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Fue abriendo sus ojos pesadamente, solo fue un desmayo de imprevisto, aunque esta vez cuando por fin pudo localizar como se encontraba, vio que ya no se encontraba ese hombre, ese boxeador encima suyo tocando lo, que cuando se fijó, tenía las mordidas pero no estaba.

Se sintió tan aliviado de no presenciarlo allí que lo único que hizo fue soltar su respiración entrecortado Aún tenía el terrible dolor en su vientre, pero al momento de sentarse bien y con extremo cuidado, apreció que allí se encontraba un hombre de cabello negro, con un mirar curioso ya que sus ojos eran grandes, y bastante vibrantes, este no desvíaba su mirar de él, y mantenia su sonrisa apenada.

Se extrañó de verlo, y que este no haya enloquecido — ¿Q-Quien eres?

Pregunto sin poder evitarlo, dedicandole una de sus miradas de confusión a ese chico, que solo lo único que hizo fue preocuparse, borrando un poco esa sonrisa que tenía hace un momento.

—mi nombre es Damián, es, es solo que soy un admirador tuyo totalmente, y estoy emocionado de poder entablar una conversación contigo, pero cuando ingresé, había un tipo tocando te, y me pareció horrible... Solo actúe por instinto, lo deje muy mal, tanto que lo tuve que lanzar hacia afuera de aquí, sus ojos se veían diferente —le hablaba Damián hacia este, ventilandole un poco con el movimiento de sus manos hacia ese chico, quien Dibu se notaba algo apenado con ello sin poder hacerlo, Canelo solo lo miraba sin saber como reaccionar, la única reacción que tuvo fue de incredulidad, ese hombre se notaba alguien tan  sencillo y parecía que no tenía ni músculos, era sorprendente que un hombre así podría ganarle a un alfa dominante.

—...¿Gracias?... —Saul pensó que este chico era un beta, ya que no se asustaba con su olor, ya que le parecía sorprendente el hecho de que no hubiera reaccionado tan agresivo con su olor tan concentrado, con su mirar busco a Edy por la habitación, pero se sorprendió al no encontrarlo, más que todo le asustó, que le haya ayudado le daba algo de miedo puesto que han habido alfas que lo ayudaban pero al final lo volvían a tratar horrible solo  para tocarle — disculpa, ¿Haz, haz visto a mi entrenador? Es un poco mas pequeño que tú... Y, gracias por ayudarme, realmente lo agradezco.

Damián al escuchar eso su sonrisa se ensanchó enormemente dónde busco por sus ropajes la libreta, ya que quería pedirle un autógrafo, ladeo su cuerpo para alcanzarlo y cuando lo hizo se lo tendió con rapidez, viendo como ese lindo chico de cabello pelirrojo se ruborizaba — ¡Vamos anda! Puedes firmarme, y solo por precaución te diría que cerraras bien estás puertas cuando te quedes solo, algunas veces los alfas son muy idiotas, me lo dejo en claro el otro tipo — susurraba hacia este, ocasionando que Canelo se ruborizaba por lo que decía el chico.

Aún así, siguió agradeciendo de haberlo salvado de una tragedia, donde le agarraban cómo si fuese un trapo desechable, al menos así no pasó por la suerte de que se encontraba alguien.

¿Que hubiera pasado si simplemente no podía hacer nada?... Al menos, eso no había pasado, y allí se encontraba en ese momento, pero si, eso fue como si su angel guardián estuviera protegiéndolo.

El momento del silencio fue de lo más clamado, no podía creer que pasarla con otro hombre ni siquiera conocido fuera lo que lo mantendría en esa paz curiosa.

Su rostro estaba sonrojado, no lo negaría, pero lo que seguro era lo que pensaba es que fuera aun hombre.

Un hombre que no le tuvo miedo a nada... Y lo protegió.

Por extraño que parezca, Saúl por primera vez, no sintió que su corazón se estremeciera de tristeza, al contrario, este latio apenas solemne, un suave roce cruzar por su cuerpo.

Un escalofrío paso por su mismos recorridos, en dónde terminó de firmar lo que le había dado, y al tenderse lo, vio como sonrió con esa misma emoción — ¡Gracias! Eres el primer boxeador a quien miro, y puedo decirte que esto lo atesorare mucho, estoy demasiado feliz con esto —respondia el futbolista mientras abrazaba esa libreta donde se fue firmada.

Saúl con extrañeza, ya no prestaba atención al dolor de su vientre, sus hermosos ojos no se desviaban de los contrarios, los cuales estaban en todos lados pero cuando se detenía en específico en ese hombre, algo dentro de el se estremecia, un rubor subió hasta quedarse quieta en sus mejillas, ¿Que era lo que le pasaba?

—gracias por ese halago...¿Puedo saber tu nombre?

—¡Emiliano "el dubu" Martinez! Estoy a tus servicios, soy un jugador profesional, no aplicó aquí, en realidad vine de viaje solo para poder mirarte —sonreia enorme hacia este, ayudando al de piel nivea a sentarse, aunque con discreción no quitaba su vista de todas las heridas cicatrizadas que tenía... Era triste ver como es que había quedado ese chico.

—¿Por cierto te encuentras bien con esas heridas? Note eso en el boxeo, te veias extraño.. ladeabas mucho, aunque creo que era por la pelea de ese hombre, ¿No? —eso fue una pregunta inocente, que hizo que el pelirrojo inconscientemente tocará su ojo de cristal, claro teniendo discreción en ello, y su párpado cerrado.

—si... Era por eso...

—¡Bueno es solo que me preocupo con eso —respondio alegre para levantarse, haciendo que por extraño que parezca, Saúl se exalte.

—o-oye, aparte de tu nombre, se que es algo descortés preguntarlo, pero, ¿P-Puedo saber tu casta? —necesitaba saberlo, ese hombre era extraño, algo dentro de el le causaba unas enormes  necesidades de no alejarse.

Algo le pedía que no se fuera...

Damián se desvío hacia este viendo como se notaba aún algo agitado, pero sin quitar su vista de él, haciendo que también Dibu sintiera esas sensaciones, sensaciones que nunca creyó imaginar.

—no se si me odies después de decirlo, la gente me odia cuando lo digo... Pero, lo diré, soy un Delta, y no te preocupes, supongo que estabas preocupado de saber si te dañaría o algo como ese otro tipo... Yo no tengo olfato, no olfateo nada —esta vez fue más tranquilo en responder, dirigiendole a la salida ya que su mejor amigo lo estaba esperando en esta.

agradecia no mirarlo ya que su pecho estaba con un palpitar bastante fuerte, donde sus ojos estaban perdidos.

Su corazón...

Sus corazones estaba latiendo al mismo campari, al mismo son, tan relajante que ambos se sintieron tranquilos.

Un cariño que necesitaron en ese momento...

Pero Damián se arrepintió, por lo que con valentía se ladea para quedar frente a frente con ese chico, frunciendo su rostro a uno emocionado y totalmente nervioso — ¿Después de esta pelea tienes que pelear otra o necesitas descansar?

Esa pregunta le sorprendió a Saúl, quien buscó en su mirada otro punto — tengo que esperar...

—¡T-Te invito a salir en algo! Un café, a lo que quieras... ¿Podría, conocerte más a profundidad?

Era tan extraño que todo pasará de esta forma, además, no le era ocurrencia que el tal Damián hubiera ingresado al lugar, el no tenía guardas de seguridad como para protegerlo, todos aborrecían que fuera un Gamma, al menos los conocidos, y los guardas les daba vergüenza proteger a alguien quien tenía la casta más alta, según.

Pero allí se encontraba, algo dentro de Saúl le decía que podía confiar

Que está vez, sería diferente a lo que estuvo sufriendo.

—...¿D-De verdad? —vio como ese hombre asentia eufórico, ocasionando que sus ojitos chocolatados se cristalizaron.

No prestando atención que este mismo chico no olfatearia ese olor fuerte a Canela.

Y Saúl, no olfateaba ese horrendo olor a Limón.

Ambos heridos, son como uno...

— me, encantaria...—fue lo único que pudo formular, haciendo que Damián no pudiera creerse lo, pero era normal, Saúl nunca tuvo una infancia normal, confiaba a cualquiera que se acercaba a el con intenciones nada hostiles y cariñosos.

Una vez cayó dónde sufrió mucho, pero era un incrédulo, porque pensaba que esa vez podría resultar diferente.

Una segunda vez...



















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Se viene cenita 😝🤙

Aña

𝐇𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐮𝐧𝐨 [𝐃𝐈𝐁𝐔 𝐗 𝐂𝐀𝐍𝐄𝐋𝐎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora