𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

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Selene Pov´s

Había huido de él desde que deje esa carta en la mañana, es decir, no es que haya pasado mucho. Al cabo de una hora vi que la tomo y me escondí de todos los lugares donde me podía encontrar.

Tenía nervios, ¿Había hecho bien en decirle?

Llevaba rato sobre pensando en todo, sobre como ahora tal vez no me quiere volver a ver porque ya sabe quién soy o me va a rechazar una segunda vez.

Ajax me tenía abrazada, mi cabeza descansaba sobre su pecho, él sabía todo, intentaba que dejara de pensar tanto, pero no ayudaba mucho, aunque agradecía el esfuerzo.

Somos amigos, quedamos en eso. Enid y él se gustan, son novios o algo así, parece que aún no lo confirman, pero se complementan bien.

Considero a Ajax como una de las mejores personas que he conocido alrededor de mi vida, es un gran amigo, siempre está para todos, es muy caballeroso, es la persona que todo mundo necesita en su vida.

—Tienes que dejar de pensar tanto, Sel — murmuro el joven, mientras acariciaba mi espalda.

Nos habíamos vuelto muy unidos.

—Esperemos a que…

El gorgona no pudo terminar su frase pues la puerta de su habitación fue abierta.

—Ajax, no lo vas a creer, tenías razón… — era Xavier.

No había notado mi presencia porque está viendo aquel trozo de papel que conocía muy bien.

—La chica de las cartas es… — su mirada se elevó y me quedo viendo con sorpresa — Selene — murmuro mi nombre.

Sus ojos se bajaron y miro las manos de Ajax, mi amigo y yo nos separamos rápidamente.

—¿Ustedes están juntos? — pregunto — ¿Lo sabias? — menciono para su mejor amigo acercándose.

La puerta del baño de la habitación se abrió dejándonos ver a Enid.

—Encontré la vela con olor a flores que le di a… — la rubia se quedó en silencio — Oh, hola, Xavier.

—Hola, pensé que estaban ustedes dos solos — menciono para ambos.

Ajax se levantó de la cama y fue hacia la rubia, tomo su mano y dejo la vela en una mesa pequeña.

—Ustedes dos tienen que hablar de una buena vez — hablo nuestro amigo — Vamos, Enid.

Los dos jóvenes salieron de la habitación bajo la atenta mirada de ambos.

Me levante de la cama y junto mis manos, empezando a apretarlas debido al nerviosismo. Xavier me miró expectante, no sabía que decir.

—Hola — habló él rubio.

—Hola — devolví el saludo.

Cruzamos miradas conscientes de lo que nuestros corazones sentían.

—Yo… — intento hablar.

—No, espera — lo detuve — Yo debo decir algo.

Las palabras no salían, de alguna extraña manera sentía mi boca seca y mis manos sudar, de verdad estaba nerviosa. Volví a ver sus bellos ojos verdes.

—¿Por qué es más fácil decirlo a través de un papel? — me queje y note su risa, provocando que yo también lo hiciera, agarre valor y lo enfrente — Lamento decepcionarte, Xavier, perdón por ser yo.

—¿Por qué me decepcionaría? — se acercó a mí — No debes pedir disculpas, yo debería hacerlo.

Se sentó en el borde de la cama e imite su acción.

—De verdad lo siento por lo de Merlina, tu ibas a invitarme y yo pensé que ella eras tú.

—¿Qué? — pregunte confundida.

—Es que… — el rubio paso sus manos por su cabello suelto — Las cartas con esa escritura, note que Merlina escribe muy similar y luego hizo un comentario acerca de algo que habías comentado en las cartas, todo comenzaba a tener sentido de alguna razón, pero entre la discusión que tuvimos se lo pregunte y me di cuenta que no era ella.

—Pero… ¿Pensé que había dado pistas muy claras?, Además, ¿Merlina y su color favorito el blanco? — me burlé.

—Soy muy malo como te puedes dar cuenta — ambos reímos — Perdón.

—No debes disculparte, ya quedo todo claro, eso es bueno, ¿No crees?

—Sí, pienso que sí.

El chico se acercó un poco a mí y sentí mi corazón acelerarse.

—Entonces, no eres una mujer lobo, ¿Qué eres? — pregunto.

—Ni yo lo sé, ¿Tal vez una bruja?, no se — jugué con los anillos de mis manos — Mi abuela es la Diosa de la Luna.

—Claro, se llama Selene — el rubio golpeo su frente y reí — Soy muy tonto, como no me di cuenta.

Me reí, tapando un poco mi boca con mi mano.

—Te ríes lindo — me halago y sentí mi rostro hervir, el joven sonrió por lo bajo.

—Creo que debo irme — me levante, tome mi chaqueta de mezclilla con los parches de lunas y mi maleta.

—No te vayas — menciono Xavier y alce mi mirada del suelo.

—¿No quieres que me vaya? — pregunte con ilusión.

—No, quédate un rato — hablo, mientras tomaba mi maleta que aún no había recogido del suelo — ¿Puedes?

—Es que… volví al club de fotografía y tengo que ponerme al día con el periódico escolar.

Realmente no mentía, era cierto.

—Entonces, ¿Tienes algo que hacer en la noche? — pregunto rascándose la nuca.

—No, aparte de salir a ver las estrellas, pero supongo que puedo posponerlo — el chico sonrió — ¿Por?

—¿Te gustaría venir a mi taller por la noche?, no suelo invitar a muchas personas y está algo desarreglado, pero lo ordenaría por ti, claro, si quieres ir — dijo rápidamente, sin respirar — Si no quieres ir, está bien, no te voy a… — me acerque a él.

—Iré — anuncie, tomando la maleta de sus manos — ¿A las ocho?

—Me parece perfecto, así puedo ir a ordenar una hora antes — asentí.

—De acuerdo — me puse mi maleta — hasta las ocho.

No sabía cómo despedirme, así que estiré mi mano y se la ofrecí.

El rubio agarro mi mano, pero me llevo hacia él y dejo un beso en mi mejilla.

—Esperare la hora de tu llegada con ansias — murmuro cerca de mí.

Retrocedí sin cuidado y choque con la pared, sonreí ante mi torpeza, escuche a Xavier reír y lo mire.

—Adiós — dije antes de salir corriendo.

Dear Xavier...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora