6. Estamos vivos.

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"Perdón por la tardanza, he tenido mil cosas que hacer, pero aquí está. Nuestros protis están a nada de volver a decirse...lean para más XOXO"

Capítulo 6
Olivia Rotshild


Cuando abrí los ojos, todo a mi alrededor era oscuridad. Las paredes grises de mi habitación solo tenían un ligero color amarillento por las luces que se colaban tras mi ventana, dejando un triste escenario frente a mí. Cada una de mis extremidades se sentían cansadas, entumecidas por un extraño dolor que iba recorriendo mi cuerpo lentamente hasta hacerme recordar aquella pesadilla que estaba viviendo.

Me senté en el borde de la cama, apoyando las manos sobre el edredón blanco para mantener la estabilidad de mi cuerpo debilitado por el dolor y la tristeza. Aún no era consciente de lo retorcido que habia sido todo, solo tenía la imagen de su sonrisa proyectada en mi mente, de todas aquellas promesas que nos hicimos. De las noches en las que lloraba sin cesar . Simplemente, mi instinto intentaba salir de aquel hoyo en el que me había hundido, y el cual no parecía tener salida. Extendí mi mano hacia el velador y presioné el botón de encendido de mi móvil. Eran las cinco de la mañana, joder... la misma hora. Tenía los labios agrietados y la visión desenfocada puesta en la nada cuando intente levantarme.

Me sentía una mierda.

—Hay alguien aquí…—llamé con la voz temblorosa—.Por favor…

No había nadie.

Estaba sola.

Completamente sola.

Empecé a caminar con dificultad hacía la cocina. Necesitaba de agua para poder hidratarme y opacar esta sensación de nauseas tan intensa que me revolvía el estómago. Me agarré de las manijas de las puertas, respirando hondo y soltando bocanadas toscas de aire hasta llegar a la refrigeradora. Tomé una botella y me senté en el piso, sintiendo como el agua fría refrescaba mi garganta. Peine hacia atrás los mechones húmedos de sudor con la mano y me tumbé. No planee moverme de ahí, solo quería no sentir esto que estaba sintiendo. Las lágrimas nublaron mi visión hasta quedarme dormida.

Cuando Martha llegó, yo ya me encontraba un poco más estable. Me había bañado y maquillado para los ensayos de esta mañana. No sabía como lograba fingir todo esto, si lo único que quería era estar metida en mi cama apartada del mundo. Tenía el alma rota. Estaba tan aturdida, que todo a mi alrededor parecía un extraño sueño, uno del que me quería despertar.

—La estructura ha quedado increíble—alagó ella, observando su iPad—. Los ingenieros van a estar ahí supervisando todo.   

Asentí, metiendo algunas prendas a la maleta del deportivo.

—¿Todo marcha bien? —cuestionó, rebuscando mi mirada—.¿Algo ha pasado?

No podía fingir frente a ella, pero, simplemente no tenia la capacidad de hablar de algo así tan a la ligera. Menos ahora, que estaba hecha mierda.

—Tomé las pastillas, otra vez.

—Olivia—se puso de pie de inmediato para acercarse a mí.

—No lo sé…—los ojos se me llenaron de lágrimas. No podía contarle la verdad—Solo, siento que esto fue un error. 

—¿De qué hablas?

—Esto. Nueva York. Dejar mi hogar, todo…—contesté, sorbiendo por la nariz—. Creo que no estoy lista.

—Olivia—la mujer apretó mi hombro—, no lo entiendo…

Créeme, yo tampoco.

La miré e intenté contestar algo, pero no pude.

Tu eres mi estrella #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora