11. Clandestine meetings

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"Clandestine meetings", one shot de Daniel Brühl y Sebastian Stan inspirado en los Golden Globes 2023.

"Clandestine meetings", one shot de Daniel Brühl y Sebastian Stan inspirado en los Golden Globes 2023

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Hotel The Beverly Hilton, CA, Estados Unidos, 10 de enero de 2023.-

"Encuéntrame en la escalera de emergencias del quinto piso en veinte minutos.". Leyó el mensaje y volvió a guardar su celular en el bolsillo interior de su chaqueta. Miró con seguridad a su radiante esposa quien llevaba un vestido blanco digno de una novia, y ambos como la pareja feliz y fortalecida que eran, miraron los flashes de las cámaras que tenían en frente.

A un par de metros en la alfombra roja, Daniel sentía un par de ojos azules fijos en él. Insistentes. Ruidosos. Habían pasado un par de años desde la última vez que se encontraban tan cerca, y eso era alucinante.

Sebastian por su lado, estaba viviendo quizás una de las noches más especiales en su carrera gracias a su nominación en los Golden Globes, pero sus pensamientos y deseos estaban en el castaño de allí, con su traje negro tan prolijo e impenetrable, tan hermoso, tan prohibido, pero tan cerca como para olvidar el buen juicio.

Cuando los anfitriones le entregaron la programación de la jornada, y los reportaros tenían sus ojos puestos en otra estrella, Sebastian se escabulló en el ascensor y subió hasta el quinto piso del hotel. Aunque todo se encontraba vacío de huéspedes y trabajadores del lugar, miraba culposo a cada lado del pasillo para entrar a la escalera de emergencias, anhelando la llegada de su invitado.

Los minutos fueron eternos, y tenía la sensación de que el último botón de su camisa apretaba más de la cuenta cuando vio la manilla de la puerta girarse, y el olor tan particular del perfume de Daniel se hizo presente. Podría reconocerlo en cualquier lado. Al fin estaba allí.

Sus ojos se iluminaron, sus manos sudaban más de la cuenta, pero allí estaba el hombre que estaba deseando desde la última vez que lo vio. -Daniel, si viniste. – alcanzó a decir con una sonrisa nerviosa. – ¿Acostumbras a traer a tus conquistas a las escaleras de emergencia? – se rio Brühl mientras se acercaba a su compañero de pantalla.

-Solo a los que son mitad españoles mitad alemanes. – dijo pegándolo más a su cuerpo. – Eres el único que me hace hacer este tipo de cosas. – susurró casi en su nuca. Y esas palabras fueron las detonantes para que el castaño se lanzara a besar sus labios con urgencia, mientras lo apoyaba en la fría pared de concreto.

El roce de sus cuerpos y el reloj en contra dieron a entender que era ahora o nunca. Debían apresurarse y ambos lo sabían. Sebastian bajó a su cuello mientras apretaba su cintura, tanto que sus rodillas se debilitaron y dejó caer parte de su peso en él. Bajó a su cuello con hambre y el calor que asomó en las mejillas de ambos tiñéndolas de un leve rosa.

Daniel lo extrañaba, extrañaba cada rincón de su cuerpo, cada demostración de su amor. Habían pasado dos años desde la última vez que se vieron. Y le pareció una eternidad. Quería ser devorado por Sebastian, ¿su Sebastian?, su amante. Su amante. Que dios lo perdone, pero no había cabida para la moral en ese momento, y su mano no tardó en bajar a su precioso pantalón de Lanvin, tocando su naciente erección que chocaba con la tela. - Déjame demostrarte cuanto te echaba de menos. - dijo besando la comisura de sus labios y arrodillándose frente a él. – Déjame ponerte en mi boca. –

Esa frase bastó para que Stan sintiera una corriente eléctrica en su cuerpo, despertando por completo su miembro. Las llamas que salían de sus ojos bastaban como respuesta, y solo arqueó un poco su espalda para tener una mejor vista del espectáculo que recibiría. Y así fue. Daniel bajó el pantalón a la altura de la rodilla y su boca no dudó en deslizarse hasta abajo, sintiendo todo su eje, jugueteando de arriba abajo mientras observaba esa penetrante mirada azul como hace un rato en la alfombra roja. Ahora más deseosa, más caliente.

Su mano en su cabello y sus gemidos no hacían más que motivarlo a seguir. Mierda. Oír sus quejidos de placer era lo más excitante que alguna vez había escuchado. Tomó su erección y volvió a envolverla con su boca mientras sus caderas empujaban hacia delante, reclamando el cuerpo de Daniel. Sintió en su boca cómo Sebastián alcanzaba un estado de éxtasis, como terminaba dentro de él, saboreando hasta la última gota.

-Ya estaba olvidando lo bien que sabias. – Bromeó mientras se ponía de pie y ayudaba a Stan a arreglar su impecable traje.

Ambos se quedaron unos minutos más disfrutándose el uno del otro con una complicidad única, y esperando a que sus rostros y cuerpos no demostraran lo que recién habían vivido. -Eres mío, Daniel. Y voy a hacerte mío cada día que estés en esta ciudad. – Susurró mientras se daban un último beso en el ascensor. Esta vez no se dijeron adiós. Sabían que sería un hasta (muy) pronto.

Sonó el timbre del primer piso, y ambos volvieron a entrar en sus papeles de estrellas de cine en una pomposa premiación, pareciendo solo un par de amigos de pantalla con proyectos en común.

WinterBaron ~ One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora