4. ¿Y nosotros?

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"Espero estén muy bien. Perdón por no actualizar la semana, me encontraba muy ocupada. Pero aquí está. Con Ethan de regalo ;) a leer"

Capítulo 4
Olivia Rotshild

El sol del medio día iluminaba a las plantas que yacían a mi alrededor. Las hacia lucir más bonitas, más verdes, más vivas.

Me encontraba en la terraza del apartamento que, después de unas semanas, nos habían entregado para nuestra estadía en Nueva York. Respirando e intentando canalizar todas las emociones que llevaba dentro, tal y como me lo había recomendado la psicóloga en nuestra última sesión. Aún no tenia noticias del detective, al parecer, la investigación había resultado ser más difícil de lo que creía y era necesario esperar para poder llegar una conclusión, que para ser honesta, sentía absurda. Ethan, ya no estaba. Y no había forma de retroceder el tiempo para despedirme de él o siquiera, para reclamarle lo que hizo. Así era la vida y tenía que aprender a continuar con eso. Pero no podía, una parte de mí necesitaba saber que había sucedido con él. Y sabía que no estaría tranquila hasta descubrirlo.

Por otro lado, Gael llegaba hoy. Después de la discusión por las fotografías, él había tomado la decisión de publicar un extenso comunicado en sus redes sociales desmintiendo el supuesto romance con la mujer, asegurando que me amaba y respetaba por sobre todo. Así que, lo perdone.

Como no hacerlo después de todo.

—¿Puedo? —oí la voz de Martha hablar a mis espaldas.

Giré hacia ella y con una sonrisa, asentí.

—Se viene una semana intensa—exclamó, apoyándose en el barandal al igual que yo.

Inhale profundo.

—Lo sé.

El silencio se hizo presente por solo unos segundos.

—Olivia…—la mujer se detuvo tras mencionar mi nombre. La observé inquieta, así que le pedí con la mirada que continuara—, hoy empiezan los ensayos del show y te necesito enfocada en ello. Hemos trabajado muy duro para que esto sea una realidad. Y ahora que lo es, no podemos cometer errores. 

Enarque una ceja y cuestione:

—¿A que va todo esto?

Martha, se separo del barandal. Hice lo mismo mientras nuestras miradas coincidían.

—Max, me avisó de tu salida a medianoche la semana pasada.

Chismoso.

—Yo solo…

Ella interrumpió.

—No tienes porque explicarme nada—su semblante era sereno, pero su voz demandante—.Sé que tienes una vida privada. Todos la tenemos y lo respeto. Lo que no puedo tolerar como tu representante, es que ignores el hecho de lo que eres. Detrás de todo artista hay esfuerzo y disciplina. ¿Lo entiendes?

Bajé la mirada y asentí. Este era un llamado de atención por todo lo sucedido antes, lo sabía. Y en cierta forma, lo agradecía. Martha se había convertido en una segunda madre para mí. Y la respetaba como tal. En parte, le debía esto. Es por ella que conseguí mudarme a Los Ángeles y convertirme en lo que soy. No pensaba defraudarla.

—Vale, ¿Cómo va la terapia? —volvió a hablar, cambiando radicalmente de tema.

Las dos seguíamos en la misma posición.

—Bien, supongo—contesté, un tanto distante.

Ella se aproximó y me apretó el hombro en señal de apoyo. Típico de ella en momentos sentimentales.

Tu eres mi estrella #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora