fue divertido ver tu cara cuando anotaba mas puntos en ese partido. − Suelto una pequeña risa de victoria.

— Eso fue suerte de principiante, ¡Te voy a hacer comer polvo en nuestro próximo encuentro, te lo aseguro!.

— Si tu lo dices grandulón...

  Nos estuvimos burlando del uno al otro durante un buen tiempo hasta que los dos estallamos de risa, después de todo era bueno hablar con un amigo de vez en cuando, ¿verdad?.

— Hey Granjero, una pregunta.− Dijo Alex mirándome a los ojos con su típica sonrisa

— ¿Pasa algo Alex?.

— Me preguntaba si mañana tendrías tiempo libre para ayudarme a recolectar unas frambuesas por el bosque, solo si tu quieres claro.− Se notaba que el chico estaba un poco nervioso mientras intentaba evitar el contacto visual.

— Oh, ¡Si claro!, no tengo nada programado para mañana así que no hay problema. 

— ¡Genial!, ¿te parece encontrarnos a las 8 en la puerta de mi casa? − Dijo con mucha energía y felicidad.

— Me parece perfecto.− Empezaría a recoger mis cosas para seguir mi ruta

— ¿te parece si seguimos hablando mas tarde?.

— Oh, esta bien Colega, ¡nos vemos luego!.

   Me despediría del chico y seguiría mi ruta hacia las minas, tengo que conseguir ciertos minerales para dárselos de obsequio al pequeño Vincent por su cumpleaños, el es uno de los niños del pueblo y el hermano menor de Sam, es un buen chico solo que también es muy travieso y energético. 

   Me la pasé la mayoría de la tarde picando y al final encontré lo que estaba buscando, fui a mi cabaña, me duche y me alisté para ir a visitar al pequeño, puse el cristal en una caja de regalos y me dirigí hacia la casa de Sam.

   Llegué y saludé al pequeño Vincent, le di su regalo y su expresión fue una que hasta la muerte recordaré, sus ojos brillaban como la luna en una noche sin ninguna estrella. Después de pasar un buen momento jugando con Sam y su hermano durante toda la tarde hasta que el sol desapareció del cielo.

   Luego de ese lindo recuerdo, decidí ir al Salón Fruta Estelar por una copa de vino, al llegar tomo asiento en una de las silla del bar mientras espero que Gus, el dueño y el mesero del lugar alisté mi pedido.

   A lo lejos veo al chico de cabello azul a lo lejos, jugando en la mesa de billar junto con sus amigos Abigail y Sam, me alegra que ellos se diviertan pero esa escena de alguna manera me hace a recordar a mis amigos de la escuela. Se que es una parte de crecer dejar ir a las personas, pero daría lo que fuera para volver a pasar un buen momento con esas personas.

  Limpio las pequeñas gotas de mis ojos y acepto la copa del mesero con gentileza para empezar a beberla, supongo que esto es mejor que vivir en cuatro paredes sin oportunidad de una salida.

— ¡Hola Granjero! - Una Voz femenina me hace levantar la mirada, era Abigail acercándose con una sonrisa y un saludo gentil.

— Oh, Hola Abigail, ¿Qué pasa? - Respondo con una sonrisa mientras tomo sorbos de mi copa

— Wow, no sabia que bebías.

— No lo hago muy seguido, pero es divertido tomar de vez en cuando, ¿no?.

— Si tu lo dices compañero..., oh por cierto quería preguntarte algo.

— Dime, sabes que soy todo oídos.

  Después de decir eso, Ella agarra mi brazo y me lleva hacia la mesa de billar ubicada en una de las esquinas del lugar.

— Bueno, ¡te he traído hasta aquí para que juegues unas partidas con nosotros!.

— Oh Hey, Hola de nuevo Compañero - Sam me Saluda de con un abrazo alrededor del cuello.

— Así que nos vemos de nuevo, eh? - Sebastián me mira con una sonrisa tranquila mientras me saluda con la mano.

— Perdón por interrumpirlos en estos momentos, Abigail me trajo hasta aquí y bueno...

— ¡No te preocupes por eso!, mejor juega una partida con nosotros, ¿te apuntas?.

— Quisiera, pero nunca he jugado billar - Diría con un poco de vergüenza.

— Heh, No te preocupes por eso, si quieres puedo enseñarte lo básico, si le tomas la practica quizá te vuelvas tan bueno como yo - Diría Sebastián con una pose egocéntrica mientras que Sam y Abigail lo miraban con un poco de fastidio.

  Pasé toda la noche jugando billar con los chicos, la verdad me divertí bastante, no fui el mejor jugando billar pero fue lo suficiente para poder ganarle a Sam sin problemas.

Llegué a mi cabaña y mi gato me saludaba en la puerta, así que se subió a mi regazo mientras estaba sobre mi cama. Hasta ahora no entiendo por que la mayoría del pueblo piensa que Sebastián y sus amigos son problemáticos, son solo chicos de universidad que quieren divertirse, luego de pensar en esos chicos decidí cerrar mis ojos para así quedarme dormido.