— Hola papá, ya regresé.
— Hola, mira quién está conmigo.
Desde la cocina ve a Teo y a Olivia venir a su encuentro, el pecho se le oprime, hacía varios meses que no veía a su hermano y menos en la casa.
— Hola, papá, cómo te fue en el trabajo — le saludo la pequeña Olivia, mientras lo abrazaba.
— Bien mi amor, ¿Tú cómo has estado? ¿Cómo te va en la escuela?
— Bien, pronto saldremos de vacaciones.
— Me alegro.
— Hola, Ian.
— Hola bien ¿y tú?
— Bien, gracias, hoy regresé a la ciudad.
— Tu hermano tiene buenas noticias, él volverá a la casa, estuvo viviendo en la capital, pero extraño su tierra, me alegra tanto que volviera.
— El tío y su novia me trajeron muchos obsequios.
Novia, él sé había marchado, sin decir nada y ahora regresaba con su novia pretendiendo que nada había ocurrido.
Las cosas en casa se mantenían en calma, Ian continuaba fingiendo que todo era perfecto en su matrimonio y mantenía distancia con su hermano. Teo había dejado de beber, después de que su madre regresará del campo y fuera internada en el hospital, se pasaba gran parte de su tiempo libre en aquel lugar, los médicos no tenían diagnóstico favorable para Elizabeth, sólo decían que debían esperar y estar con ella.
Lucas había dejado de asistir a la tienda, pasaba gran parte del día en el hospital, en ocasiones dormía en el sofá de la habitación, Isidora, Ian o Teo, se turnaban para llevarle ropa y comida. Durante el día y la noche las enfermeras le llevaban bebidas calientes, algunas lo conocían desde la infancia, habían sido sus alumnas y a estas alturas de sus vidas ellas no dejaban de llamarlo "profesor".
La salud Elizabeth decía y junto con ella el ánimo de su familia, en su habitación todo era alegría, pero cruzando aquella puerta aquella dicha se volvía en amargura, la murria se apoderaba de todos, la penumbra invadía el hogar llevándose consigo toda aquella luz que una vez existió en ellos.
— Hola mí amor, de nuevo dormiste aquí. — al despertar lo primero que vio fue a su hijo Teo que descansaba en el sofá de la habitación
— Sí mamá — se acercó a su madre y besó su mejilla.
— Y tu padre ¿Dónde está?
— En el baño, se está dando una ducha, ya debe estar por salir.
— Qué bueno, quiero que aunque sea por un día descansen bien y duerman en casa, no tienen que estar todo el tiempo aquí.
— Cómo no vamos a estar a tu lado mamá, tú siempre nos has cuidado ahora nos toca a nosotros.
— De todas formas, quiero que está noche lleves a tu padre a la casa y descansen, en la mañana me podrán visitar, él lleva semanas aquí conmigo, haciéndome compañía.
— Está bien, pero no prometo nada, intentaré convencerlo de ir a dormir a la casa.
— Mi niño, estás tan grande, aún recuerdo la primera vez que te tuve en mis brazos, eras muy pequeño, tu mano pequeña se aferró a la mía y nunca más volviste a soltarla, creciste y te volviste en el bello hombre que eres hoy, me alegro tanto de haber sido yo tú mamá.
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No te puedo desear.
RomanceUna familia aparentemente sólida, dos hermanos inseparables, ambos se enfrentan a una dura realidad que golpeara sus vidas. La triste noticia de la enfermedad de su madre, abre en ellos heridas que jamás se cerrarán. Un perturbador cambio en la vi...