2. Aquellos ojos verdes

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"No olviden votar y comentar mucho. Este capítulo es...un tanto nostálgico"

Capítulo 2
Olivia Rotshild

—Este es el contrato—indicó Martha, dejando el papel en la mesa del avión—.He llegado a un acuerdo justo para todos.

Observé las letras del contrato por unos segundos.

—¿Y de cuanto se trata? —pregunté, frunciendo el ceño.

—Diez millones de dólares—contestó orgullosa—, muy aparte de los gastos extras, claro.

—¡Diez millones! —repetí eufórica—, joder, pero…es solo un show.

Estaba anonadada por la cifra. A pesar de mis años en la industria, era la primera vez que recibía un pago de tal magnitud.

Martha, arqueó las cejas y le pidió a la aeromoza que nos trajera algo de beber.

—No solo es un concierto, Olivia—aclaró con el dedo—. Es el concierto que se va a encargar de consolidarte como la nueva reina de la industria—explicó, agrandando los ojos.

La mire asombrada y asustada a la vez.

La señorita volvió con el champagne en la mano y las copas en una bandeja. Le hice una señal con la mano para que no se molestase en servirnos, ya que definitivamente una copa no iba a bastar para celebrar esta noticia.

—Martha, no puedo creérmelo…—dije reacomodándome en mi asiento mientras me las arreglaba para destapar la botella. —¿Tienen pensando algo para el show?

—El equipo aún está planeando la reunión para llegar a un acuerdo—ella, dio una pausa para respirar y recostarse en el respaldar—, lo que sí sé, es que debes estar a la altura. Coldplay, Lady Gaga y Beyoncé ya dejaron huella, es tu turno. Tiene que ser asombroso.

Dios…

—¡Debemos celebrar esto! —grite, logrando por fin, destapar la botella.

Un poco de espuma cayó sobre la mesa, mojando el contrato.

—Tenemos copia de esto, ¿verdad?

Martha me miró con mala cara y, finalmente, asintió. Di un brinco y me pare del asiento para repartir champagne a toda la tripulación, que se resumía en Max, la aeromoza y el copiloto, quienes rechazaron tomar conmigo, por supuesto. Eso no me importo mucho, ya que entre broma y broma me termine acabando media botella.

—Alguien quítele la botella—mandó la alta mujer mientras tecleaba algo en su laptop.

Max, fue el primero que intento quitarme la botella.

—Señorita, por favor.

—¡Suéltala! —él tiraba de la botella muy suavemente, al menos para su tamaño lo era.

Finalmente, el grandulón termino por quitarme la bebida de las manos. Estaba tan animada que me trepe en él como una araña para intentar recuperarla, pero había jugado tanto que ya estaba exhausta.

—Has ga-ganado esta vez—balbucee entre risas, recostándome en el asiento.

Estaba a punto de volver a hablar, pero el asiento estaba tan cómodo que, sin querer, me quede dormida.

**

—Señorita—llamó la voz de Max—, hemos llegado.

Me removí en el lugar, volviendo a cubrirme con la mantita.

—¿Tan rápido? —cuestione, frotándome los ojos.

—Has dormido tres horas de corrido—objeto, Martha acomodándose las jafas oscuras—Los espero abajo, no tarden.

Tu eres mi estrella #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora