"Cuando fallo, siento que decaigo, siento mucho miedo de haberte defraudado.
Pero tú, oh, Dios mío, tú, oh, Jehová mi Padre, eres bueno y misericordioso, siempre me corriges en tu amor y no en tu cólera, me tienes mucha paciencia.
Me dices la salida de todos mis errores, de todas mis ofensas.
Mis pensamientos intrusivos me torturan constantemente, mi ansiedad no me deja en paz.
¡Sálvame, Dios mío! ¡Sálvame, Jehová! No dejes que desfallezca, por favor.
Aunque mi corazón me condene, tú, Dios mío, eres más grande que mi corazón, tú lo sabes todo.
Aún si mi mente me tortura, tú eres más fuerte y poderoso, Jehová, tú lo puedes todo."
