Capítulo 25: Momento de Cambiar

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Irene

Pensé que Eduardo vendría a hacer alguna barbaridad, que le diría a mi abuela que me aleje de su hijo por ser una aprovechada de no se el que. 

Pero me equivoqué. 

Bastante.

Nos veremos otro día, el seis no puedo.

Respondo a la invitación que me hizo Víctor hace ya un rato.

El padre de Daan había venido para invitarnos a comer. 

Sí, a comer a su casa. El día de reyes. 

Durante su visita tomamos algo de té y él nos ofreció varias piezas de embutido por venir a visitarnos sin cita previa. La nana y él hablaron un buen rato y yo —de vez en cuando— contribuía algo, pero estaba pendiente de otra cosa. 

Sofía, su mujer.

Es imposible que ella esté enterada y de acuerdo con esta visita. Parecía muy seria cuando me vió en el jardín, no estaba bromeando y creo que ya no me quiere merodeando alrededor de su hijo. 

Que Eduardo venga tiene que haber sido sin preguntarle opinión a su esposa o igual todo esto es una trampa. Ya no sé qué pensar.

Además, no entiendo muy bien que cambió en Sofía, no entiendo porqué cambió su opinión sobre mí tan rápido. Antes parecía amarme.

La verdad no me apetece comer en el mismo lugar que ella. Ni siquiera creo que quiera verla en cualquier otra situación. 

Me sentí ofendida, como en aquella comida familiar a la que me invitaron y el primo de Daan me insultó. Lo sentí como si fuera un deja vu de aquel día. No sé si decírselo a alguien, a Daan o callarme y separarme de él como me pidió su madre.

—Voy a ir a organizar los archivadores y los libros del próximo semestre. —aviso a mi abuela cuando me canso de comer lomo.

En mi cuarto hago lo que prometí. Aunque no consigo que sea un momento entretenido, más bien me frustro porque me doy cuenta de todo lo que está por llegar: Principios de la microeconomía, estadística I, derecho de la empresa, dirección y organización empresarial y matemáticas II. 

Una mierda que no me interesa en absoluto, ¡ni siquiera sé lo que son la mitad de cosas!

Necesito encontrar lo que me apasiona ya. Necesito dejar la carrera y ponerme a hacer algo que me interese. Pero ¿qué?. No lo sé y eso me decepciona y me causa un poco de ansiedad.

¿Porque todos saben lo que quieren hacer con su vida y yo no puedo ni elegir entre leche entera, semidesnatada y desnatada? 

¿Por qué?

Esto no puede seguir así. Me estoy adentrando mucho en un terreno que no me está interesando nada aunque lo intento. Necesito encontrar algo que me llene. 

Está decidido.

—¡Oreo, hoy voy a encontrar mi pasión! —mi perro me mira como si estuviera loca cuando lo digo pero no dice nada, solo se acuesta y me ignora.

Seguro que sabe que te va a llevar mucho tiempo, Irenediota. Por eso se tumba.

Por el resto de la tarde investigo un poco en el teléfono. Busco de todo: grados, ciclos superiores e incluso cursillos. 

Pero nada.

Hasta que me sale un enlace interesante: 

No sé qué estudiar ¿qué hago? Dinos tus aficiones y te diremos cuál es tu mejor opción.

No puedo evitar clicar. 

Lo primero que aparece es un test en el que me mandan responder con: siempre, a veces y nunca. Lo resuelvo con poca dificultad y continúo con más preguntas sobre qué hobbies tengo. Me dan una lista y tengo que seleccionar. Elijo cocinar, tejer y coser, jardinería y animales. 

Rodando hacia tu corazón | Hacia algún lugar #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora