3. Una mirada al pasado

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"No olviden votar y comentar mucho. Lxs quiero. Gracias por apoyarme"

Capítulo 3
Ethan Babcock

Mierda.

Caminaba apresurado hacia aquel mirador situado en el centro de la ciudad, maldiciendo el momento en el que se me ocurrió ir hacia su hotel. Maldiciéndome por haberla dañado de esa forma, otra vez. Era consciente de que esto podría traerme problemas, pero...no tenía específicamente las palabras correctas para describir lo que sentí en el momento que nuestras miradas coincidieron. Fue un escalofrió que repetiría toda la vida. Sus ojos color miel asustados, tímidos y expectantes ante mí. Tal y como aquella mañana en la que la pille espiándome tras la cerca. Solo que ahora éramos dos recuerdos lejanos de lo que un día fuimos.

Pasé mi mano por mi cabello, intentado acomodarlo y subí las pequeñas escaleras de aquel edifico naranja que servía como fumador y mirador a la vez. Casi nunca venia gente, así que lo sentía como mío. Como si aquel lugar, fuera el único espacio en el que podía ser libre. Sin temor a que algo malo sucediese. El aire revoloteando algunos mechones de mi cabello—antes acomodados—me avisaron que había llegado al ultimo piso. Metí mis dos manos a mi bolsillo y camine lentamente hasta el borde del edificio, me apoye en el muro de seguridad y observe el cielo naranja que combinaba perfectamente con toda la ciudad. Y me quede ahí. Pensando en que quizás esta seria la ultima vez que la vería.

Estaba tan hermosa. Siempre lo habia sido, solo que ahora...habia algo especial en ella. En su mirada. En sus labios. No lo sé, quizás si la hubiera tenido más cerca, hubiera podido descifrar ese «algo» especial en ella que deslumbraba. Que me cautivaba hasta el punto de hacerme cometer estupideces.

—¿Qué demonios se supone que estás haciendo?—susurre, para mí mismo.

Por un momento, pensé en una realidad paralela en la que, de seguro, seguiríamos juntos. Quizás, hubiera entrado a la universidad para estudiar literatura o leyes, no lo sé. Cualquier cosa. Olivia, sería una exitosa cantante, tal y como lo es ahora, y yo la apoyaría. Tendríamos una hermosa casa en las afueras de Londres, donde nuestro perro podría correr por las colinas mientras ella y yo lo observaríamos jugar con las ramas que caen de los árboles. Y si ella estuviese de acuerdo, tendríamos una niña. Bueno, sé que seriamos muy jóvenes, pero...pero nada. Eso no existía.

Mire una vez más al cielo, antes de volver a casa. Si es que a ese cuartucho se le podía llamar de esa manera.

Aquella noche, cene pasta recalentada del día anterior. Y la comí en la cama mientras buscaba el nombre de ella en Google. Era la primera vez que lo hacía. Solo necesitaba asegurarme de que estaba bien. Al darle clic, salió una breve biografía de su vida y carrera como primer resultado de miles más. Me distraje por unos segundos observando sus fotografías. No pude evitar sonreír mientras iba una por una, intentando grabarme su rostro; ese rostro que solo podía tocar en sueños. Solo basto revisar algunas fotografías más para ver a aquel sujeto de cabello platinado a su lado, tomándola de la cintura mientras ellos dos sonreían. Sentí como un nudo se formaba en mi pecho, uno que iba apretando cada que veía otra tras otra de ellos juntos. Decidí entrar a una página redireccionada y empecé a leer una nota sobre ellos: «Gael Collins, el vocalista de la banda ZYK acaba de confirmar su relación con la estrella pop Olivia Rotshild. Afirma que no descansara hasta llegar al altar con ella, quien catalogó como la mujer de su vida. Si bien, Gael Collins está a la altura de una de las cantantes más revolucionarias de los últimos años, este ha ganado mucha más popularidad y relevancia en los medios desde que comenzaron los rumores de su relación. ¿Esta será la nueva pareja estelar de la industria? Solo el tiempo lo dirá»

Cerré de inmediato la pagina y, sin pensar en lo que acababa de leer, me metí en la sección de noticias recientes. Olivia estaba bien. Ya se había filtrado la noticia. Cerré fuerte la tapa de la computadora y me dirigí hacia el refrigerador para tomar una lata de cerveza. Salí por la ventana de mi habitación y me senté en las escaleras de metal. Ella había conseguido continuar con su vida después de todo y no la juzgaba, ella merecía alguien a su nivel. Alguien que pueda amarla y cuidarla. Ella...estaba bien sin mí. Fue triste y alegre en parte, pero liberador.

Tu eres mi estrella #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora