Capítulo VII

11 9 0
                                    

Cada semana era mejor que la anterior, en ocasiones los amantes se reunían para comer, lo cual no era extraño. Desde antes de que las cosas cambiarán entre ellos, solían salir a comer, ir a beber una que otra copa y pasar mucho tiempo juntos, como hermanos. Aunque ahora todo era diferente, ambos apreciaban los minutos que pasaban juntos.

En ocasiones, entre semana, se reunían en algún motel, todo esto bajo la más extrema cautela.

En cuanto al tiempo en casa, dieron a demostrar que su relación de hermanos había mejorado. Por otro lado, Teo hacía todo lo posible por mantener su imagen de bohemio, ante su cuñada y padre, para, así tener la casa durante el fin de semana para ellos dos .

No todo era sexo, también disfrutaban el compartir el tiempo juntos, ver películas, cocinar y sobre todo dormir juntos, pero las cosas para Ian eran complicadas, en ocasiones lo atormentaba la conciencia, solía pensar en que ocurriría si esto se llegaba a saber, que pasaría con su matrimonio, su hija y su padre, el no quería decepcionar a ninguno de los tres, pero tampoco quería perder aquello que lo hacía sentir tan bien.

Lo más complejo para ambos, eran las noches en que Isidora quería tener relaciones, para Ian, se había vuelto un deber a fuerzas, y en cada segundo del coito, pensaba en Teo, en cómo se estará sintiendo este, al escuchar los ruidos que ellos hacían. En ocasiones ignoraba por completo las peticiones de su esposa, inventaba pretexto, cansancio o fingía estar durmiendo.

Cada noche separados, era más difícil para ambos, Teo imaginaba situaciones en su mente, veía al matrimonio hacerlo, escuchaba ruidos y pensaba que estaban juntos, por su parte Ian deseaba escabullirse hasta la habitación contigua, sentía miedo de que algún día Teo se aburriera de la situación y buscará a alguien más y lo olvidará.

En ocasiones cada uno pensaba sobre lo que estaban viviendo y no entendían en qué momento se involucraron de esa forma. En toda su vida, a excepción de este punto, jamás sintieron algo así el uno por el otro, al menos que ellos recordarán, siempre fueron muy unidos, tal como los habían criado sus padres. ¿En qué momento desviaron el camino y empezaron a verse con otros ojos? Quizás ya era tarde para dar la vuelta y volver a lo que fueron en algún momento, ahora solo debían seguir adelante y esperar a ver qué les deparaba el futuro.

Los días y semanas avanzaron con velocidad, convirtiéndose en meses, durante los cuales, los sentimientos buenos y malos, crecieron. La pareja de amantes mantenía el ritmo de sus encuentros y pronto cumplirían seis meses de aquella relación prohibida.

— ¿Sabes si este fin de semana estaremos solos? — murmuró Teo mientras lavaba la loza de la cena.
— Al parecer sí, Isidora y Olivia irán a celebrar el aniversario de mis suegros y mí papá creo que saldrá, no estoy seguro.
— Mañana le diré a mí papá que saldré con Felipe, si eso no resulta, creo que podríamos quedarnos fuera ¿Que opinas?
— Ya veremos qué pasa.

Tal y como había dicho Teo, aquel jueves habló con su padre y le comentó que saldría con Felipe. A este, no le agrada la idea, pero solo menciono que se quedaría con su hermana, por el cumpleaños de Francisca, su sobrina menor, también insistió en que toda la familia debería ir, pero ambos hermanos se negaron a la invitación

— Tú sabes que nunca me han agradado mis primos.
— A mí tampoco me caen bien, prefiero quedarme en casa, además tengo una reunión mañana y creo que llegaré tarde. Por lo mismo no voy al aniversario de matrimonio de los padres de Isidora.
— No entiendo porque no se llevan bien con sus primos.
— No lo recuerdo, pero prefiero quedarme en casa — agregó Ian.
— Yo prefiero salir con Felipe y los demás.
— Está bien, iré solo a la fiesta.

No te puedo desear.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora