Capitulo V

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    Era inicio de semana, salí de clases junto con Chou quien se quejaba de lo tonto que aveces era Boruto.

    >>¿Aveces?<<

    Suelto una risa al ver como comía ahora enojada, hacia una mueca de disgusto y esa expresión en su rostro que decía: "No me hables o lo próximo que golpee serás tú"

    Habíamos quedado en vernos este fin de semana, salir un rato y distraernos, solo esperábamos no tener muchas tareas o terminaríamos haciendo un crimen de odio contra la primer persona que nos mire.

    Nos separamos al llegar a esa esquina que dividía nuestros caminos, yo vivía a dos calles a la derecha y ella a cuatro calles a la izquierda. Pero esta vez no llegaría temprano a casa, ya le había mandado mensaje a papá y el lo entendió...

"Si llegas después de las cinco de la tarde se acabo la comida con tomate."

    Obviamente el jamás arruinaría la comida con tomate de los lunes solo por que llegue después de las cinco... ¿O si?

    Después de la noche anterior y es a pequeña platica un tanto incomoda, las cosas con papá eran extrañas. Al menos para mí. Intentaba sonar casual, normal, pero aun sentía esa pequeña espinita de rencor hacia él.
    Espero que no sea una forma para victimizarme y echarle toda la culpa a él. ¿Por qué no es así, verdad?

    La cafetería comenzó a hacerse visible una vez fui de regreso. Esa bonita fachada, como la adoraba. Habían algunos alumnos de mi universidad disfrutando de un buen café o malteada, lo que sea que estén tomando.
    Al entrar vi que habian más, si qué era duro atender una buena cafetería con solo dos trabajadoras...


    —Ino, quiero trabajar...
    —¿Qué?

    La amiga de mamá de pronto se detuvo al atender una mesa, me miro confundida y luego solto a reír, dejo lo que pidieron dos muchachitas y luego camino para ir por otra orden.

   Mamá estaba preparando las ordenes que salian y, mientras, atendía a los que recién llegaban.

    —Por favor, se nota que necesitan ayuda.
    —Bueno, podemos conseguir a alguien más que no seas tú.
    —Por favor...
    —... ¿De verdad crees que con eso te dejaré entrar tan fácil a la vida de Sakura?
    Ino parecía estar fastidiada, me miro si decir nada por unos segundos y se volteo.
    —Por favor... Ayúdame...
    Pareció pensarlo un poco más, aun no parecía totalmente convencida, le echaba un vistazo de nuevo a todos los clientes, y los poco que llegaban. Susurro una pequeña maldición pero finalmente novio su cabeza.
    —Bien... Ve con Sakura y dile que te de un mandil y que nos ayudaras.

    Sonreí y me acerque para abrazarla, ella me dio unas palmadas en la espalda mientras sonreía con suavidad.
    —¡Pero no te voy a pagar! —Casi grito con fuerza, yo solte una risa y pude ver como mi mamá nos miraba con curiosidad.

    Me fui atrás del mostrador, mi mamá se detuvo unos segundos y me miro sonriendo pero a la vez confundida.
    —No puedes estar de este lado...
    —Ino acepto que trabajará aquí, así que seré tu nueva compañera.

    Ella me sonrió y solto una risa mientras negaba. Luego me hizo una seña y luego apunto hacia la cocina de la cafetería.

    —Que bueno, ya le había dicho que necesitábamos unas manos pero no me hacia caso. Ahí adentro encontraras un mandil para trabajar algunos días.

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