Capítulo 8: Charla familiar

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Nuevamente la noche había sido algo larga para Gildegard, su charla con Annabeth no lo había dejado del todo contento con sus respuestas, no debía enojarse con Maddock y sobretodo no debía dejar que sus emociones malograran de alguna manera la cooperación entre los caballeros ocaso y él grupo de caballeros liderados por Maddock, Gildegard se levantó y comenzó a vestirse con su armadura para ir por Vanessa y los demás caballeros ocaso que esperaba ya estuvieran listos por las indicaciones que le había dado a la vicecapitana la noche anterior, sin embargo apenas salir de su habitación se topará de frente con su padre quien vestido con su armadura grisácea con toques dorados quien además saluda cordialmente a su hijo.

Gildegard: Apenas iba a ir por los demás para vernos en él área de entrenamiento.

Giles: Pueden esperar un poco más, primero tenemos que hablar.

Gildegard suspiraba abriendo de nuevo la puerta de su habitación para que su padre pudiera entrar, ya sabía que en ausencia de Belaccord él tendría que hablar sobre los resultados de la cruzada, Giles avanzó al interior y con un tono quizás demasiado serio preguntaria.

Giles: Okey hijo vayamos primero en orden ¿completaron la ruta del mapa?

Gildegard: Si, exploramos varias poblaciones de mestizos en él camino trazado, algunos más civilizados que otros, a decir verdad, ninguno pareció particularmente interesado en una alianza con un reino humano, los reinos humanos que visitamos en Europa son fortificaciones impresionantes en su mayoría, diría que incluso él nuevo castillo y los muros no son comparables a ellos, militarmente también son sorprendentes, a esos reinos solo pudimos entrar Belaccord y yo.

Giles: ¿Exploraron nuevas rutas?

Gildegard: Fuimos prudentes con las exploraciones, tengo un par de mapas dónde marcamos rutas de mediana a poco seguras para transitar con tropas o con población civil.

Giles: ¿Que puedes decirme de la calidad del armamento del mundo exterior?

Gildegard: Los reinos humanos tienen una calidad similar a la que tenemos nosotros, metalurgia y magia de auras combinadas, algunos bárbaros usan solo metalurgia o solo magias de aura, en cuanto a los reinos mestizos que encontramos, no poseen magias de auras pero su manejo de los metales es impresionantemente algo, incluso son capaces de impregnar elementos por medios ajenos a la magia de auras, tengo una lista de los reinos dragones que encontramos de los que pudimos obtener su nombre y sus ubicaciones, muchas no son una amenaza directa para Tirisjum mientras no se les provoque.

Giles: ¿Alguno de esos reinos podría derrotarnos?

Gildegard: Sin duda enfrentarlos de forma seguida nos vencería, pero realmente solo me preocupa él clan Infernicus, tienen un reino a menos de 2 semanas de aquí en un volcán de bestias, muchas monturas y guerreros que hacen ver a Warbreaker y a Fitzgerald como novatos en él uso de las llamas, no parecían ser conscientes de las ubicaciones de Tirisjum y Erismir cuando los visitamos al inicio de nuestra cruzada pero preferiría vigilarlos.

Giles: Ya veo, veré si puedo conseguir que Maddock use su magia para visualizar ese volcán, ahora hay algo que me ha preocupado desde que me enteré.

Gildegard: ¿Severus?

Giles: Si, ¿cómo pasó eso? y ¿cómo lo ha tomado Nerissa?

Gildegard: Fue durante una ruta de exploración, sugerida por Nerissa a decir verdad, terminamos siendo emboscados por un grupo de bestias oscuras y al final Severus dio su vida para que los demás escaparamos, Nerissa no lo tomo muy bien y aun sigue lamentándose por eso, ella quiere un descanso de una semana.

Giles: Hablare con ella después para ver ese tema, Severus siempre fue algo rebelde y cruel con los humanos, por eso lo vigilaba pero Nerissa pese a mostrar que podía ser cruel nunca lo demostraba con quien no debía, no debemos dejar que eso cambie.

Gildegard: Hay otra cosa que quisiera comentarte.

Gildegard sacó del pequeño saco que siempre cargaba en su armadura una extraña pieza de metal redondo que tenía un extraño color carmesí con líneas azules, al mostrárselo a su padre esté se quedó confundido mientras lo sostenía.

Giles: ¿Qué es esto?

Gildegard: Durante nuestra cruzada llegamos a un extraño lugar, no tenía nombre y no estaba habitado por dragones, ni humanos, unos licántropos que habíamos visto un par de días antes nos advirtieron que él lugar era extraño, efectivamente lo era, metal por todos lados, moldeado de formas que jamás había visto y en él centro de la instalación un conjunto de piezas de metal, Belaccord pidió estar a solas con la extraña maquinaria y unas horas después vino a nosotros con estos "fragmentos" uno para cada uno incluyéndose, dijo que era él mayor tesoro que jamás hubiera imaginado encontrar y que solo aqui en Tirisjum podría juntarlos y usar su poder en nuestro beneficio.

Giles se quedó pensativo durante un largo momento, su imaginación no alcanzaba para dar sentido a las palabras de Belaccord.

Giles: ¿fueron sus palabras exactas?

Gildegard: Si, pese a que le pidiera explicaciones después solo me dijo que no me convenía saber y que los caballeros ocaso debíamos mantener él secreto de estos fragmentos, pese a que no conociéramos su propósito debemos evitar que alguien los robara.

Giles: No tiene sentido para mi, pero imagino que él consejo de las auras podría saber qué hacer con ellos, o él propio Belaccord.

Gildegard: Si, ¿Que sugieres que hagamos con ellos?

Giles: De momento no se lo comentes a nadie, que los caballeros ocaso cuiden los otros fragmentos, ¿Belaccord aun tiene él suyo?

Gildegard: Si, por eso se me hizo raro que no regresara con nosotros prioritariamente, no sabemos qué hacer con esto.

Giles: Tomaré él tuyo para mostrárselo a Maddock, quizás él pueda arrojar luz sobre qué son estas cosas.

La pausa que siguió después de que Giles mencionara ir con él fragmento a Maddock hizo sospechar a Gildegard de lo obvio, su padre también sabía de la relación de Maddock con la princesa Annabeth, algo que no podría reprocharle pues la comunicación entre ambos no era precisamente la mejor.

Gildegard: De acuerdo, pero debes decirme que es ya que los caballeros ocaso no te darán los otros fragmentos si se los pides directamente.

Aquello provocó una ligera risa en él capitán de la guardia del castillo, seguido de un ligeramente divertido cuestionamiento.

Giles: ¿Será que durante la cruzada ellos habrán cambiado su lealtad hacia ti en lugar de hacia mi?

Gildegard: No deberías preocuparte, ellos siguen siendo leales a ti pero no creo que quieras tomarlos por sorpresa con esté tema, Belaccord hizo mucho hincapié de no entregárselo a nadie que se los pidiera directamente, hablaré con ellos sobre esto.

Giles: Bueno, eso es todo lo de prioridad, lo demas podrias ponerlo por escrito en un reporte, hijo me alegra que volvieras, hablaré con Nerissa después de asignarles sus deberes, apresúrate a reunirte con los demás.

Gildegard: A mi también me alegra volver.

Giles salió de la habitación sin decir nada más dejando a Gildegard con un ligero sentimiento de vacío, para no haberse visto en 5 años no esperaba que su padre fuera tan distante con él, pese a que le había dicho que le alegraba su regreso su tono no parecía concordar con aquella emoción, de igual manera Gildegard ya no estaba seguro de cuáles eran sus emociones respecto a su regreso, sin darle más vueltas al asunto rápidamente se dirigirá a buscar a Vanessa y a los demás para llevarlos al campo de entrenamiento dónde esperaba al nuevo grupo de caballeros de élite que se había formado en la ausencia de los caballeros ocaso y que su padre les asigna sus nuevos deberes hacia él reino de Tirisjum.

Caballeros ocaso: La caida de los caballerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora