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Su gran sonrisa estaba ensanchada por el hecho de que la emoción le ganó, abrazando con euforia a Edy, este mismo le abrazaba con fuerza, solo logrando escucharlo.

—lo hiciste bien hijo, lo hiciste bien —susurraba escuchando tambien aparte de el como le acariciaba su espalda, estaba eufórico con ello.

Aunque su emoción paso a dolor, ya que un terrible retorcijon llegó a su vientre, sus piernas apenas pudieron sostener su propio peso, pero el dolor fue totalmente agudo que solo ocasiono que se aferrara si es posible a el entrenador, Reynoso lo sintió y su mismo rostro cambió a una de preocupación.

Es de lo que se había informado, tan solo pequeña exposición a una feromona de cualquiera, podía hacer que el celo irregular de Canelo se adelantará.

Es un peligro tanto para él como para su hombre quien entrenaba.

—¿Nos quieres dedicar unas palabras, Canelo? —el locutor le acercó el micrófono al chico, el cual al tenerlo, lo sostuvo tembloroso, viendose como si el micrófono pesará terriblemente, pero solo haría un esfuerzo posible.

Al momento de tenerlo, miraba a todo ese público que no despegaba su vista de él, pero por extrañeza, su rostro se estaba guiando hacia una parte, hasta detenerse en el hombre que se notaba bastante alto.

Al verlo, su mandíbula temblaba, y sentía que el control que tenía estaba haciéndose peor... Era una sensación que nunca había cruzado por el, solo sentía que su cuerpo perdía la resistencia en el cual se mantenía.

Pero nunca quitó su vista chocolate de ese hombre que tampoco quitaba su vista de él.

—fue una gran pelea... El señor Shane es sin duda un gran boxeador, así como uno puede ganar es con parsimonia y mucha disciplina, muchas gracias —le devolvió rápidamente el micrófono, ya que Edy es quien hablaba diciendo que se sentía mal.

Fue por ello que el locutor solo alzo sus hombros para mirar al público — ¡La lucha de la noche ha terminado! ¡Un final inesperado para todos!

Cómo el locutor estaba hablando rápidamente Edy junto a los demás comenzaron a llevar a Saúl en esa habitación, escuchando como los quejidos y gemidos dolorosos brotaban de sus labios, como apenas podía sostenerse, siendo ayudado por otro hombre beta como él, ya que si fueran solo Alfas no sabían cómo reaccionarían ante el olor de Canelo, su olor concentrado que perforaba sin duda estos mismos.

Al momento de llegar a ese pequeña habitación, parecido al camerino, alejó a todos, siendo solo el ingresando, quitándole los guantes con total rapidez junto con sus vendas, viendo como las manos lastimadas las tenía.

Pero la preocupación solo talava al ver como casi pequeños gritos de dolor salían de Saúl, como este ya tenia lágrimas en sus ojos y de su boca comenzaba a lubricarse.

—arde, E-Edy, me arde mucho, a-ayudame, q-quema —susurraba desesperado Saúl, dejandose caer en ese asiento que tenía la habitación, apreciando como Edy se notaba desesperado.

Estaba buscando supresores inyectados, con una rapidez que ni el mismo se conocía, al tener trece supresores inyectadas, se acerco a Canelo, pero antes de eso le dió algo para poder morder, no le gustaba hacer eso, pero tenía que hacerlo solo para al menos, controlar un poco ese celo incontrolable y en vez de hacer sentir placer al chico, solo lo dañaba —muerde esto con fuerza, te inyectare para quitarte esa porquería —susurro haciendo que Canelo se agachara un poco, pero antes de todo, quitó esas gruesas vendas y el collar Anti mordidas.

Se veía tan doloroso y su glándula de nuevo estaba hinchada, sabía que ese lugar emanaba terriblemente feromonas que se podían olfatear en todas partes, deteminado, quitó la tapadera de una inyección, sabiendo que dolía el líquido que se administraba, pero era por un bien mayor, y más porque querían evitar que se volviera a pasar el accidente de su primera pelea.

𝐇𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐮𝐧𝐨 [𝐃𝐈𝐁𝐔 𝐗 𝐂𝐀𝐍𝐄𝐋𝐎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora