extra O1

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Guillermo escucha un sollozo. Es bajo, muy calmado al inicio, pero minutos después ya es un chillido. Demonios, una de las niñas se había despertado.

Hay dos cosas que se lamenta en ese momento. Uno, tener a las bebés en un cuarto aparte, cruzando el pasillo junto a las escaleras, y segundo, aceptar dormir en medio de ambos alfas que lo aplastaban con sus brazos. Trató de moverse solo un centímetro y enseguida fue envuelto por la cintura, acercando más su cuerpo al pecho de Lionel. Definitivamente el argentino parecía un osito al momento de dormir, mientras que Neymar parecía muerto, todo extendido y con la boca abierta.

La primera vez que durmieron juntos Guillermo no pudo evitar reír, a fin de cuentas el brasileño seguía siendo un cachorro a sus ojos. Le parecía hasta tierno. El problema era que ninguno de los dos parecía detectar que su niña estaba despierta y tampoco lo dejaban salir de la cama.

Cuando escucho que la segunda niña comenzó a llorar también tuvo que darles un golpe para que se quitaran.

-- Dejen de estorbar, maldita sea.

-- ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¿Es un ladrón?

Neymar se despertó antes de caer al suelo, estaba muy cerca de la orilla.

-- No seas menso. Son Dani y Sam.

-- Dale, Memo. No tenés porque ser tan salvaje.

Lionel retiro su candado de músculos y se recargo en sus codos para observar cómo Guillermo buscaba sus pantuflas.

-- Llevó cinco minutos escuchando cómo lloran. ¿Qué tal si les sucede algo? Ustedes estaban más allá que acá.

Regaña molesto, manteniendo un tono de voz bajo aún así.

-- Sólo tienen hambre, les toca titi.

-- Yo también quiero titi.

Mencionó despreocupado Neymar, quien también ya estaba despegandose de las sábanas para ir a ver a las cachorras.

-- Cállate y baja a calentar los biberones.

Guillermo se escabullo antes de que pudieran ver el sonrojo en sus mejillas. Hace unas semanas que ya no les daba pecho como tal a sus hijas, pero de vez en cuando unas gotas de leche escurrian de sus pezones, y aún recordaba como fuego tatuado en su piel el día que sus alfas chuparon directamente de él. Y odiaba de sobremanera que el post parto le mantuviera constantemente excitado.

Al entrar al cuarto de las niñas, las observó prendidas del cabello, cada una jalando entre sus manitas los pelitos sensibles. El descubrimiento de poder sostener objetos entre sus dedos se podía volver peligroso en ocasiones.

Se acercó a su cuna y las separó, tarareando y susurrando palabras de amor, repitiendo que ya había pasado y que él estaba ahí para ellas. No las alcanzó a cargar, pues ya le pesaban tomarlas entre brazos a las dos. Pero Lionel apareció por detrás, tomándolo de nuevo por la cintura y levantando a Daniela con un solo brazo.

La mecio y le dio en besito en sus rizos despeinados, tranquilizandose con el aroma de sus padres. Guillermo tomó entonces a Samantha, peinando débilmente sus lacios mechones negros. Era divertido notar la diferencia entre ambas niñas. Mientras que Daniela miraba con sus enormes ojos avellana en la oscuridad a Lionel, pareciendo que entendía en verdad cada una de sus facciones y sonriendo feliz con sus encías suaves, Samantha era una bebé más seria. Sus ojos enfocaban solo los labios de Guillermo, esperando a que soltara una palabra más, y sus cejas casi invisibles se distorsionaban en un gesto de confusión, era como si no entendiera donde se encontraba.

Neymar se unió a ellos poco rato después, tomando a una de las cachorras y ofreciendo desde la punta de la nariz hasta la boca en una leve caricia el chupon de la botella, tal y como aprendió en el hospital que debía dar la leche. Sam la aceptó y abrió sus labios, atrapando el biberón y empezando a succionar, pestañeando cansada.

-- No olvides que antes de que vuelva a dormir tiene que repetir.

Advirtió Guillermo.

-- Lo sé, lo sé. Regresa a la cama, yo cuido de ellas.

-- Ve, nosotros nos hacemos cargo.

Enfatizó Lionel, dando a entender explícitamente que él también iba a arrullar a las bebés.

Y bueno, Guillermo no era quien para negarse. A fin de cuentas, los alfas también tenían la responsabilidad de ellas. Aceptó y desapareció por el pasillo. Estaba muy agotado, tanto física como mental. Desde que las niñas aprendieron a gatear se la pasaba corriendo detrás de ellas, vigilando que no fueran a lastimarse con algo. Si tener un bebé era complicado y una tarea de tiempo completo, tener dos era una misión imposible. Estaba feliz que Lionel y Neymar se pusieran de acuerdo para que uno pidiera primero su licencia de paternidad y una vez que esa terminará el otro pediría la suya. Así estaban dos de ellos cuidando y manteniendo la casa, mientras el otro continuaba con sus entrenamientos y partidos.

Se lograron comunicar y estaba bien con eso. Estaba en paz.

No se imagino que lograrían encontrar una balanza en sus vidas, sobre todo al estar en el auge de sus carreras, pero iban paso a paso, juntos. Los cinco.

Pensar que antes era él sólo, contra los aficionados, contra los periodistas, contra el mundo, y ahora tenía dos alfas, y dos preciosas niñas que le daban un nuevo significado a su vida.

Sonrió feliz, tocando leve con la punta de sus dedos las marcas correspondientes de sus alfas, una a cada lado de su cuello, cerca de su yugular. Y entonces se enfocó en el humor de Ney y Lio, cansados pero entretenidos con las bebés. Es lo que más le gustaba de su lazo, la conexión que formaron y la unión que los mantenía más cerca que nunca. Si, definitivamente era muy feliz.

















N/A

Oigan, que difícil es relatar un trío eh, como que hasta me hago bolas jajajjsjs.

Tengo muchos capítulos de las bebés porque amo a las bebés pero estuve medio muerto estos días, por eso no he subido nada, ayuda.

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¿Qué esperar cuando no estabas esperando nada? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora