Relatos cortos de James Barnes y Helmut Zemo que te transportarán a distintos escenarios repletos de amor, pasión y algunas risas🖤
Escritos por Michelle y Valentina.
Comenzaba diciembre y James y Helmut estaban recostados en su cama, desnudos luego de una tarde de besos, caricias y palabras de amor al oído mientras se reían como un par de tontos. Por primera vez luego de muchos años ambos experimentaban la calidez y ese olor a hogar típica de fin de año, a pesar del frío que había afuera, se sentían tan felices mientras el ronroneo de Alpine a sus pies completaba la escena perfecta.
Sin muchos ánimos de levantarse ambos se vistieron y salieron de la mano a las iluminadas calles de Nueva York a comprar algo para la cena y uno que otro detalle navideño para decorar el nuevo departamento que compartían juntos. El frío golpeaba sus rostros pero de vez en cuando James abrazaba la espalda de Helmut para hundir su cara en su cuello y llenarlo de besos y ese aliento que adoraba.
Al llegar a casa, se quitaron sus abrigos, y mientras Zemo prendía la chimenea, Bucky iba a buscar a la cocina las galletas que había horneado horas antes, para disfrutarlas mientras ordenaban el árbol que ocupaba el rincón de la sala.
Barnes ponía la nueva esfera de nieve sobre una mesita y luego aprovechó de sentarse sobre la alfombra a probar sus galletas mientras Alpine se sube a sus piernas, disfrutando del calor de la chimenea para dormir.
Helmut mientras tanto ponía los últimos adornos de navidad, cuidando siempre cada detalle para que éste se viera perfecto. De vez en cuando miraba a James para regalarle una sonrisa; se veía precioso allí con su gatita en sus piernas, pensando en todos los lindos momentos que estaban prontos a vivir.
-Te está quedando hermoso, cariño. – Dijo James con una sonrisa embobada mirando a quien ahora era su novio, y sin resistirse a verlo de lejos, se levanta a poner algunos villancicos para seguir ambientando el lugar, para luego acercarse a Helmut, dándole un trozo de su galleta en la boca y besar su mejilla.
-¿Te habían dicho lo bien que cocinas? - Dijo mientras terminaba de comer su bocado y volvía a besar los labios rojos de Barnes.
-Hay muchas cosas que hago bien, amor. – El tono coqueto de su voz hizo que Zemo se abalanzara contra él hasta recostarse en el sofá, para besarlo apasionadamente, obligándolo a abrir su boca, y Bucky no se quedaba atrás devolviéndole el beso con aún más fuerza mientras sus manos recorrían desesperadas su cuerpo, alcanzando su cintura para acercarlo aún más a él. De pronto James trata de contenerse -Hey, debemos preparar la cena.-
-La cena puede esperar, cariño. – dijo siguiendo el jugueteo y aprovechando de meter la mano dentro de su camisa para hacerle algunas cosquillas en el vientre.
La risa de Barnes no se hizo esperar y acarició el cabello castaño de su novio mientras admiraba los lunares de su rostro -Te amo, Helmut, como no tienes idea.
-Yo también te amo, James. Mi James.
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